Venezuela

La oposición de Catia y el 23 de Enero se encloseta por miedo

20 puntos de concentración convocó la oposición para la movilización de este sábado. Sin embargo, a esos se les pueden restar los que conformaban el 23 de Enero, la avenida Sucre y Catia. En esas zonas nadie se atrevió ni siquiera a vestirse de blanco. Lo que sí hicieron fue callar.

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23 de enero
FOTOGRAFÍA: EL ESTÍMULO | HAROLD ESCALONA

No más de 10 personas hacen una fila junto a la unidad móvil de la Feria Socialista del Pescado. El camión está estacionado en la Plaza 4F, a una cuadra del Cuartel de la Montaña. El 23 de Enero era uno de los 20 puntos de concentración convocados por la oposición venezolana para la jornada del 22 de abril, aunque en esa parroquia parecían no haberse dado por enterados.

“¿Es que hoy hay marcha?”, preguntaban arrugando la cara. En esa zona del oeste de Caracas la jornada transcurría con la apacibilidad propia de un sábado por la mañana. Talleres mecánicos, peluquerías, abastos, loterías, ventas de frutas y empanadas. Todos tenían la santamaría arriba. En el 23 de Enero –sede de colectivos como La Piedrita y Alexis Vive– ni por casualidad se dejaba ver alguien con la franela blanca y la gorra tricolor. “Si vienen para acá será pa´que los maten”, afirma Janeth García, habitante de esa parroquia desde hace 55 años. “Pueden venir, pero los colectivos no se van a dejar”, agrega. Janteh lo piensa y luego se contradice: “Hay que respetar la opinión de cada uno, pero estos se pasan. Esa vaina es terrorismo, ¿viste los saqueos en El Valle? Para acá que no vengan”.

El asunto es que la oposición ya llegó a esa parroquia, pero el temor a los colectivos hace que les dé miedo revelarse. La prueba está en los resultados electorales del 6 de diciembre de 2015. Por la circunscripción 2 del Distrito Capital, el diputado adjudicado fue Jorge Millán, del partido Primero Justicia. Nelson Pacheco se reconoce como uno de los que no está de acuerdo con el gobierno nacional, pero opina que es arriesgado salir a marchar desde ese sector: “Lo que hacen es amedrentarlo a uno. El consejo comunal advierte que si salimos a marchar no habrá bolsa de comida. El 23 de Enero ya no es chavista, lo que pasa es que la gente tiene miedo. Sin embargo, sí ha habido cacerolazos. Se nota la diferencia. Antes esto era muy, muy, muy chavista y ya no”.

Hortensia tiene 57 años y todos los ha vivido en el 23 de Enero. Ella también teme a los colectivos. “Esos bichos son peligrosos, pero la gente está cansada. Con revolución no se come. Si cacerolean, les echan plomo, pero ya la gente no les para. Esto ya es insostenible”.

Los chavistas todavía tienen su corazoncito. Así como Janeth, Sara Ramírez asegura que la zona sigue siendo 100% afecta al oficialismo: “Por aquí que no se reúnan a menos que quieran llevarse su rumba de coñazos. En estos días –no precisa cuándo– vino uno queriendo montar un toldo de Voluntad Popular en la entrada de El Observatorio y lo golpearon. Para que aprendan a respetar”. En esa zona la revolución entra por la boca. Esa mañana se corría la voz de que venderían una bolsa de comida por 12.000 bolívares; y en la tarde habría una jornada de salud. “Nosotros aquí vivimos en una burbuja roja. Sabemos que la situación no está fácil, pero aquí no tenemos problema para conseguir la comida”, asegura Pablo Martínez.

En la avenida principal de Los Flores de Catia, el discurso de los vecinos era parecido. Tampoco sabían sobre la marcha y no había ni una sola calle trancada que les indicara de la existencia de algún punto de concentración. Dicen, como queriendo que así se mantenga, que en Catia la situación ha permanecido tranquila. Cero guardias o policías con equipos antimotines. Los más cercanos son los que rodean el Palacio de Miraflores. Sus accesos sí permanecieron cerrados desde temprano, tanto por la avenida Urdaneta como por la Sucre. “Si yo estuviera acompañada, saliera a marchar, pero es peligroso. La gente tiene miedo”, coincide desde una peluquería sin clientes en Los Flores. Lo mismo que Luis González que asevera que si la gente de Catia sale a marchar tiene que ir a hacerlo desde otro lado.

“Aquí la gente no habla por miedo. Es mentira que todo el mundo es chavista, pero como tienen armas se callan. La oposición es de closet por el amedrentamiento, pero si usted pregunta en esos edificios todo el mundo es de AD, URD y Copei. En Monte Piedad hubo cacerolazos, y el 19 de abril le decían a la gente que si no bajaban a marchar no les iban a dar la bolsa. Es obligado, pero a la gente se le está quitando el miedo”, dice José Gómez. De frente lo miran un par de murales con el rostro del Che y de Robert Serra.

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