Venezuela

Tabare Alonso y su sueño en dos ruedas

La visita a Caracas de Tabare Alonso despierta la curiosidad de todo interlocutor y curioso en cualquier parte. Iniciador del proyecto del Sueño de América, en el cual recorre todo el continente en una bicicleta, este uruguayo comparte los detalles y las impresiones aquí descritas como reflejo de un gran universo de posibilidades dentro de lo suelos de América. Y en dos ruedas.    No hay nada más irresoluto que una determinación de un viaje sin rumbo. Esos en los cuales el periplo puede presentar fuertes encrucijadas. Y no hablamos precisamente de la vida, sino del movimiento que la misma vida te pide. Y si es en dos ruedas a pedal, pues más compromiso arropa. El hecho de que Tabaré Alonso haya surcado todo nuestro subcontinente es algo real y absolutamente continuo.

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Tabaré es de Soriano, uno de los 17 departamentos que conforman la República Oriental del Uruguay. Montevideo fue su residencia por 10 años de esas rutinas sumidas en quehaceres convencionales. Eso, hasta que decidió montarse en su bicicleta MTB (también uruguaya y de las más económicas) y salir al mundo.

Así es como este sureño tiene 10 meses viajando sobre dos ruedas hasta llegar al Norte, pero al del América del Sur. Él mismo afirma que no se trata de un desafío. No hay metas a cumplir. «Lo único de que se trata esto es de conocer y aprender». Si le gustaba un lugar se quedaba cinco o diez días. Por ejemplo, la isla de Margarita lo retuvo unos 15.

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Ahora mismo se encuentra en Caracas a punto de partir de surcar centro-occidente y los Andes venezolanos para incursionar en tierras colombianas.

Fue una transformación

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«Bueno, tenía un trabajo como todo el mundo. Soy técnico en informática. Tenía una vida convencional, amigos, club, salidas los fines, etc. Y siempre en vacaciones me iba a lugar lindo, pero solo unos días. Podía ser un mes. Pero ya. Siempre quise conocer lugares como Roraima, la Gran Sabana, el Caribe, el Amazonas. Todos los lugares que pude visitar ahora en la bici, los pudiese haber visitado a lo largo de 50 años, teniendo una vida normal, si me pongo a contar: Laguna 69, Llanganuca, son por ejemplo lagos que están dentro de las montañas.  En medio de las cordilleras. En una situación regular tienes que tomarte una licencia de 20 días en un trabajo normal. Entonces lo que me motivó fue, además del súbito abandono de la rutina, poder conocer bien y aprender de los sitios a los que voy y me  planteo visitar. Y eso requiere tiempo.»

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La conversa con Tabaré tuvo que ser muy concisa. Muchos medios y reuniones le esperaban en Caracas. Nuestro papel, en cierta agenda que acarrea el oriental en nuestra capital fue intempestivo.

Sin embargo el relato en que Tabaré se enfrasca devela, además de gratitud, una claridad concisa basada en sus logros, metas y, sobre todo, en la idea de que se ubica en medio de un emprendimiento severo y constante: el de seguir rodando hasta el final.

Para Tabaré Venezuela parece ser un punto álgido. Algo que le tiene, si no distraído, ocupado y a gusto. Algo que tiene que ver con un tema de calidez, aunque muchos no lo crean.

Es posible que Tabaré pueda hacer buenas menciones de puntos geográficos, como si de una clase se tratara. Pero este mapa explicativo es el que vamos a dejar de tarea.

«El país en que más días estuve fue Perú. Pero fue porque estaba a 6000 mts de altura. Luego bajabas a 1000. Luego subías de nuevo 1500 mts. En este orden: Callejón de Huaylaz,. Después la Cordillera Los Andes, Y posteriormente la Coordillera Azul que es la que termina donde empieza la selva peruana.» 

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– Ya vimos en el mapa, porque nuestra primera duda era la siguiente.  Siempre se podría pensar que, saliendo de Uruguay, es más fácil bordear el oriente brasilero hasta llegar a la Guayana. ¡Pero optaste por las cordilleras!

–  Uruguay, Argentina, Bolivia Perú y Brasil de último. Pero por la Amazonia. Si me iba por el otro lado me perdía Machu Picchu, la Cordillera, lugares increibles. Mucha subida. Hasta 6500 mts para arriba. A veces hacía 20 km de subida en un solo día. A veces de 0 a 3000 mts en un día.

– ¿Y el tema de la resistencia?

