Venezuela

Lilian Tintori: "Yo he dado todo lo que ha estado en mis manos"

Un reality show la puso en el radar. La práctica de los deportes extremos la llevó a conocer a uno de los dirigentes políticos más importantes del país y casarse con él. Lilian Tintori viajó por todo el mundo denunciando la encarcelación de su esposo hace cuatro años. Esa experiencia la llevó a asumir la bandera de los derechos humanos y a dividir su tiempo entre ser madre de tres niños, esposa de un preso político y activista.

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Fotografías: Felipe Rotjes

Lilian Tintori niega tener aspiraciones políticas pero sí reconoce que seguirá denunciando a la “dictadura” de Nicolás Maduro. Aunque ya no puede salir del país por una prohibición de un tribunal, Tintori señala que ha visitado el 80 % de las embajadas ubicadas en el país para “llevar la verdad de la situación de Venezuela”.
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-¿Se ve ocupando un cargo público o de elección popular?

No. Siempre lo he dicho, el político es Leopoldo. Mi lucha es por la libertad de Leopoldo, mi lucha es para que él salga libre y pueda ser un servidor público como lo ha sido desde que inició su carrera política en 1998. Leopoldo tiene el sueño de trabajar por Venezuela y aportar al país, de rescatar la democracia y la libertad. A mi me tocó este trabajo por lo que pasó con él. En 2104, cuando lo detienen, yo asumí su defensa por ser su esposa, la mamá de sus hijos y porque me nacía del corazón.
Yo estaba comprometida con Leopoldo desde años atrás. Cuando él me pidió la mano, me preguntó si me casaba con él y también con el país. Al principio no entendí la profundidad de la pregunta. Hoy, lo entiendo. Leopoldo tiene una pasión muy grande por Venezuela. No me veo asumiendo un cargo público. Pienso que el trabajo que hay que hacer en derechos humanos, es muy profundo y a mí me gustaría trabajar en eso. En lo que estoy hoy. Allí pienso que puedo aportar mucho en el futuro.

-¿Cuál ha sido la tarea más complicada que le ha tocado hacer en éstos cuatro años?

Luchar no solo por Leopoldo sino por 377 presos políticos que hay hoy. A veces, es una lucha muy solitaria porque si no tienes a un preso político, no sabes lo que es. Puedes ver como lejano ese dolor. Es muy duro tener a alguien preso, aislado. Es un dolor muy grande que uno lo lleva por dentro. En el corazón y en la mente. En la familia. Por tres años y medio me toco luchar por tratar de que Leopoldo estuviese “más seguro” fuera de esa cárcel militar. Hoy, tiene casa por cárcel. Sigue preso pero tengo la tranquilidad de que no lo están torturando como lo hacían en Ramo Verde. Sin embargo, hay más de 300 presos que siguen en esa situación.
Es un compromiso muy grande y es muy lento. Me ha tocado entender que los tiempos en este tipo de lucha son de paciencia, resistencia y constancia.

-¿Alguna vez te imaginaste la magnitud de esto? ¿Alguna vez pensaste que esto que estás viviendo podía pasar?

Así de fuerte, no. No me lo imaginé. Imaginé un trabajo sacrificado de apoyo a él como hombre y como esposo. Pero la crisis de Venezuela es tan grave y la dictadura es tan fuerte, cruel e inhumana que me ha tocado involucrarme aún más. No solo como esposa, sino como activista también. Nunca me imaginé que iba a ser tan duro. Me imaginé que a Leopoldo lo podían meter preso porque generalmente persiguen a los lideres políticos, pero no imaginé que lo iban a torturar como lo hicieron. No imaginé que lo iban a desnudar diez veces al día, que le iban a quitar la luz todos los días a las 8:00pm y hasta la vela para que no leyera. Que me iban a desnudar a mí cada vez que fuera, eso nunca lo imaginé. Cuando estaba pasando, no lo podía creer. Me imaginé que el país iba a empeorar, pero nunca me imaginé que vería a venezolanos en el Guaire, un río contaminado, buscando objetos de valor, ni que vería a familias recoger sobras de la basura para poder comer. Nunca imaginé que el país llegaría a una crisis humanitaria como la de hoy, que ya no es crisis sino una emergencia. Y eso duele.
Nosotros somos una familia más que vive esa crisis. Leopoldo sabe lo que pasa afuera y yo como madre, vivo el día a día de la escasez, la inflación, la falta de medicinas. A mí me ha pasado que mi hija Manuela, de ocho años, necesita un antibiótico y no lo consigo. Sí me imaginé una vida dura con un político, pero no tan dura.
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-¿Sientes que estabas preparada?

