El padre Yorman Carrillo junto al padre Felicísimo, sacerdotes de la iglesia San José de Barquisimeto, desde hace un tiempo han tenido que realizar ellos mismos el pan que día tras día se encargan de repartir durante la celebración de la misa. Ante la escasez, las compra de hostias se ha vuelto una odisea pues en la capital larense hay 120 parroquias, un número imposible de abastecer por la poca materia prima.
Los presbíteros deben invertir aproximadamente Bs 5 millones en 12 paquetes de obleas y vinos que tan solo garantiza la eucaristía de un mes. Pese a que la elaboración de las mismas es más económico, conseguir la harina también se ha vuelto un víacrucis y deben recurrir al apoyo de los feligreses.
A finales del mes de marzo de 2018, un evento similar ocurrió en la parroquia San Antonio María Claret de Maracaibo. El sacerdote Ovidio Duarte explicó al diario La Verdad que el «pan sagrado» que tenían para entregar fue recibido por donaciones de feligreses en el exterior, específicamente en Miami y Houston.
Los poblados más humildes del sector marabino no pudieron recibir la comunión pues las obleas no serían suficientes. Duarte enfatizó que la elaboración del pan por cuenta propia era imposible, ya que la harina está por el orden de los 8 millones 500 mil bolívares y tan solo de la inversión de Bs 400.000 salen unas mil hostias.