– No, bueno. Me cansaba como una viejita.

– Pero parabas en pueblitos o algo…

– Fijate que, por ejemplo en Perú estuve durante 20 días completamente solo. Habían muy poquitas comunidades y son muy cerrados, de paso. Entonces es difícil integrarse. En la Cordillera de Los Andes. Yungay. La zona de Huaraz. El GPS se me rompió en Perú y estuve dos días sin comer. Esto fue en el Desierto de Ica, que está junta a la costa del Pacífico. Empecé a caminar por la costa pensando que había un pueblo y nada. Es muy fácil perderse. Pasó un pescador. Y me preguntó si me llevaban. Yo dije que no, pero me dijo que me faltaban cuatro días para llegar al próximo pueblo. En carro eran cuatro horas.

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– Y ahí modificaste la ruta…

– Sí. En principio yo quería llegar desde Perú a Ecuador. Colombia y Panamá. Pero siempre tuve en mente, desde que vi Up, la película de Disney, visitar el Roraima. Ahí empecé a bajar la Cordillera de Los Andes, seguido por la Selva Peruana. Luego en Brasil navegué el Amazonas. Después pedalee hasta Santa Elena de Uairen.

– Al bajar de la Coordillera Azul empieza la Selva Peruana ¿ Cómo se asimila ese cambio drástico sobre ruedas?

– Cuando bajé y tuve de frente la selva abordé el clima tropical. Ahí descansé de todo el frío que traía a cuestas. Pero al mismo tiempo empezaron algunos padecimientos e infecciones. Pero seguí por Brasil. Hasta Manaus. Y de ahí a tierras venezolanas.

Venezuela entrando por la Guayana 

«Desde Santa Elena hasta Caracas es todo plano. Ya llevo casi tres meses acá. Fijate (sic) que yo pensaba estar en Navidad en Santa Marta, Colombia. ¡Y mirá donde estoy! Puedo decir que mi velocidad de viaje varía en el cariño de la gente y en Venezuela eso abunda»

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«Aún me falta llegar a Maracay (con parada obligada en Choroní), Valencia, Barquisimeto. Después Maracaibo, Mérida, San Cristóbal y ya ahí paso a Cúcuta, para subir a Santa Marta pasando por Bogotá, de ahí a Cali y a Medellín, luego retrocedo a Santa Marta para continuar por Barranquilla y de ahí sigo a Panamá. Hay otra etapa posterior que es Panamá-Estados Unidos. Y ahí ya veremos.»

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El Famoso Peligro del que te hablan

«Yo estoy viajando de una manera muy humilde y austera. Lo que te hace tener poca percepción de ese peligro se puede ver o del que se habla. Entiendo que los peligros estén presentes pero en Venezuela a mi no me ha pasado nada. Creo que se vale de que no estoy aparentando nada, ni mostrando nada que me pueda comprometer. Puedo tener una cámara de de $4.000 pero no la estoy enseñando. Nadie sabe o nadie lo sospecha. Pero nunca falta la gente que por cuidarte te aconseja siempre  y te dice “no hagas esto” o “no hagas lo otro”. Todas las personas me transmiten sus inseguridad y sus miedos al respecto.

– Cualquiera supondría que te han robado

 – En Brasil, en Manaos, me robaron la bicicleta. ¡Cómo me ayudaron a recuperarla. Fui a un barrio donde suelen ir las cosas robadas y la conseguí sin mayor problema. De uno que te hace mal, cincuenta personas te ayudan.

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«Una de las premisas de mi viaje es que no suelo hablar de las cosas malas de los lugares. Sin embargo, veo las cosas malas. Estoy rodando a 10 km hr y las cosas se ven. La colas, el hambre. La basura…»

  – ¿Y el asunto con los repuestos de la bici?

– Cuando salí de viaje me preparé bastante para todos los escenarios: tenía un caucho de respuesto al salir, pero he tenido que cambiarlas. Tengo un par de tripas de respuesto y una infinidad de parches. Son incontables las veces que me he pinchado. Me di cuenta de que en cualquier lugar hay gente que sabe de bicis. Pero por ejemplo ya en la Guayana se me rompió el piñón y solo lo pude arreglar en un taller de autos, porque por ahí no había mucho ciclista.

– ¿ Cómo es el tema de la comida? 

