Venezuela

La revolución endógena usa un arsenal importado para la represión

¿De dónde provienen las armas que utiliza el presidente Nicolás Maduro para reprimir las protestas convocadas por la oposición? Un par de informes elaborados por la ONG Control Ciudadano señalan que entre 2005 y 2016, el Gobierno venezolano concentró sus compras de equipos antimotines en tres países: Austria, España y China.

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Fotografía: Gustavo Vera

La asociación civil dirigida por la abogada Rocío San Miguel, analizó los datos de las adquisiciones realizadas por la Fuerza Armada Nacional en dos periodos: 2005-2012, bajo la gestión del difunto comandante Hugo Chávez, y el cuatrienio de Maduro en el palacio de Miraflores. En ambos casos, advierten los investigadores, la opacidad de estos contratos ha impedido “determinar con exactitud la cantidad, modelo y costo” del material importado.
La primera etapa, 2005-2012, estuvo marcada por la instauración en el país de una nueva doctrina castrense, el reequipamiento de la FAN, el establecimiento de las alianzas estratégicas con Rusia y China, y la ruptura con Estados Unidos, que el primero de octubre de 2006 fijó un veto para la venta y transferencia de armamento y tecnología militar norteamericana a Caracas.
Venezuela firmó convenios con 18 países, según el reporte de Control Ciudadano. De ese total, tres aparecen como proveedores de equipos para mantener el orden público. Austria envió un número no especificado de camiones antimotín, mientras que España entregó granadas lacrimógenas, entre otros materiales. El aporte de China sí fue más extenso: accesorios, trajes de protección corporal, cascos, escudos, artificios lacrimógenos, cartucho antimotín, escopetas y carabinas lanza gas, una decena de transportes de barreras antimotín y vehículos blindados. Todo esto dirigido a la Guardia Nacional, que se encarga de mantener a raya a los manifestantes.
Bombas asiáticas

Con la llegada de Maduro al poder en 2013, Venezuela “ha disminuido ostensiblemente la compra de equipos y sistemas de armas para la FAN”, de acuerdo con la ONG encabezada por San Miguel, que calcula que entre 2015-2016 las adquisiciones militares se redujeron en 90% con respecto a 2013-2014. Este retroceso obedecería a la crisis económica que sufre el país, agudizada por el desplome de los precios del petróleo.
Sin embargo, acota Control Ciudadano, “durante 2014 y 2015 destaca la mayor adquisición de equipos y sistemas antimotín destinado a la Guardia Nacional”. La lista de socios ahora es más modesta, tan solo seis naciones. Y solo una acapara el suministro del material para el orden público: China. El gigante asiático ha proporcionado equipos y material antimotín, unos 18 mil equipos de protección individual antimotín (Robocop), y vehículos blindados, antimotín con cañón de agua (ballena) y porta barrera.
España ya no participa en este negocio. En abril de 2014, en medio de las protestas callejeras que demandaban la salida de Maduro y que concluyeron con 43 muertos, Madrid decidió de manera unilateral suspender la venta de equipos antimotín al régimen chavista.
Una nota del 5 de abril de 2014 del diario El País identificaba a Caracas como “uno de los primeros clientes de las empresas españolas que fabrican material antidisturbios”. Allí resaltaban que “los contratos aprobados y pendientes de ejecución a 1 de julio (de 2014) ascendían a 2,6 millones (de euros)”, y que en 2012 “las operaciones autorizadas sumaron 1,69 millones (de euros)”.
En agosto de ese mismo año, Maduro anunció la compra de material antimotín para dotar a la Guardia Nacional. “Muy pronto seguro llegarán 300 nuevos equipos especiales para seguir garantizando que los ataques que se hagan desde adentro en la estrategia imperial de llenar de violencia a nuestro país sean preventivamente atendidos, corregidos y superados de manera inmediata”, expresó el mandatario venezolano, sin precisar el origen del material ni el presupuesto destinado a este fin.
Samba pa’ ti

La represión de 2014 permitió descubrir la identidad de otro de los distribuidores favoritos del régimen chavista. Luego de examinar 2.130 restos de bombas lacrimógenas, expertos de la Universidad Central de Venezuela (UCV) encontraron que 60% de estos artefactos habían sido fabricados por la empresa brasileña Condor Non Lethal Technologies.
Un reportaje publicado el 23 de marzo de 2014 por el periódico Últimas Noticias reveló que Condor vendió al Gobierno venezolano “6,5 millones de dólares en bombas y granadas lacrimógenas y perdigones entre 2008 y 2011, según cifras del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, que se traducen en 143 toneladas en mercancía”.
La investigación determinó que en diez años se exportó desde Brasil a Venezuela “333 toneladas de municiones antidisturbios y para armas. Del total de 9,9 millones de dólares invertidos en una década en municiones brasileñas, 65% corresponden a material antidisturbios de Condor”, registran las autoridades de Brasilia. Las bombas lacrimógenas de Condor siguen cayendo por estos días, ahora que Maduro trata de quebrar la nueva ola de protestas.
La cúpula chavista evita ofrecer detalles sobre la inversión en asuntos de seguridad y defensa. No obstante, la Gaceta Oficial número 40.858 del 29 de febrero de 2016 refleja una cifra de 181.752.144,26 bolívares “para la adquisición de material y equipos antimotín de última generación por parte de la Guardia Nacional Bolivariana, cuya fuente de financiamiento será a través del Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden)”. Si se toma como referencia la tasa más baja de las impuestas por el control de cambio que funciona en el país, el monto asciende a 18.175.214,4 dólares.
Basándose en los datos aportados por el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz, la Comisión de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello, y las ONG Provea y Laboratorio de Paz denunciaron hace un año que entre 1999 y 2015 Venezuela destinó 5.620 millones de dólares a la compra de equipos militares, para ubicarse en el puesto 18 de la lista de 20 naciones que más gastaron en armamentos a escala global. Las adquisiciones venezolanas se repartieron principalmente entre Rusia (4.005 millones de dólares), China (597 millones de dólares) y España (290 millones de dólares).
Contra ese Gobierno, armado hasta los dientes, se enfrentan en las calles miles de ciudadanos que exigen un cambio político en Venezuela.]]>

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