La alegría de los niños se reflejaba en sus rostros. Montando bicicletas o patines, paseando en coche a las muñecas o jugando carritos se veían a los infantes disfrutando de los regalos.
La mañana estuvo casi desierta, pero a medida que avanzaba el día, los familiares se fueron animando para acercarse hasta plazas y parques a «dar unas vueltas con los muchachos» para que se distraigan un rato, dijo una de las mamás consultadas por El Estímulo.
Mucho menos gente se observó este año en comparación con los anteriores. En la plaza Bolívar, la pequeña Fiorella, que junto a su abuela Flor paseaba su muñeca en su bonito coche que encontró bajo el arbolito, dijo: “mi nené llora y pide tetero, yo lo duermo en su coche”.
Al preguntar por sus padres, la abuela contó que ambos emigraron hace algunos meses con el propósito de buscar estabilidad económica y llevarse a Fiorella del país en 2018.

Wilmer y Daniel, son dos hermanos que emocionados jugaban con su nueva pelota de fútbol, mientras que su hermana Isis, intentaba controlar sus nuevos patines en línea.
El Paseo Los Ilustres (Los Próceres) fue el lugar predilecto para que los más pequeños de la casa pudieran estrenar sus bicicletas, patines, patinetas y sus monopatines.
Los niños se mostraban felices con sus juguetes, junto a sus familias.
Alicia y Daniela eran par de niñas que con la ayuda de sus padres, aprendían a manejar sus bicicletas.
Mientras que las hermanas Ariana y Mariana competían entre sí para ver quién era más veloz en sus patines en línea.
Pocos fueron los niños que tenían costosos juguetes en comparación a los años anteriores, cuando era común ver carros a baterías o a control remoto.
En horas de la mañana fue poca la afluencia de niños, que aumentó en las primeras horas de la tarde, pero la sorpresiva lluvia obligó a los asistentes a suspender el paseo y volver a casa a terminar de disfrutar sus regalos de Navidad.
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