Venezuela

ENTREVISTA | María Corina Machado: “Venezuela necesita que hablemos con la verdad”

La dirigencia opositora parece no tener claros los pasos a tomar frente a unas inminentes elecciones presidenciales el próximo 22 de abril. Sin ningún pronunciamiento oficial de la coalición, un diálogo fallido y una unidad puesta en entrevisto, María Corina Machado, fundadora del partido Vente Venezuela, mantiene la postura que la ha caracterizado desde los comienzos: la rebeldía y el desconocimiento absoluto.

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FOTOGRAFÍA: Alejandro Cremades

Están pasando muchas cosas”, fue de las primeras cosas que dijo Machado al recibir al equipo de El Estímulo horas después de lo pautado. No se sabe de qué estará enterada la dirigente pero su firmeza y convicción de que “vamos a sacar a esta narco dictadura” se palpa desde el principio de la conversación.

Personalidad alejada de los grises: la amas o la odias, Machado le teme a que “esta dictadura pudiese continuar” pero está convencida de que en este momento, Venezuela tiene una ventana abierta de oportunidad que debe aprovechar.

Hay una encuesta de Pronósticos Marketing Consultants en la que se le señala como la líder opositora con más apoyo popular y sin embargo, ya ha dicho que no tiene pensado lanzarse a la presidencia. ¿Cuáles serían sus impresiones al respecto?

Yo sí he dicho que quiero ser presidenta de Venezuela pero he ratificado que esto que ha convocado la fraudulenta constituyente no es una elección sino un narco fraude y además es la clara demostración de que este régimen está dispuesto a todo, a lo que sea, a llevarse todo por delante para quedarse en el poder. En su desesperación actúan de esta manera en la que pretenden imponer un proceso que es una farsa y que ya el mundo y los venezolanos no reconocen.

Creo que es un momento en el que hay que cuidar muy bien las palabras que usamos. Estas no son elecciones así como tampoco fue diálogo lo que pasó en Dominicana, ni se podrán considerar de oposición a quienes le hagan el juego a la narco dictadura en este evento del 22 de abril.

Retomando lo que se dice en esa encuesta y lo que me comenta de que en Dominicana no hubo un diálogo y estas elecciones no pueden ser consideradas como tal; sin embargo se le posiciona como líder. ¿Qué opina de que la gente, aun así, apueste por líderes políticos?

Creo que el país y los venezolanos estamos viviendo una crisis profunda de confianza y que ha sido estimulada por la propia dictadura porque saben que a la medida de que van generando desconfianza y falta de credibilidad en todo y en todos, la sociedad se va deshaciendo en su tejido social e incluso hay mucha gente que tira la toalla.

Eso no es solamente irse porque hay quienes no tienen opción sino que puede ser rendirte o callarte y creo que hoy más que nunca, Venezuela necesita que hablemos con la verdad aunque implique decir cosas duras o que representan un riesgo y es el momento de hablar fuerte, firme y asumir que con las dictaduras no se convive sino que se las enfrenta y derrota.

Yo estoy convencida de que en Venezuela, la sociedad tenemos la fortaleza de derrotar a esta dictadura y hay quienes dicen “bueno pero justo en este momento cuando están actuando con esta desesperación”, pero es precisamente por eso.

Es un síntoma de la desesperación de un régimen que está desmoronándose, corroído en su interior y nunca ehabía estado tan débil como ahora ni tan aislado política y económicamente. En el plano financiero está arruinado, quebraron PDVSA y en su interior se fractura tanto la burocracia del chavismo como los respaldos que hasta ahora tuvieron en la fuerza armada. Yo creo que es un momento en donde por el contrario, tenemos que reconocer en términos relativos, cómo los venezolanos nos hemos crecido, cómo hemos logrado un apoyo internacional que era indispensable para avanzar a una transición y cómo ahora más que nunca hay que avanzar por esa ruta que establecimos el 16 de julio.

