Venezuela

A Miguel Castillo le ahogaron sus gritos de gol

Todos los que conocieron a Miguel Castillo Bracho coinciden: "Era un muchacho muy alegre, siempre tenía una sonrisa en el rostro y era echado pa'lante". El joven de 27 años se sumó este miércoles a la lista de víctimas fatales que exigían la salida de Nicolás Maduro del poder.

Publicidad
Foto: Tomada del Facebook de Miguel Castillo Bracho

Miguel Castillo Bracho o «Negro», como lo llamaban sus amigos, tenía apenas tres meses de haberse graduado como Comunicador Social en la Universidad Santa María (USM) y en la calle manifestaba su derecho de pronunciarse contra el gobierno. Lo hizo hasta este miércoles, cuando en medio de una protesta en Las Mercedes el impacto de un proyectil en el tórax acabó con su vida.
«La última vez que lo vi fue en una manifestación hace tres semanas y me dijo ‘qué bien que estés aquí, esta es la forma de ejercer nuestro derecho, estamos en la calle y aquí nos mantendremos’. Él estaba descontento con el gobierno. Siempre repetía ‘cuándo se va a ir Maduro'», recordó el excompañero de clases de Miguel en la USM, Oswald Palacios.

Según allegados, a Miguel no le importaba si moría peleando por su país. «La adrenalina que sientes en ese momento es tanta, que si mueres, te mueres peleando, peleando por tu país», le dijo a Glaucia Gallardo, su amiga de la universidad, al mostrarle una quemadura en la mano derecha por tomar una bomba lacrimógena en una de las protestas la semana pasada.
Al «Negro», como le decían sus amigos, le apasionaba el fútbol, era aficionado del Caracas Fútbol Club, y sus primeros pasos como periodista los dio en la fuente de deportes, en la producción de programas radiales. Este miércoles varios futbolistas criollos lamentaron su muerte a través del Twitter:

«Lo mío, negra, son los deportes», le decía siempre a Glaucia, que además de haber sido su compañera en la universidad también era su vecina en Colinas de Bello Monte. «Mi prima era amiga de Armando Cañizales y cuando nos enteramos de su muerte me dije ‘no me imagino estar en sus zapatos’ y fíjate hoy me tocó a mí. Cuando me enteré, yo no lo podía creer, no podía creer que mi pana, que lo vi la semana pasada, ahora está muerto. Me siento afligida. Siento impotencia», lamentó Glaucia con la voz entrecortada.

Con el fallecimiento de Miguel, las muertes durante las protestas opositoras ascienden a 39, de acuerdo con los datos que maneja la Fiscalía General de la República.
Miguel además de ser considerado un buen amigo, sus profesores de la USM lo definieron como «un carajo que le echaba demasiada bolas a la universidad», recordó Merinés Figueroa, quien no solo le dio clases en dos semestres sino que también fue su tutora de pasantías.

Miguel Castillo fue uno de los grandes panas que tuve en la #USM. De esos con los que me gusta compartir un cigarro para hablar y echar broma, de esos amigos que me alegra conseguirme en la Uni, gritarles «¡qué pasó men!» y abrazarlos. De esa gente echada pa lante que necesitamos para arreglar este desastre en el que se nos ha transformado el país. La última vez que vi a Miguel fue en enero, donde tuve el honor de dar el discurso de su promoción en calidad de Padrino. Hoy, 10 de mayo, Miguel fue asesinado mientras protestaba. Veo sus últimos momentos de vida en un vídeo de @caraotadigital y se me hiela la sangre. Me llena de rabia, impotencia y dolor ver cómo Miguel pasa a engrosar la mentada cifra de «Los Caídos», esa bandera que enarbola la Resistencia y que parece ser el último -y único- bastión que nos queda. Tengo miedo de que estos asesinatos se nos transformen en la «normalidad» de los muertos del fin de semana. Que los nombres se diluyan en números y se nos esfumen en la amnesia que sufrimos los venezolanos… Solo sé que los que conocimos a Miguel jamás lo vamos a olvidar ni podremos omitir que este régimen le quitó la vida. Sí, hay que seguir luchando. Sí, hay que cambiar de gobierno ya. Sí, estamos en crisis. Sí, las dictaduras solo salen con sangre… pero siento que, como sociedad, no estamos conscientes de esta bomba de tiempo que tenemos. Vivimos en extremos y las polaridades son peligrosas: siempre se nos ha hecho fácil pasar del fervor de la lucha a la apatía total de un momento a otro. Ambos escenarios son aterradores y poco sostenibles en nuestra psique. Hoy fue Miguel. Mañana podría ser cualquiera de ustedes. Sea por ir a marchar o por estar en la calle comprando pan. Ser una víctima en este país poco tiene que ver con tu tendencia política, el lugar o la hora. Ya las cosas se salieron de control, los demonios, los complejos y la sombra nos dominan. Son las 6pm y la lluvia limpia las calles llenas de mierda, gases, escombros y sangre… pero no habrá solutio que pueda limpiar jamás lo que este gobierno nos ha hecho y lo que nosotros mismos nos hemos hecho y hemos permitido que nos hagan como colectivo. Descansa en paz Miguel
Una publicación compartida de Luis Bond (@luisbond009) el

]]>

Publicidad
Publicidad