Creo que nadie esta preparado para vivir una dictadura como la que estamos viviendo. No creo que haya estado preparada en ese momento, pero cuando hay amor y compromiso, uno puede superarlo. Desde que conocí a Leopoldo tuve un compromiso de amor, de entrega, de familia. Y cuando hay amor, todo se supera. Se supera la cárcel, las persecuciones, las decisiones difíciles. Por eso, siempre recomiendo aferrase a la familia porque es lo que te permite resistir.

– Y hoy, ¿está preparada?

Bueno, creo que todos los días aprendo. Pienso que la experiencia de la cárcel me endureció mucho. Es decir, me golpeó mucho el alma, me golpeó mucho el cuerpo. Me golpeó tanto que siento lo que viven las familias hoy. Me hizo más sensible al dolor, a la persecución, a la dictadura, a la crueldad. Conocí el mal de cerca. Y cuando lo conoces, te das cuenta que no podemos llenarnos de eso, al contrario, tenemos que buscar la solución y allí aprendo mucho de Leopoldo porque después de tanta persecución, su alma no esta llena de odio. Por el contrario, esta llena de fuerza, de resistencia, de ganas de salvar el país. Y ese ejemplo que tengo de él me ha ayudado a convertir mi frustración, mi dolor, en ganas de trabajar.

-¿Qué siente que ha sacrificado?

Tiempo. Tiempo con mis hijos y sobre todo, con Leopoldo a quien le han quitado tres años y medio, casi cuatro, de libertad. He perdido vivir una vida tranquila y en familia. Y es algo que no solo he perdido yo. Lo hemos perdido los 30 millones de venezolanos que vivimos en el país.
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-En estos cuatro años, ¿ha sentido ganas de tirar la toalla?

Bueno, por supuesto que hay momentos muy difíciles pero tengo una frase marcada en el corazón que es “el que se cansa, pierde”, que es la frase que Leopoldo nos dio el 18 de febrero, el día de su entrega. No nos vamos a cansar porque es muy grande el compromiso y la entrega que sentimos por el país. En mi caso, un amor muy grande que siento por mi esposo, por mi familia. Amamos a Venezuela, entonces, no hay tiempo para rendirse ni para tirar la toalla.

-Pero, ¿no ha tenido ni un momento de quiebre?

Claro. Hay noches, sobre todo cuando Leopoldo estaba en Ramo Verde, donde yo lloraba con mis hijos, con las preguntas de Manuela. Hoy en día, Leopoldo esta preso en la casa y vivimos rodeados de policías. Leopoldo Santiago, que tiene cinco años, hace dos semanas, luego que el Sebin entró a mi casa, dijo que prefería que su papi no saliera de la casa porque cuando salga, los policías lo van a matar. Lo que tienen mis hijos en la cabeza es que a su papá lo van a matar. Eso es un dolor muy grande que hay que manejar como mamá. Explicarles la situación, que estamos en dictadura pero que cuando papi salga va a estar libre por la calle. Es muy difícil explicarles porque yo sé que va a pasar pero no sé cuándo va a pasar. Entonces, todo el tiempo hay que resistir, resistir pero por supuesto, ha momentos muy tristes, muy difíciles en que lo que hago es rezar, respirar y meditar. Buscar fuerzas.
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-Dentro de poco se cumple un año de una situación en particular en la que corrió el rumor de que Leopoldo López había muerto. Hoy, cuando echa para atrás la película, ¿cómo recuerda ese día? ¿Qué sintió?

Horrible. Ese fue uno de los momentos más difíciles porque nosotros ya habíamos denunciado que eso podía pasar, ya que Leopoldo tuvo amenazas de muerte estando en Ramo Verde. Se metían a las 3:00am en su celda para hacer requisas violentas y en varias oportunidades ingresaban con armas largas y lo apuntaban en el pecho. Uno de los custodios de apellido Corredor le llegó a decir que si le daban la orden de matarlo, él lo mataría. Y hago relación con la actualidad porque me afectó muchísimo el caso de Óscar Pérez y su grupo, porque lo que yo siempre pensé que podía pasar con Leopoldo, pasó con ellos. Es impactante ver que una denuncia que haces para prevenir que no pase, pase.
Yo siempre he denunciado que eso puede ocurrir y todavía lo siento. Mi casa está rodeada de funcionarios del Sebin con armas largas y cortas. A Leopoldo le toman una foto cada cuatro horas con el periódico en la mano. Hemos sentido amenazas de que se lo van a llevar, de que pueden usar sus armas, de que pueden meterse en la casa, como en efecto lo hicieron. Es una amenaza que está allí. Un sentimiento de angustia que vive con nosotros y el momento de Ramo Verde fue muy duro y lo que recuerdo es la importancia de hablar y contar lo que uno está viviendo. La importancia de denunciar, cosa que le recomiendo a todos los familiares de presos políticos.

