Venezuela

Sin un guion político

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Vivo en el centro de Caracas. Nací y crecí en esta zona y he sido testigo de cómo todo ha cambiado, para mal. Miseria, mendicidad, delincuencia. Es la realidad, cruda, de una zona aislada a las manifestaciones en las que hoy se demuestra un gran descontento nacional. Aquí, apenas a cuadras de Miraflores, nadie levanta un grito en contra de nada. En las calles del Centro de Caracas no se convive, se sobrevive. La grave crisis por la que atraviesa Venezuela, cuya explicación puede apreciarse en el párrafo anterior sin la necesidad que un diputado de la MUD o cualquier facción opositora tenga que explicarlo por algún medio de comunicación o redes sociales, alcanzó al fútbol. No en el sentido económico, todo lo contrario. Mientras el balompié nacional paradójicamente atraviesa su mejor momento en la historia en cuanto a sostenimiento financiero se refiere, esa burbuja no ha impedido que la situación los deje indiferentes. Varios futbolistas de distintos equipos del país han expresado una posición respecto a la cruenta represión que ha cobrado víctimas en las recientes manifestaciones. No están exentos de preocuparse por lo que ocurre ni tampoco a alzar su voz. La atención se centra en la propia iniciativa generada desde los futbolistas, una forma inusual. Con una coordinación muy tímida de la AUFPV y sin un aparente envión partidista, los jugadores han decidido manifestar de diversas maneras la condena a la represión y las muertes de forma espontánea. De igual forma, hay quienes han preferido no sentar alguna posición, más allá de la exigencia que puedan imprimir diversos sectores. La relevancia de que estas expresiones sean de planteles enteros de equipos como Carabobo, Lara o Caracas denota que más allá de cualquier ideal político que puedan tener sus jugadores, hay una realidad a todas luces ineludible y condenable. Y es que precisamente el fútbol, el deporte que ha tenido que remar a nivel de clubes por detrás del béisbol y el baloncesto, es el que ha acogido el centro de atención sobre la crisis país, algo que hasta hace poco parecía no tener nada que ver. Se demuestra con esto, que en Venezuela también el balompié es también una forma de expresión social. La cuestión política en el fútbol se ha venido limitando hasta tiempos recientes en el país exclusivamente al manejo propietario de los equipos. La confrontación y la polarización partidista o política no han llegado a la grada, ni al camerino. Salvo contadas expresiones en algunos grupos de aficionados, la política y sus desenlaces directos siguen siendo ajenos al fútbol criollo. Estas manifestaciones demuestran que el futbolista venezolano también se entiende ciudadano. La imagen corporativa de aquel profesional ajeno a las realidades y preocupado por su entorno meramente personal se va desprendiendo del jugador criollo. Si bien la presión social que se ejerce sobre los distintos factores de la ciudadanía parte de una radical polarización de posturas o ideales, el futbolista (que no el fútbol) se va mostrando sensible a la realidad y no deja de elevar la voz en las situaciones de afectación social. En otras latitudes, las manifestaciones de los futbolistas han generado un impacto relevante, medido desde la importancia que el fútbol tiene en sus sociedades. Sin embargo, pocos han sido los reclamos similares a los que hoy elevan los jugadores venezolanos, donde el factor central de una reivindicación de lucha antisistema ha sido el motivo. En 2015, por ejemplo, la campaña #NiUnaMenos en Argentina por el asesinato de la adolescente Chiara Páez a manos de su novio, fue extendida por el balompié repercutiendo hasta años luego en países de Latinoamérica como Perú, Uruguay y Chile, en contra de la violencia de género. Sin embargo, en días recientes, una manifestación llamó poderosamente la atención y encendió el debate en el fútbol de Argentina: Excursionistas, un equipo que hace vida en la Primera B Metropolitana (equivalente a la tercera división), elevó una protesta contra el beneficio de rebajar la pena que la Corte Suprema argentina concedió al represor civil paramilitar Luis Muiña, sentenciado a 13 años de prisión por integrar un comando que secuestraba, torturaba y hacía desaparecer opositores. Con una trapo que rezaba “2×1 La pija. Excursio no perdona ni olvida”, los jugadores reclamaron la medida, previo al partido que disputaron ante Deportivo Español. La misma acción fue repercutida luego en numerosos jugadores de otros clubes de ese país, donde el fantasma de la tortura en tiempos de dictadura sigue rondando en la memoria. Iniciativa voluntaria de los futbolistas. La expresión es un claro mensaje en contra de la represión y la violencia. Homenaje a quienes han perdido su vida queriendo un país mejor. Que no sea una simple expresión de poderío grupal. Que no sea un mero “aquí mandamos nosotros”. Ellos también son un grupo social. Ellos también pueden ejercer del derecho constitucional de manifestar.]]>

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