– La bicicleta tiene cierta magia que te hace conectarte con todo el mundo. En bici te das cuenta de que siempre hay casas, siempre hay algún lugar para pedir agua, siempre hay alguna casa donde preguntar “¿señora, puedo calentar aquí esto?” Ese es el tema de la hospitalidad, que la hay en todos lados. Y aquí en Venezuela muhco más-  A veces, como siempre,¡ te dicen “mira, de aquí a 100 km no hay nada”. Falso. Siempre hay un sitio donde parar. Lo que pasa es que en un carro puedes no ver nada alrededor.

 – ¿Y el presupuesto?

– Estuve ahorrando. Vendí todo y me mudé a una pensión. Y ahí se despertó más el interés. Empecé a ahorrar muchísimo. Mucha gente piensa que como estoy en bicicleta y viajo por todas partes tengo mucho dinero. Al contrario. Es demasiado económico. Lo unico que necesitas es comer, básicamente. En Brasil por ejemplo, la comida es regalada. Aquí en cambio no. Y con todo este problema de las colas y la escasez…

Caracas, Caracas

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Tabare lleva varios días en Caracas y está por partir de nuevo. Su tiempo aquí fue extendido por las razones que relataba en cuanto a esa hospitalidad sin precedentes en todo su viaje. El que no asimile bien esta noción que este ciclista maneja en cuanto a algunos aspectos en que los venezolanos poseemos una buena disposición intrínseca y afectuosa  – e incluso los caraqueños -, quizá deba tomarse la molestia de  revisar un trasfondo general que prevalece en nuestra dermis:  cierto cuidado y receptividad en lo que a la hospitalidad y bienvenida se refiere. Incluso, cuando esa anómala circunstancia en la cual el vehículo de Tabaré pueda parecer un instrumento débil para muchos, es en verdad una representación de fuerza y voluntad.

A Caracas le tocaron sus 10 imágenes. A través de un proyecto local, bien sea paréntesis de su estadía o un buen complemento, Tabaré lleva a cabo una documentación visual de su pasaje por la vapuleada y convulsa capital de Venezuela: así surge «Caracas en 10 imágenes».

Además de reuniones con emprendedores y personas que lo han tomado en cuenta como un buen ejemplo de búsqueda y realización, Tabare tiene una aspiración colectiva de su modo de proseguir la vida.

Y así fue como concordamos en que pedalear en nuestra capital tiene lo suyo.

Dentro de sus proyectos, mientras recorre sus destinos en dos ruedas, Tabare documenta, bloggea y pone al día el registro de su viaje. O mejor dicho, su emprendimiento.

«Yo me considero un emprendedor que hay fallado varias veces. Empresas de informática. Multinivel. Éste, el del cicloturismo, es necesario mantenerlo y avanzar en ello pues para mi es un emprendimiento más. Y, a pesar de ser un sueño que estoy logrando siempre el fracaso me llama a la puerta tentándome.»

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«Hay infinitas cosas que una puede hacer incentivando, dando charlas, documentales. Y generar un poco de plata para seguir viajando. Estando acá no te das cuenta. Por ejemplo, generar una aplicación para enlistar todos los lugares turísticos de Venezuela y que la gente vote cuál es el mejor o que suba fotos. O cuál es más idóneo para hacer ciclismo. O por ejemplo una red de cicloturismo para medir cuántos cicloturistas están en Venezuela y por dónde andan. Son ideas.»

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El Domingo 5 de Febrero en Caracas se realiza una actividad de despedida  «Estaremos recorriendo las calles de esta ciudad en la #GranRodadaUrbana de febrero, organizada por la gente #MasaCritica. Arregla tu vieja bici o consigue una prestada y acompáñame a disfrutar en dos ruedas las calles de esta ciudad que me ha recibido con tanto cariño.»

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–  Aquí la gente no anda mucho en bici. O eres un súper deportista con mucha pinta, todo ajustado, con los gears y el outfit más profesional. Complementos. Algo que que denota cierta arrogancia y derroche. Del otro lado está los soñadores, ecologistas, hippies sin remedio que creen en cierto activismo libertario. Son dos estereotipos marcados. ¿Cómo te han catalogado a ti?

– Bueno, estando del lado viajero, yo tomo el lado más aventurero. Soy emprendedor. Esto es un proyecto. Estoy en el medio de esos dos. Yo no me considero hippie. Los hippies que conocí en Argentina eran esos que hacían artesanía y que jugaban con fuego. Yo no sé hacer nada de eso. Sólo se andar en bici, viste. Documento, hago fotos y videos. Pero no soy hippie.

En su página hay más detalle de su progreso biciandante.

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