-Si pudiera cambiar lago de lo que ha pasado, de lo que ha vivido, ¿lo haría?

Cambiar algo… bueno, me gustaría cambiar los últimos cuatro años pero no puedo ir atrás. No puedo ni pensar en el futuro. Pienso es en el presente. Cambiaría que no haya presos políticos, que como sociedad hubiésemos podido estar más alertas y no llegar hasta este punto.

-Pero en lo que le ha tocado vivir, ¿quisiera haber cambiado algo, de poder hacerlo?

Mmm… no. Pienso que hemos dado todo. Yo he dado todo lo que ha estado en mis manos. Mi tiempo, mis fuerzas, mi resistencia, mi amor por mis hijos, por mi esposo, por mi país. He dado todo.
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-¿Qué hace en su tiempo libre?

No tengo mucho porque tengo tres hijos. Trato de organizar mi tiempo para atender cada área de mi vida. Y en el tiempo libre, hago ejercicios. Yo soy maratonista y trato de no dejar ese espacio porque me genera mucha paz y me da resistencia para continuar.

– ¿Qué ha pasado con el caso de los 200 millones de bolívares que encontraron en su camioneta?

Nada. No ha pasado nada. Tengo en carne propia dos casos: el de Leopoldo como familia directa y ahora mi caso. Me montaron un caso, absolutamente montado. Tengo la certeza de que es así porque ellos llegaron hasta un carro de mi familia. Me crearon un caso judicial donde no hay delito. Me pusieron prohibición de salida del país, me quitaron el pasaporte y el caso esta allí, paralizado. Yo quiero que se cierre porque no hay delito y me devuelvan mis documentos. Estoy esperando justicia como millones de personas.

-¿En ese momento sintió que podía terminar presa?

El día que llegaron a casa de mi suegra, me avisaron y yo fui para allá. A mi no me interceptaron, yo me presenté y cuando llegué había más de veinte funcionarios que me rodearon. Allí pensé que me iban a detener. En ese momento estaba embarazada y me preocupación era que iba a ir detenida así, embarazada. Esto es una dictadura y se pueden llevar presa a cualquier persona sin ninguna razón.

-En ese mismo ejercicio de retrospectiva, ¿siente que ese episodio le afectó? ¿Que su credibilidad pudo quedar en entredicho?

Lo que hace la dictadura es destruir. Destruir a quienes luchan por la libertad y la democracia. Quieren destruir la familia y todo lo que funcione. En ese momento, me sentí víctima directa porque era la perseguida. Y eso, me lo advirtieron presidentes, senadores y activistas afuera. Me decían “esta es la ultima vez que te vamos a ver”. Yo estaba preparada en que eso podía pasar y por eso, lo he denunciado desde hace mucho.
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-¿Cómo defines a la Lilian de antes y a la de ahora?

La de antes era una persona con mucho optimismo y con ganas de luchar y trabajar. Hoy en día, siento todo eso pero veo la realidad mucho más cruda porque me ha tocado verla de frente. He aprendido a priorizar, a ver qué es lo importante, lo verdaderamente importante. Ha sido un aprendizaje muy fuerte, a los trancazos pero nos ha hecho mejores personas. Ahora, soy más capaz de aguantar, de dar, de hacer.
Cuando no sabes qué va a pasar, si se van a llevar a Leopoldo o si la presa vas a ser tu, o tu familia, el no saber si va a ser la ultima vez que verás a tu familia, eso que viven todos los venezolanos, te hace sentir que puedes. Si puedes superar esos momentos y sigues adelante sacando la fuerza de donde no sabes que la tienes, te hace decir que vas a seguir.

-Una palabra que sienta que la define.

Protectora. Siento que estoy protegiendo a mis hijos de la dictadura, a Leopoldo. Que con Rescate Venezuela estoy ayudando y protegiendo a muchos niños. Y sueño que a mí me proteja un Estado que respete los derechos humanos.

-Sus hijos, ¿cómo ha sido el proceso para ellos en estos cuatro años?

