Venezuela

Análisis|Revelaciones futuristas sobre la Constituyente de Maduro

Cuando faltan tres semanas para la elección de una Asamblea Nacional Constituyente impuesta por el presidente Nicolás Maduro para prolongar su mandato y profundizar el legado de Hugo Chávez, hay pocas pistas concretas del nuevo régimen político, económico y social que le depara a Venezuela si se concreta ese proceso.

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Pero el propio Maduro y varios de sus aliados más cercanos han ido soltando a cuentagotas algunas ideas. Después de todo, la raíz de este proceso la dejó sembrada el teniente coronel Chávez en 2007, con su entonces fallido intento de reformar la Constitución de 1999 y en su famoso y muy poco leído «Plan de la Patria», vigente como ley.
En este país de información fragmentada y ausencia de medios de comunicación de masas, poco se sabe expresamente de lo que se trae entre manos Maduro.
El escenario después del 30 de julio ni siquiera es discutido por la dirigencia opositora, porque muchos políticos creen que mencionarlo es invocarlo.
Como parten del negado de que la Constituyente “¡no va!” nadie se atreve a alertar sobre lo que podría venir.
Eso a su vez contribuye a la desinformación entre las personas que apagan la radio apenas aparece la voz amenazante de Maduro y sus allegados, o que nunca leen los panfletos oficialistas impresos a diario.
El gobierno tampoco tolera preguntas, mucho menos de periodistas impertinentes, por eso no hay forma de interrogarlos sobre qué exactamente quieren decir y con qué se come ese “estado comunal” que planean imponer como una aplanadora.
Pero eso sí, a juzgar por los enunciados rimbombantes, la cosa promete. Maduro ha dicho que tiene su gran plan incluye tres grandes patas, las tres ambiguas:
1.- Lograr la paz y la justicia, «transformando el Estado y cambiando todo lo que haya que cambiar».
«A través del diálogo, del entendimiento nacional, nacional de verdad, no con la élite política de la MUD. Con ellos hay que hablar, pero hay que hablar con el vecino del barrio, de la comunidad, un gran diálogo constituyente».
2.- Establecer la seguridad jurídica y social para el pueblo. (?)
3.- Perfeccionar y ampliar la Constitución de 1.999.
Lo que está previsto, en parte consiste en consagrar los cambios a la estructura del Estado impuestos o asomados a trocha y mocha por Chávez al mejor estilo Jalisco: si no ganaba, empataba.
Algunas fuentes cercanas al chavismo dicen que la Constitución de Maduro ya está redactada y en realidad ese “corral de constituyentes” será una versión repotenciada de aquella Asamblea Nacional que pasó a la historia en 2015 como  «el club de las focas», pues sólo se dedicaba a aprobar órdenes emanadas desde Miraflores primero por Chávez y después por Maduro.
Estas son algunas expresiones verbales de lo que viene, según los discursos oficiales:
– La primera cosa es que según Maduro, la ANC tendrá poderes absolutos y soberanos. Eso significa que todo el mundo en el país deberá hacer lo que ese grupo de 545 funcionarios al servicio del chavismo decida. Será un solo poder, único y central, conectado con las órdenes del Ejecutivo.
«Por eso la Constituyente es la solución, porque va a tener todo el poder originario, plenipotenciario, de toda la nación, de toda la República. Es la única salida, la única opción, democrática, libre. No hay otra», dijo Maduro al reiterar su oferta de que la paz en Venezuela será más bien una “pax”, es decir, una imposición por la fuerza.
Según Maduro, esa Asamblea no sólo se dedicará a redactar una nueva Constitución y a gobernar. También redactará leyes, muchas desde ya son propuestas polémicas. (En los procesos constituyentes suelen redactarse constituciones, después las leyes orgánicas, leyes, reglamentos suelen ser desgranados por el Poder Legislativo derivado de ese proceso, cuando con elecciones suelen ser renovados los poderes del Estado).
– Entre las leyes que pide Maduro por anticipado está una “que brinde poderes plenipotenciarios a la Comisión por la Verdad, Justicia y Paz”.
– Esa comisión, previsiblemente integrada por afectos al gobierno, será la que “que enjuicie y establezca la verdad de todos los crímenes que se han cometido durante el guarimbeo del año 2017”.
Por “guarimbeo” Maduro se refiere a las constantes protestas callejeras que han sacudido a todo el país durante los últimos tres meses, con saldo de un centenar de muertos, buena parte de ellos a manos de agentes uniformados del Estado o de bandas civiles paramilitares de afectos al chavismo.
– Según la campaña oficial, “las nuevas leyes de la ANC permitirán sanciones más duras para los responsables de quemas, saqueos, destrozos y asesinatos”. El gobierno a diario ya culpa y pide encarcelar a los líderes de los partidos de oposición por los muertos, los heridos y lesionados y  los cuantiosos daños materiales que han dejado las protestas y la represión.
En un estado de derecho ese tipo de investigaciones las llevan a cabo la Fiscalía y los tribunales civiles. Y si se trata de procesar a militares se utilizan los tribunales militares, no civiles, con la asistencia de expertos juristas, forenses, investigadores imparciales, organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, inclusive con apoyo de organismos del sistema internacional, como la OEA y la ONU.
Otra de las grandes incógnitas es qué pasará con la economía, el sistema económico, los derechos económicos y el de propiedad privada.