También se hace mucho énfasis en la presión internacional que ahora tiene el oficialismo y cada vez están más acorralados pero eso no se ve reflejado en acciones nacionales. Hay una oposición que fue a un diálogo fallido y hasta ahora se declaró en sesión permanente para comunicar qué va a pasar en estas elecciones…

La gente está muy clara de que no son elecciones y por eso tenemos que ser cuidadosos con lo que decimos: no son elecciones. A los venezolanos nos encanta votar, es algo que nos costó tanto conseguir pero esto que están montando es una gran farsa que además tiene un pecado original y es que quien convoca a esa elección es la Asamblea Nacional Constituyente, que es ilegítima y que más de 50 países dicen que no la reconocen. Entonces aquí hay un tema de fondo, más allá del fraude del CNE que es brutal y confesado, que es el no reconocimiento a la ANC y por lo tanto, esto no es una elección y no vamos a ser parte de esa farsa que busca legitimar la dictadura.

¿Eso significa quedarnos de brazos cruzados? Absolutamente no. Hay partidos que dicen que participan, otros no han tomado una decisión, bueno ellos le rendirán cuentas al país pero Venezuela no se va a quedar esperando por ellos, todo lo contrario.

Esto es un momento en el que tenemos que avanzar entendiendo que por fin hay una enorme fuerza democrática que nos acompaña, algo que era indispensable para derrotar a esta tiranía que a su vez ha contado durante estos 20 años con fuerzas muy oscuras y criminales que también la han soportado, desde el terrorismo islámico pasando por los carteles de narcotráfico hasta los grupos guerrilleros que hoy ocupan la mitad del territorio venezolano.

Entonces aguantamos solos por estas dos décadas y por fin logramos que la comunidad internacional no solo se preocupara sino que se ocupara y eso es un punto que cambia la dinámica y quienes están dentro del régimen lo saben y por eso es que esas fracturas se están notando y  creo que cada día son más evidentes.

Mira todas las informaciones que están saliendo de PDVSA, del banco central, de los ministerios, de la propia fuerza armada y eso hay mucha gente que dice “ya va, yo no quiero hundirme con esta tiranía” y esos son los síntomas de un régimen que está en su etapa terminal. No lo podemos dudar.

Pero para que ese régimen que está en su etapa terminal, ¿no haría falta algo que acompañara a esa presión internacional? ¿No hace falta una oposición unida y con una estrategia coherente y comunicada al país?

Totalmente. Tiene que haber una fuerza que tenga conducción política alrededor de un propósito y estrategia y que no se salgan de allí porque en el pasado, hemos tenido varias oportunidades en donde la sociedad venezolana lo ha dado todo con un sacrificio enorme, de vidas, familias separadas, perdidas de patrimonio y a la hora decisiva, ha habido una conducción política que se ha echado para atrás y se salió de la ruta por la razón que sea pero que no estuvo a la altura del momento histórico y la sociedad. Eso no puede volver a ocurrir.

Por eso la conducción política que estamos construyendo es una que incluye a los partidos pero que va mucho más allá, que incluye trabajadores, estudiantes, ONGs, academias, iglesias y a la diáspora alrededor del mundo. Esto no es solo un tema político electoral sino que estamos dando una lucha existencial, del bien contra el mal y por eso tenemos que asumir que en este momento no nos podemos equivocar ni fallar. Si hay algunas organizaciones políticas dispuestos a convalidar al régimen, que le rindan cuentas a la sociedad y a la historia pero créeme que no nos van a detener. La ruta está clara y es el desconocimiento total, rebeldía total y la firmeza y fuerza total para acompañar, como tú dices, la presión de afuera con una interna.

¿Cómo se pudiese repetir un movimiento social como, por ejemplo, el que hubo el año pasado con las protestas cuando hoy en día la crisis es peor y las necesidades inmediatas se interponen?

Como tú dices, el hambre no espera y la enfermedad y la salud tampoco, entonces si algo está claro es que este drama solo se va a resolver a partir del momento en el que salgan las mafias del poder, incluyendo a Maduro.

Eso es algo que tardó tiempo en que la sociedad en su conjunto lo sopesara pero hoy está clarísimo, cada día que siga Maduro en el poder es más hambre, más vidas perdidas, por lo tanto, cada venezolano al final dice “tengo dos opciones: o me voy y dejo atrás todo o lucho” y para muchos eso no es una opción no solo porque no pueden sino porque no quieren. Frente a ese momento, llegas a esa encrucijada histórica en la que la sociedad actúa. Y la sociedad deja atrás a todos aquellos que no tengan la firmeza y claridad de acompañar esa aspiración que ya pasó al nivel de sobrevivencia de todo un tiempo. Es hambre de comida, sí pero también de libertad, de seguridad.