Desde que pasó lo de Leopoldo, me dediqué a Manuela y Leopoldo Santiago. Me dediqué a ser mamá. Sí viajaba mucho por los compromisos que tenía para denunciar lo que ocurría, pero estaba con ellos en calidad de tiempo cuando regresaba. Me iba de martes a jueves y de viernes a lunes estaba con ellos e íbamos a Ramo Verde.
Para mí, mi prioridad son mis hijos. Tienen una psicopedagoga infantil y ella me ayudaba a explicarles qué estaba pasando. Siempre les he hablado con la verdad.
A Manuela le decían muchas cosas en el colegio. Le decían que su papá iba a estar 30 años preso, que había matado personas. Manuela llegaba del colegio a preguntarme y yo tenía que explicarle que no era cierto, que su papi era un político que ha denunciado al régimen de Nicolás Maduro. Siento que mis hijos han crecido y se han fortalecido. Han madurado más rápido. Tienen una conciencia muy profunda de lo que está pasando en el país. Cuando pienso que es muy duro para ellos, pienso que es más duro para los niños que no tienen qué comer.
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-Una vez que Leopoldo salga en libertad, ¿ha pensado qué hacer? ¿Continuará con el activismo?

Mi prioridad van a seguir siendo mis hijos. Yo lo he dicho muchas veces, me será muy difícil dejar el activismo. La crisis humanitaria no se resolverá de un día para otro. Por ende, todos los venezolanos nos tenemos que dedicar a ayudar. Así que no, no me voy a separar de este compromiso. Al contrario, estaré acompañando a Leopoldo mucho para reconstruir el país.

-Dejó de ser Lilian Tintori, la esposa de Leopoldo López para ser Lilian Tintori, la activista de derechos humanos?

No creo. Sigo siendo lo mismo. Como trabajadora y esposa. Se fortalecen mucho. Para mí, Leopoldo es una roca y agradezco todos los días tenerlo cerca y siento que mi trabajo lo que ha hecho es enriquecer su lucha.

-Ustedes como pareja han vivido una situación extrema, ¿cómo ha sido la convivencia?

Hay momentos en la vida que pueden poner en peligro tu relación. Yo sabía que la cárcel de Leopoldo podía ser uno de ellos y estuve muy alerta desde el primer día. No hubo uno en que no fuera a visitarlo. Las veces que no pude verlo fue porque me negaron el ingreso. Había una claridad en mis prioridades: mis hijos y mi esposo. Luché mucho por eso y cuidé mucho eso. Ahora es lo mismo, solo que está en la casa. Trato de describirle lo que ocurre afuera. En esta etapa siguen las mismas prioridades. Buscamos un equilibrio para que él se sienta cómodo aún estando encerrado. Este tipo de dictadura destruye a la familia. Por eso he trabajado para fortalecerla y llenarla de amor. Hemos cuidado que nuestra relación de pareja no la toquen. Que esté fuerte y supere toda adversidad.
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-De esos días previos al 18 de febrero de 2014 hay versiones. La suya y la de Diosdado Cabello. La propuesta de salida del país es el punto de coincidencia. Con todo lo que ha ocurrido, ¿hubiese cambiado esa decisión de no irse?

Se hubiese evitado, quizás, tanto dolor para nuestra familia pero no estaba en mí esa decisión. El perseguido era él. El ofrecimiento de Diosdado Cabello de decirnos que había un avión listo para irnos, su intención de manipularme con mis hijos para que nos fuéramos, nada de eso sirvió. Leopoldo tenia la decisión y como yo estoy casada con él, es una decisión de familia. Mi decisión fue apoyarlo. Si pudiera retroceder el tiempo, te digo que ha sido muy duro lo que hemos vivido pero nos ha hecho mejores personas. Estamos construyendo el país que viene con nuestro sacrificio y nuestras acciones. No cambiaría el destino. Nos tocó lo que nos tocó y en el caso de Leopoldo, lo decidió porque se entregó sabiendo que aquí no hay justicia. Estoy orgullosa y honrada de estar casada con él y si tengo que seguir viviendo momentos difíciles, pues los asumiré.

-Sus planes

Seguir con Rescate Venezuela, con el compromiso asumido para ayudar con insumos médicos y comida en campamentos humanitarios. Mi plan es seguir luchando por la libertad de Leopoldo y de todos los presos políticos y dedicarle tiempo a esta organización para despertar solidaridad en aquellos sitios que puedan ayudar a los más necesitados.]]>

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