Venezuela

La mano del hombre alcanza y pone en peligro la biodiversidad en Canaima

Los tepuyes del Escudo guayanés, al sureste de Venezuela, son las mesetas más antiguas del planeta Tierra y ocupan más de un millón de kilómetros de extensión. Además es una de las zonas de mayor biodiversidad, con más de 2200 especies, y no había sufrido por la intervención del hombre… hasta ahora.

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FOTOGRAFÍA: AP

El turismo en el Parque Nacional Canaima nunca había sido considerado una preocupación para los investigadores de biodiversidad, geografía y vegetación. El acceso a las mesetas estaba protegido gracias a las altas paredes verticales de las montañas, por lo tanto, eran casi libres del impacto de las acciones del hombre.

Así lo señala un trabajo de investigación del diario español El País, publicado en su sitio web.

En el año 2010 un equipo de científicos que lleva trabajando en la zona desde 1984 descubrió alrededor de 13 plantas que no eran autóctonas de las formaciones montañosas, dos de ellas especialmente agresivas: las gramíneas Polypogon elongatus y Poa annua.

En una visita posterior, los investigadores comprobaron que estas plantas introducidas por el hombre se han extendido por la cima de los tepuyes, amenazan la existencia de las especies nativas poniendo la biodiversidad en peligro debido a las actividades de turismo.

Valentí Rull, del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera, ubicado en España, explica que “el problema de las plantas invasoras es que crecen más rápido que las autóctonas, a las que desplaza, y el peligro es que se pueden extinguir”.

Según El País, los investigadores exigen que se tomen acciones cuanto antes en la región guayanesa para evitar el esparcimiento de las plantas y los daños que las gramíneas puedan causar.

El equipo no solo encontró plantas invasoras, sino también las muestras de aguas tomadas estaban contaminadas por bacterias fecales de origen humano. Esto se debe al manejo inadecuado de los desechos sólidos de los turistas, los cuales han dejado bacterias cerca de los cuerpos de agua.

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Paso dificultado

Entre las medidas recomendadas está restringir el turismo al Roraima y Auyantepui, los únicos tepuyes a los que se pueden subir. Asimismo, un plan de actuación a largo plazo por parte del Fondo para la Protección del Guayana. “Y luego vigilar que eso se cumpla, porque también hay mucho turismo ilegal y mucha corrupción”, cuenta Rull.

La mayoría de los tepuyes, alrededor de 50, se encuentran en Venezuela. El investigador español asegura que esto dificulta el plan de resguardo de la naturaleza, ya que el gobierno venezolano no permite que se gestione lo que le pertenece y, además, no cuenta con los recursos suficientes para garantizar la conservación de las mesetas.

El estudio de estas formaciones montañosas significa un importante recurso natural para comprender el origen y la evolución de los ecosistemas montañosos. El paso de los investigadores a las mesetas se ha dificultado por procesos burocráticos que se extienden hasta los dos años, e incluso al pasar ese periodo, no les conceden el permiso.

“Esto es muy contradictorio porque los que vamos allí a investigar cómo conservarlo tenemos más limitaciones que aquellos que van y no sienten ningún respeto por el entorno”, afirma Rull.

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