Según algunos enfoques, lo que parece más claro –a juzgar por las palabras de hoy- es que esa Constituyente, de llevarse a cabo, le daría rango constitucional a una serie de prácticas y formas de gobernar que según economistas son las causantes de la postración de la economía, de que el Producto Interno Bruto se haya reducido en un tercio en tres años; de que el país haya caído en hiperinflación después de exhibir la inflación más alta del mundo durante al menos cuatro años; de que se haya desmantelado el aparato producto industrial; aumentado la dependencia a los alimentos importados y al petróleo como fuente casi única de ingreso de divisas por exportaciones.
Los controles exacerbados de precios, el populismo, el fuerte intervencionismo el estado hipertrófico que ocupa cada vez más espacios serán modelos consagrados en la Constitución.
«La primera ley que les voy a presentar y a pedir a la Constituyente es para combatir la especulación de los precios y establecer una regulación de todos los precios, con manos de hierro. Una ley de economía, una ley constitucional. Es una ley que le voy a pedir a la constituyente», dijo Maduro el jueves desde Guayana.

Algunos empresarios abrigan la duda razonable de que esas palabras están orientadas a seducir a los electores y animar al voto el 30 de julio. Pero, igual están en líneas con expresiones y acciones anteriores de un gobierno que todavía jura que la inflación puede comportarse como un cabo de cuartel, al que le das órdenes y tiene que obedecer.
Según Maduro, esas y otras propuestas serán presentadas a la ANC que se instalaría en las 72 horas siguientes a la proclamación de los integrantes.
Como van las cosas, el Consejo Nacional Electoral (llamado sarcásticamente Ministerio de las Elecciones por algunos críticos) dejará el 30 de julio a un lado sus tradicionales demoras en el escrutinio y anunciará los resultados de este proceso muy temprano, para que la Constituyente se instale por la vía rápida y empiece sus acciones a más tardar el 1 de agosto.
Ese día, un tropel de 545 chavistas, con sus séquitos ocupará el Palacio Federal Legislativo y desbordará los espacios del Salón Elíptico (en el ala norte y que depende protocolarmente del Ejecutivo) para comenzar su trabajo. En la calle, todo el centro de Caracas estará copado por grupos de chavistas, cuya banda sonora en esta película de futuro pasado incluye gritos, consignas, cohetones, discursos y música de ocasión).
“En 25 días volverá el pueblo al Palacio Legislativo y reinará la paz en nuestra patria”, dijo hace poco en un twitter el general de la cuestionada Guardia Nacional Antonio Benavides Torres, jefe del gobierno del Distrito Capital, sobre lo que será la próxima conquista.

Maduro ha dicho que cuando se instale la ANC, acudirá para subordinarse ante ella y a la vez le presentará formalmente “ como proyecto ley», la Constitución de 1999 «para que sea ampliada y perfeccionada”.
Según esta tesis, la Carta Magna vigente será degradada de inmediato a un papel de trabajo, a un simple “proyecto de ley” y muchos de sus alcances serían abolidos por la nueva Constituyente todopoderosa, que además dejará cesantes a todos los poderes públicos, por su puesto a la Asamblea Nacional, la archienemiga del régimen de Maduro.
Al menos el Presidente se ha comprometido a someter esa nueva Constituyente a referendo aprobatorio.
«Voy a presentar la pionera, para que sea adaptada y perfeccionemos los derechos sociales, laborales, los deberes, construyamos un nuevo modelo económico no petrolero, postpetrolero y después que nosotros perfeccionemos esa Constitución, que elabore el pueblo, saldrá a referendo y le tocará a ustedes decir si aprueban o no aprueban la nueva Constitución ampliada, mejorada. Que decida el pueblo», prometió el 6 de julio ante trabajadores de las empresas básicas de Guayana.
Esa empresas, como la siderúrgica Sidor y las productoras de aluminio primario, están hoy quebradas por los malos manejos gerenciales de gente designada por su uniforme verde y no por formación gerencial. Ahora Maduro ordena que su carácter de estatales sea consagrado con rango constitucional.
“Vamos a prepararnos para una Constituyente histórica, para construir la paz. Para hacer irreversible la nacionalización de las empresas de Guayana y nadie las pueda privatizar jamás”.
Otro de los mandatos es darle rango constitucional a las misiones, los programas sociales asistencialistas del gobierno que hoy están condicionados a la fidelidad expresa de los  beneficiarios con las ideas del chavismo y las conveniencia de Maduro: si la persona protesta o no tiene el llamado “Carnet de la Patria” de claudicación a las exigencias del gobierno, corre el riesgo de quedar fuera de la distribución de comida con precios subsidiados. Una bombona de gas también puede quedar fuera del alcance de una familia renegada.
Otras de las promesas son bastante más aéreas, como la de que esas bolsas de comida y esos programas de alfabetización y servicios en dispensarios garantizarán “la justicia y la paz al pueblo”, para hacer “irreversible la construcción de una sociedad de iguales, la sociedad democrática».
No han dicho expresamente hasta ahora que esa Constitución agregará el adjetivo “socialista” al sistema venezolano. Pero si se observa que la palabra es acaso la muletilla más usada por los burócratas civiles y militares desde que Chávez andaba por esta tierra, es una apuesta fácil de ganar.]]>

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