Yo no acepto cuando me dicen que los sectores populares solo quieren comida porque para mí, eso es subestimar y humillar la dignidad de cualquier ser humano que incluso en la mayor miseria tiene enormes aspiraciones existenciales y no ha nacido una sola mujer o madre en Venezuela que no quiera que su hijo pueda desarrollar todo su talento y eso está absolutamente negado en la Venezuela que hoy tenemos. Entonces, creo que esta situación que ya ni siquiera podemos llamarlo como una crisis humanitaria, para mí esto es una catástrofe y lo que hace es acelerar la indignación, lo que necesitamos es conducirla en esa dirección que es la salida de Maduro y el régimen.

¿Cómo llegamos a ese punto? El momento en el que la permanencia en el poder sea más costoso que la salida y en eso estamos trabajando.

¿Y qué tendría que pasar para que esa permanencia en el poder sea más costosa que la salida? ¿Salir a las calles de nuevo en protesta?

Es una combinación de cosas. Creo que los mensajes que la comunidad internacional está mandando son clarísimos: se acabó la impunidad. Cuando tú tienes una Corte Penal Internacional que inicia un examen preliminar, un Parlamento Europeo que declara lo que declara desde el embargo de armas que aprobó la Unión Europea y las sanciones hasta decir que no van a reconocer esos resultados, tienes desde Canadá pasando por Colombia hasta Macri en Argentina con posiciones muy firmes de decir que habrá justicia y no tolerancia contra aquellos que insisten en violar derechos humanos.

Son mensajes que les van llegando a todos los grupos y entornos que conforman a la dictadura y empiezan a establecer distancia y decir “no estoy involucrado en delitos de esa categoría. Déjame separarme y salvarme”. Eso va elevando la presión y el costo de permanencia para muchos de estos actores. Hay otros que se les están enviando mensajes claros en el sentido de que es su última oportunidad, que no pueden seguir acatando órdenes claramente anticonstitucionales como es el caso de los militares, porque al final deben entender que cada día que Maduro siga en el poder y siendo cómplices de esa permanencia, su responsabilidad directa también se incrementa.

¿Y el mismo hecho de toda esta presión internacional no pudiese más bien crear el efecto contrario y no querer soltar el poder que de alguna forma protege?

Un sector puede decirlo pero eso empieza a fracturar y desde luego, aquellos que no hayan cometido delitos de lesa humanidad, o narcotráfico o terrorismo entiendan que habrán procesos de justicia que van a facilitar su reinserción en una sociedad y esos mensajes también llegan a aquellas personas que habiendo estado vinculadas a las actividades de esta tiranía no han cometido delitos de este tipo.

Por otra parte, como dices, esa es la acción internacional pero desde adentro la presión, la denuncia, la movilización, adquieres distintas formas. El año pasado lo vimos, al principio fueron marchas de millones de personas con una represión brutal, luego empezamos a hacer trancazos, también nos atacaron y evolucionó hacia el plebiscito del 16 de julio. Hay distintos mecanismos en donde la sociedad encuentra canales para expresar su repudio pero también de mostrar sus ansias de cambio y se están dando en el país en un contexto increíblemente doloroso e insoportable.

El régimen quiere que nos callemos, que creamos que tenemos que aceptar los términos en que ellos quieren imponer la lucha con sus condiciones y sus plazos y frente a eso hay que rebelarse.

Vuelvo un momento a las protestas del año pasado en el que una de las cosas que las caracterizó fue tener una dirigencia política opositora delante de la estrategia y acompañando, cosa que incluso generó un nivel de confianza alto en los dirigentes. Hoy en día eso parece no estar presente y las personas pueden sentirse desamparadas por los políticos…

Es así, sí.

¿Cómo se puede romper eso y volver a presentar una dirigencia política unida?

En primer lugar no es lo mismo todo porque hay personas en todos los sectores que hemos mantenido siempre una misma posición. Tienes a la iglesia, quizá la institución con mayor firmeza y coherencia, fíjate cómo la sociedad confía en ella y lo ves en algunos medios de comunicación, no la mayoría lamentablemente porque los han ido censurando y demás, también está en los estudiantes, en la academia, en artistas, es decir que no es verdad que existe un país que ha bajado la cabeza y claudicado.

