Venezuela

Con Dios y un rosario, la oposición toma por fin el oeste de Caracas

Miles de opositores venezolanos llegaron finalmente al oeste de Caracas, de manera pacífica y sin ser reprimidos por las fuerzas de seguridad mediante la denominada "Marcha del silencio", en la que se rindió homenaje a los veinte muertos que han dejado las violentas protestas que buscan la salida del presidente Nicolás Maduro del poder.

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FOTO PORTADA: CRISTIAN HERNÁNDEZ | FOTOS INTERNAS: ANDREA HERNÁNDEZ Y CRISTIAN HERNÁNDEZ

La oposición logró algo que se hacía impensable en Venezuela: traspasar sin un rasguño el populoso oeste de Caracas; esa especie de «muro de Berlín» imaginario que el chavismo había levantado gracias a la brutalidad de los cuerpos de seguridad y el financiamiento de grupos armados parapoliciales, que confinaba a los manifestantes en calles y avenidas del este de la ciudad.

Marcha del Silencio Andrea Hernández/El ESTÍMULO

Esta vez, la oposición se escudó en la fe y la devoción para cruzar la ciudad por primera vez en tres años. Vestidos de blanco, los opositores recorrieron 13 kilómetros con imágenes religiosas, rezos y cruces para llegar a la sede de la Conferencia Episcopal Venezolana en el sector de Montalbán para rezar por la memoria de los fallecidos y detenidos por la violencia política.

Marcha del Silencio Andrea Hernández/El ESTÍMULO

En un ambiente que recordaba una celebración litúrgica, los opositores llegaban por avanzadas a la institución católica. La religión y la política se mezclaron sin ningún rubor, a pesar de que los políticos y los religiosos presentes negaban ese cóctel.

«Es que nosotros somos venezolanos. Sufrimos por igual la crisis. Hacemos cola y somos víctimas del hampa. Yo estoy aquí porque soy religiosa y ciudadana», explicó Maury Cepeda junto a otras religiosas de la congregación Esclavas de Cristo Rey que marcharon kilómetros para llegar a Montalbán.

Marcha del Silencio Andrea Hernández/El ESTÍMULO

Optimistas y alegres, los opositores pasaron sin inconvenientes el gigantesco cordón de seguridad impuesto que dividía en dos a la ciudad. Un «pacto de no agresión», confirmado a El Estímulo por agentes policiales y dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), logró el paso de miles de personas sin la acostumbrada represión policial y militar que contiene a las últimas manifestaciones políticas en Venezuela.

Un primer grupo llegó a la CEV desde la urbanización de clase media de Montalbán. Raúl Herrera, párroco de la UCV, marchó junto a un grupo de mujeres que rezaban el Padrenuestro con gorras de colores del tricolor nacional.

Marcha del Silencio Andrea Hernández/El ESTÍMULO

Acompañado de un pastor evangélico, el sacerdote rezó un rosario junto a los manifestantes que se concentraron en la avenida Teherán desde un improvisado altar en la parte de atrás de una camioneta blanca.

Usando un megáfono, Herrera ofreció un sermón a favor de la paz, el respeto y el amor en homenaje a los caídos en 21 días de violencia y represión. «Hay que vencer la maldad», clamó el párroco detrás de una cruz y tres banderas de Venezuela al revés que simbolizan rebeldía, portada por unos manifestantes.

Marcha del Silencio Andrea Hernández/El ESTÍMULO

Políticos de oposición como los diputados Henry Ramos y Richard Blanco presenciaron el acto religioso. Ambos junto a la dirigente María Corina Machado celebraron la llegada pacífica de la oposición en el oeste caraqueño. «Tomamos el municipio Libertador duélale a quien le duela», destacó Ángel Oropeza, dirigente social de la MUD.

Marcha del Silencio Andrea Hernández/El ESTÍMULO

El simbolismo arropó el acto. Rosas blancas portadas por estudiantes acompañaron la movilización hasta Montalbán y al llegar  a la institución religiosa, las colocaron en el cerco de púas ubicado en la entrada de la CEV. Un hombre con una cruz gigantesca de madera atravesó parte de la ciudad. Jóvenes con camisas con la palabra «Paz» escuchaban el sermón bajo el intenso sol.

Marcha del Silencio Crsitian Hernández/El ESTÍMULO

El «minuto de silencio» pedido por Raúl Herrera se cumplió con sello venezolano. Unos lo cumplían, mientras otros hablaban y reían en voz baja entre ‘selfies’ que se tomaban para inmortalizar la toma de un sector, que años antes era considerado un bastión electoral del chavismo.

Marcha del Silencio Andrea Hernández/El ESTÍMULO

El silencio fue interrrumpido por el himno nacional Gloria Al Bravo Pueblo y un aplauso en honor a los muertos, algunos de ellos jóvenes heridos mortalmente por arma de fuego.

La llegada de miles de personas desde el este de Caracas desató alegría entre muchos manifestantes, toda vez que dirigentes del oficialismo mantenían un veto a la oposición para entrar al municipio Libertador, que cubre zonas del oeste capitalino.

«!Sí se pudo!», gritaban los diputados que llegaron a la concentración junto al gobernador de Miranda, Henrique Capriles, y Lilina Tintori, esposa del encarcelado dirigente Leopoldo López.

Cientos de personas subieron una montaña adyacente a la avenida para contemplar el mar de camisas blancas en Montalbán. «Lo lograron», decía Jorge. «Y sin ser reprimidos», acotaba Ana María. Javier Álvarez, un vecino de de la urbanización, no entiende por qué la oposición le había costado tanto llegar al oeste caraqueño: «¿Por qué tanto miedo si lo que queremos son elecciones?».

Marcha del Silencio Andrea Hernández/El ESTÍMULO

Luego de la movilización, disturbios en dos sectores del este capitalino, El Rosal y Bello Monte, empañaron la jornada de paz. Sin embargo, la violencia no minimizó el aire de esperanza que disolvió por unas horas el olor a lacrimógena que han tomado algunas zonas de Caracas.

«Estamos en viacrucis pero luego resucitaremos», apuntó Cepeda quien tapaba su cofia marrón con una gorra de los colores amarillo, azul y rojo.

Marcha del Silencio Andrea Hernández/El ESTÍMULO

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