Venezuela

¿Hasta dónde puede llegar Soteldo?

Era una tarde de sábado en el lobby del Hotel Eurobuilding en Barinas, lugar de concentración de Zamora, que por aquellos días, 2014, maravillaba al país con su juego y resultados de la mano de Noel Sanvicente. Era la época de Pedro Ramírez, “El Mago de Barrancas”, el enganche que deslumbraba a todos en el campeonato nacional, un habilitador por excelencia. El nivel y la calidad de “Pedrito” hacían que el fútbol de aquí le quedara pequeño.

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A “Chita” le pregunté aquella tarde, qué pensaba hacer en caso de que Ramírez fuera traspasado. Era inminente la salida del barinés al extranjero y él me respondió muy convencido, con una mirada que proyectaba ilusión, a medio cerrar uno de sus ojos: “Tengo un muchacho que viene rompiéndola en las categorías menores. Ya lo verás. Es mucho mejor que Ramírez. Lo llaman “Manzanita”.

Yo realmente ya sabía quién era porque narré el día de su debut en Primera División, en un Zamora – Tucanes en La Carolina, donde Pedrito y compañía brindaron un recital de buen fútbol. Era Yeferson Soteldo. Aquel menudito jugador con 16 años que entraba faltando tres minutos para el final por el propio Pedro Ramírez. En el relato, recuerdo haber dicho que ese pequeñín mostraba buenas maneras, en el poquito tiempo que tuvo en cancha. No tenía idea de todo lo que alcanzaría con tan poquita edad aquel habilidoso volante ofensivo. Me quedé corto. Muy corto, como sus zancadas.

Soteldo no tardó en explotar. Jovencísimo, con 17 años, el sistema de Sanvicente y los conceptos aprendidos en una estructura de ideas bien afirmadas desde el primer equipo, hizo que el nacido en Acarigua se acoplara rápidamente al juego vertiginoso del equipo de Chita.

Diferente a Ramírez, Yeferson prefería arrancar por la banda y no por el centro para clavar mortales regates y alocados enganches en carrera que bien aprovechaban sus compañeros de ataque. Incisivo, veloz. Poseedor de un cambio de ritmo explosivo, inigualable. Sus pequeñitas extremidades hacen que sus movimientos sean indescifrables y coordinados con una rapidez de aleteo de colibrí.

Tal como pasó con Pedro Ramírez, ya estaba en un nivel muy por encima de la liga y era inminente su salida, aunque había una diferencia: la estatura. Si bien Ramírez no era un jugador de gran talla, Soteldo estaba muy por debajo de la media: el metro sesenta se convertía en un hándicap para su talento. Como Wuilker Fariñez, a Yeferson le costará tres veces más que el resto demostrar su valía: la estatura y el pasaporte.

Rómulo Otero le allanó el camino. El ex Caracas FC mostró el tarro de sus esencias en un modesto de Chile como Huachipato, lo que le valió el salto a un campeón de Libertadores como Atlético Mineiro. Por lo menos en el club acerero, se habían dado cuenta que esos factores, pasaporte y tamaño, no eran límite para encontrar a un jugador que marcara real diferencia. Por eso y con la venia de compartir el mismo agente en aquel momento ambos jugadores (Sebastián Cano), Soteldo llegaba al sur de Chile a suplir a su paisano. Y fue otro acierto enorme.

El venezolano ha sido presentado como una auténtica estrella en Universidad de Chile. No cabe duda que es el fichaje del verano en el fútbol chileno, porque llega con el aval de su juego, goles y distinciones individuales: Mejor mediocampista por izquierda y mejor jugador extranjero para la prestigiosa revista El Gráfico de Chile.

Huachipato pudo haber ingresado cinco millones de dólares limpios si hubiera aceptado la propuesta de compra del todopoderoso gigante brasileño Sao Paulo. Sin embargo, la negociación permitirá al equipo azul y negro obtener mayores ingresos en caso de una futura venta. Y es que la confianza de que Soteldo pueda continuar su carrera ascendente en Chile no es solo un deseo de los aficionados venezolanos ni del propio equipo universitario: es la aspiración también de su anterior club. Un negocio.

Pero si bien en el fútbol no existe nada escrito, la fe puesta en Soteldo por la Universidad de Chile es enorme en la campaña que viene. No recuerdo que el club haya dado una bienvenida tal como la ofrecida al venezolano y de inmediato le dieron la camiseta diez, la que el mismo pidió, pese al gafe que han tenido los últimos jugadores que han vestido ese dorsal en el club chileno.

Las expectativas con Yeferson deben ser las más altas. Será muy difícil que pueda cruzar el charco al fútbol europeo y no por sus condiciones sino por el tema estatura. El último jugador de sus características en hacerlo fue el argentino Diego Buonanotte y no tuvo mayor relevancia su fugaz paso por AEK Atenas y Málaga (Lo de Messi es fuera de lo ordinario). Sin desesperanzarse, para aquellos que creen que Europa es el tótem, puede que haya algún club del viejo continente que apueste a riesgo como lo hiciera Huachipato y logre el anhelado viaje transcontinental.

Pero sin ser conformista, considero que Soteldo ya está donde debe estar. Un cuadro importante de América cuya aspiración es máxima (ser campeón nacional y de Libertadores). Un equipo de tradición donde puede alcanzar títulos y ser protagonista al más alto nivel competitivo. Puede que más adelante aparezca uno de los más grandes para llevárselo y será igual de bueno. Ya River Plate preguntó por él, ya Sao Paulo presentó una propuesta formal. Son gigantes. Son clubes de altísimo nivel y que hayan visto en el pequeño futbolista un atractivo para reforzar sus planteles ya es indicio de lo que puede llegar a hacer.

De momento, paciencia. Hay que dejarlo disfrutar del fútbol, que eso lo hace más crack con la pelota en los pies. Está alcanzando lo que muchos futbolistas venezolanos con iguales o mejores condiciones no pudieron. Soteldo llegó a la élite.

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