Venezuela

El Complejo de Hipo en Venezuela

Hip… Hip… Hip… Así hacen los venezolanos que todavía escuchan las interminables cadenas de radio y televisión, más lo que reciben permanentemente por las redes sociales, dado el férreo control mediático existente en el país.

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En ese proceso hegemónico comunicacional se divulga de forma desarticulada y al ritmo del cómo vaya viniendo vamos viendo, supuestos avances que el país capitaliza como la presentación de eventos internacionales tales como la ‘Venezuela potencia’ en la que el montaje teatral llega a ser comprado por algunos despistados.

Quién lidera la teórica estrategia comunicacional en Venezuela es la persona que fue ‘elegida’ por una parte del pueblo para presidir el país. ‘Copia’ a su líder y antecesor en el cargo, incluso en los gestos y el énfasis en algunas palabras, sobre todo cuando descalifica. Cada decisión es producto de la coyuntura de turno y la misma se puede rectificar a las horas, sobre todo, cuando esta tiene repercusión internacional. Lo más llamativo del caso, es que hasta el momento todos siguen en sus puestos como si aquí no hubiese pasado nada.

Solo se puede decir que la capacidad de asombro ha caducado y lo único que pudiera sorprender sería una decisión que mejorase la situación actual de alguno de los innumerables problemas que aquejan al país. Este efecto lo denominamos a partir de ahora como el Complejo de Hipo. Si, como lo lee, sólo una decisión que corrija alguno de los problemas que son inducidos por el ‘gobierno’ y que afectan al ciudadano de a pie, es lo que rompería la sequía en materia de credibilidad y haría desaparecer el Hipo.

Al examinar tanto los acontecimientos como los indicadores reales provenientes de fuentes académicas confiables, o de organismos internacionales, o de ONG, se puede verificar como la inacción política, o decisiones violatorias a la Ley, han generado un quiebre técnico de Venezuela y esas medidas conforman la regla y no las excepciones. Sin lugar a dudas se sigue la línea de un guion diseñado para conducir al país al desastre, y lo que más llama la atención, sin ruborizarse ante propios y extranjeros (comunidad internacional).

Si el mundo actual se caracteriza por la velocidad del cambio tecnológico, Venezuela lo hace por la velocidad con la que se toman decisiones que empeoran tanto el nivel como la calidad de vida del ciudadano. Lo más llamativo del caso, es que los gobiernos se evalúan por la calidad de sus gestiones y aquellas que no cumplen con las promesas y compromisos adquiridos son castigadas, en principio, con el voto, pero en caso de situaciones de carácter excepcional, que afecten de manera grave a la sociedad, se puede acudir a otras medidas que permiten acortar períodos legislativos. Esas opciones están incluidas en la Constitución. El caso de mayor calado en la Venezuela reciente fue la destitución de Carlos Andrés Pérez de la presidencia durante su segundo mandato.

En la denominada quinta república se superponen acontecimientos a tanta velocidad, y en nombre de algo denominado Socialismo del Siglo XXI (definición que todavía no logro descifrar y no conozco un referente escrito de su significado), que la capacidad de obsolescencia del escándalo anterior es el más rápido del mundo y por esa razón se van evaporando casi instantáneamente.

Hechos considerados en otros países como situaciones de extrema gravedad conducentes a un catálogo de decisiones que van desde destituciones, denuncias, procesos legales, arrestos y hasta adelantos de comicios electorales, en esta incipiente república no pasa nada, y los que ejercen el poder político siguen en sus cargos. Todo ello conduce al Complejo de Hipo. Por lo menos a mí me sobreviene con regularidad ¿y a usted?

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