En ese sentido, exhortó a las autoridades a reconocer que son «incapaces» para resolver las peticiones de los transportistas.
De igual forma, Salazar manifestó la necesidad de que se establezca un plan de contingencia a través del denominado Sistema Integral de Transporte Superficial, que incluiría el uso de unidades del Sitssa y de Metrobús, por si hay una nueva paralización del servicio.
Subrayó que el Estado tiene el deber de garantizar las condiciones para que el transporte público trabaje con normalidad y dijo que hay que restablecer las mesas de negociación entre las autoridades y los transportistas, pero que los usuarios sean agregados a la misma para que también den sus opinones al respecto.
Además, alertó la gravedad de la paralización del parque automotor, asegurando que durante el asueto decembrino estuvo operativo sólo el 25% de las unidades, factor que impidió el normal transitar de los temporadistas durante las fechas festivas. Junto a esto, el tema de la falta de efectivo afecta el normal desenvolvimiento del transporte en Venezuela, por lo que calificó de «crítica la situación».
Luis Salazar alertó que de no haber respuestas concretas, podría alcanzarse una desaparición total del sistema de transporte público en Venezuel, según refiere una nota de prensa.
El transporte público se ha visto seriamente afectado en los dos últimos años. En 2016 se llevó a cabo una protesta frente al Ministerio de Transporte Terrestre que colapsó la ciudad capital para exigir el aumento del pasaje. Por un tiempo se mantuvieron negociando, pero el incremento nunca fue aprobado.
Posteriormente, con el alza del dólar paralelo, la adquisición de repuestos y autopartes se hizo cuesta arriba para los que laboran en el sector, ya que alegan que el costo de reposición supera con creces los ingresos que perciben por pasaje.
Tras la negativa del entonces alcalde del Municipio Libertador, Jorge Rodríguez, de aprobar el aumento de la tarifa (ya que hasta entonces se consideraba que esa jurisdicción era la que regía dichos aumentos) decidieron subirlo de forma unilaterial, hecho que causó mucha molestia entre los ciudadanos.
Una de las rutas más caras es la que va hacia el sureste de la ciudad, es decir, a La Trinidad y El Hatillo, donde hasta el momento el pasaje hasta El Hatillo cuesta Bs 2.000.