Sí, se han cometido errores gravísimos. Ha habido muchos momentos en la lucha de los últimos años en los que hemos estado muy cerca y en ese momento falló la dirección política y por eso el año pasado la gente estaba con tanta precaución que no se fuese a repetir ese escenario y desgraciadamente ocurrió. Esta estrategia del mal llamado diálogo diseñada claramente en Cuba tiene ese propósito de generar división entre la oposición, la sociedad, desconfianza y haber creado internacionalmente la imagen de que el régimen está dispuesto a hacer cambios que claramente no está dispuesto a hacer. Es decir, si hasta se burlaron del papa y del vaticano en el 2016.

Obviamente para la sociedad venezolana, el hecho de que la oposición se sentara en ese diálogo fue visto como una traición y al final, no me vengan a decir que son dos meses, son tres años hablando de diálogo y ¿dónde están los resultados, quién ganó? El régimen obviamente ganó tiempo que es lo que Nicolás Maduro quería. Y ¿qué perdimos? Vidas humanas porque ¿cuántos venezolanos se mueren mientras ellos están sentados en un diálogo?

Eso es así y por eso la sociedad está indignada y decepcionada. Ahora, no podemos quedarnos pegados, hay que mirar hacia adelante y entender qué es lo que tenemos que hacer y cuáles son los errores que no podemos repetir.

No se hace nada que le de legitimidad o tiempo y vamos con todo aquello que genere presión porque la comunidad internacional también te dice que necesitan un interlocutor confiable, lo mismo que te dice el país y eso estamos construyendo en Soy Venezuela. A esta dictadura la vamos a sacar, no tengas dudas de eso e inmediatamente se va a iniciar la reconstrucción de Venezuela que va a requerir tanta energía como la que hemos invertido para enfrentar y derrotar a la narco tiranía.

¿Por qué se fue al diálogo?

Eso se lo tienes que preguntar a ellos porque evidentemente nosotros creemos que fue un grave error con un costo altísimo para la sociedad venezolana no solo en tiempo sino en vidas, familias separadas y entonces esto es de otro orden de urgencia. Tú me dices que hubiese sido la primera iniciativa, uno pudiese entender pero es la cuarta. La cuarta. Ya no más. Creo que es momento de entender que aquí se cruzó una línea y estoy convencida de que la comunidad internacional está clarísima de ello. Se está instaurando un estado forajido y fallido y la mezcla es explosiva.

Esto se ha convertido en la crisis más grande del hemisferio en muchas décadas, nunca se ha visto en este hemisferio un éxodo como el que vemos ahora. Nunca. Y tampoco se había visto un esfuerzo concertado de la democracia occidental para que una tiranía deje el poder y eso está ocurriendo hoy mientras tú y yo estamos hablando.

Todo apunta a una fecha en específico: 22 de abril. Pero nadie habla todavía de una que es más importante: ¿qué va a pasar el 23 de abril?

O el 21 de abril, o el 20 de abril porque no nos estamos planteando quedarnos de brazos cruzados hasta que ese día llegue, están pasando muchas cosas, la situación se está acelerando de un día para otro. Lo que es una noticia a las 7 am, ya a las 7:05 am hay otra entonces el país está en ebullición. Eso se está moviendo y creciendo. Faltan dos meses, eso es algo que solo entendemos los venezolano cuando decimos que eso es un largo plazo y hay que entender la enorme responsabilidad que tenemos. Muchas generaciones de venezolanos que no han nacido van a crecer dependiendo de lo que hagamos hoy y nos tocó. Ni tú ni yo elegimos nacer en este momento. No creas que soy masoquista pero yo agradezco haber nacido en este tiempo porque siento que son los momentos en que se cambia la historia. Donde haya un venezolano en el mundo, ahí está viva la lucha.

Pensemos en lo que vamos a hacer hoy, mañana y pasado. Si ellos se empeñan en llevarse todo por delante y mantener este parapeto, están acelerando su salida porque ese día se acaba totalmente cualquier legitimidad de origen que alguien todavía pueda asignarle al señor Nicolás Maduro.

Frente a la situación política que vive Venezuela, ¿cuál es su mayor miedo?

Duermo con terror pensando lo que se vive en cada rincón del país. Si hay algo a lo que tenemos que tenerle terror es a que esta dictadura pudiese continuar. Ahora tenemos una ventana de oportunidad y las cosas las tenemos que hacer bien, depende en definitiva de nosotros. Hemos logrado mucho peor tenemos que hacer nuestra parte y ese es el llamado que hacemos a todos los venezolanos.

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