Venezuela

Transdrácula: el surrealismo recorre las calles de un estado sin autobuses

A los carabobeños les llegó un respiro para las horas de espera bajo el inclemente sol. Se llama Transdrácula y fue la solución momentánea que dio el gobernador de esa céntrica entidad, Rafael Lacava para que los ciudadanos se puedan desplazar por los 14 municipios del estado, en medio de la crisis de transporte que paraliza a Venezuela.

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FOTOGRAFÍA: GOBERNACIÓN DEL ESTADO CARABOBO

La fórmula del excéntrico Lacava para enfrentar la escasez de transporte en Carabobo, que llega a 90% según estimaciones de la oposición, fue sencilla: importar desde Estados Unidos buses escolares de segunda mano para recorrer este vasto estado, de 4.650 km cuadrados.
Son fáciles de distinguir en las calles. Cada transporte escolar amarillo, que puede movilizar a 50 personas sentadas, cuenta con un estampado que dice «Transdrácula» en sus partes laterales. Llevan un murciélago en uno de sus vidrios traseros y son conducidos por hombres que son llamados «dráculas».
El número de Transdráculas recorriendo las calles de la entidad es desconocido. El gobernador anunció a mediados de junio la importación de 14 autobuses  en un primer lote para paliar la crisis. Luego, llegó otro lote el pasado 14 de julio.
El presidente de la cúpula empresarial Fedecámaras-Carabobo, Carlos Luis González, aseguró recientemente que Lacava compró 96 autobuses escolares mediante una subasta pública en Estados Unidos, país que mantiene sanciones financieras al gobierno venezolano.
Lacava, el gobernador oficialista que recorre las noches las calles de Carabobo para detener a revendedores y delincuentes con una carroza fúnebre, aseguró que la flota de autobuses es una «gran solución» para la crisis de movilidad de los carabobeños. «Me contenta mucho ver a la gente feliz», escribió en twitter.


Pero la oferta de buses amarillos no cumplen con las expectativas de muchos usuarios. Raquel Pantoja, una ama de casa del norte de Valencia que padece a diario la crisis de transporte, se queja por la incomodidad que supone movilizar a miles de personas en largas pero angostas unidades, que datan de los años 80 .
Cuenta Raquel que desde que puso un pie en uno de estos vehículos se percató que no habían salidas de emergencias ni en sus ventanas ni en el techo. De igual modo los buses no tienen dos puertas, lo que dificulta la salida de los pasajeros. Según la usuaria, los pasillos de estos transportes son muy angostos.
«Hay hacinamiento y el servicio es igual de malo que los pocos buses que aún circulan», afirma Pantoja.

Los puestos, apunta esta ama de casa, son más pequeños que un colectivo o uno de los pocos expresos que recorren a Carabobo: «claro eso es un bus de niños. Si te toca una gorda, yo que soy flaca y chiquita, quedo arrinconada hacia la ventana. Si eres alta, viajas con las rodillas clavadas en el espaldar del puesto delantero», comenta.
Aunque su sobrenombre sugiere una indumentaria específica, los conductores de los Transdrácula no levan uniforme. Cada uno está acompañado por un colector que posee una carpeta en donde registra cada pasaje cobrado. El costo se mantiene en cinco mil bolívares, aunque hay denuncias de varios ciudadanos que lo ubican en Bs. 10 mil.

Sin rutas fijas

Otro problema de estos buses es que no tienen rutas fijas. Usuarios consultados por El Estímulo se quejan por la poca información que existen sobre los trayectos de estas unidades a lo largo de la entidad.
«Es cierto que cuando uno se monta en un Transdrácula uno no sabe a donde se dirige porque  no tienen carteles que especifiquen los destinos. Tienes que captar la atención del colector para que te responda», aseguró Roberto Rincón, quien se dirigía hacia la sede de la Universidad de Carabobo.
A pesar de sus quejas, Pantoja admite que el Transdrácula representa una solución relativa para las necesidades de los pasajeros . «Es mínima pero al menos beneficia a una parte de la población y más cuando se trata de horas no pico».
Lo que espera esta ama de casa es que estas unidades sirvan para atender una coyuntura y no terminen de ser la «solución» definitiva de Lacava para superar  a una crisis con estas unidades desincorporadas por ley en Estados Unidos, luego de cumplir diez años de funciones. Los detalles de cómo el gobernador adquirió estos transporte son, por ahora, desconocidos.
Más allá de las oscuridades que supone esta medida implementada por el gobierno regional. Pantoja recuerda cómo en su segundo viaje, justo antes de llegar a la estación del Metro de la Cedeño, el Transdrácula comenzó a presentar fallas hasta que no avanzó más.
«Fue increíble la gente se alborotó y decían ‘¿Epa Drácula hasta aquí llegamos?´ Todos nos bajamos y mi indignación creció, pero que se puede esperar de un bus que parece sacado de los años 70», expresa.]]>

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