Venezuela

El presidente gringo, el coronel venezolano

Donald Trump, burlón: “Está perpleja de que la haya escogido… está en estado de schock…”

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Cecilia Vega: “No lo estoy, señor presidente, gracias”

Donald Trump, burlón: “Está bien… sé que no estás pensando… nunca lo haces”

Cecilia Vega: “¿Disculpe?…”

Donald Trump: “Nada, sigue adelante”.

Cecilia Vega: “Se dice que usted está limitando la investigación del FBI en el caso Kavanaugh…”

Donald Trump, agresivo, interrumpiéndola: “¿Y eso qué tiene que ver con el mercado? No tengo problemas en responder la pregunta, pero me gustaría que tuvieran que ver con el mercado…”

Este intercambio tuvo lugar en una rueda de prensa del presidente Donald Trump sobre el nuevo tratado de mercado con Canadá y México. Trump comenzó burlándose de la joven periodista de ABC News -quien de inmediato lo puso en su puesto- y terminó, una vez más, hostigando a un representante de la prensa ante una pregunta que obviamente le resultaba incómoda.

Y es que Donald Trump es un patán. Su elección reveló el estado de la sociedad americana (¿o más bien debería decir “la suciedad”?) misógina, racista, avara, rendida y postrada ante el poderoso dólar, contenta de ignorar el decline moral y ético en cuanto su “circo” continúe. Lo peor es que nada me extrañaría que Trump volviera a ganar las elecciones de medio periodo. Indignante, por decir lo menos. Trump parece un gemelo separado al nacer de Chávez. Los fascistas en general actúan de la misma manera: la misma arrogancia, la misma crueldad, la misma ignorancia empoderada. Cuando carecen de argumentos, insultan. Y pareciera que cada vez tuvieran menos argumentos. Cecilia Vega demostró solidez, confianza en sí misma y un autocontrol envidiable.

Para hacer peor un momento desagradable, Kirstjen Nielsen, Secretaria de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, quien se encontraba de pie detrás de Trump, asentía y sonreía mientras el patán, abusando de su poder, se burlaba de una mujer profesional. Pero no me extraña para nada su actitud, pues hace pocos meses fue ella quien justificó separar a los niños de sus padres en la frontera de México porque “ésos no tienen sentimientos como nosotros»…

Los venezolanos fuimos testigos hace unos días de otro intercambio, también entre un funcionario y una periodista. Él, director del despacho de la presidencia de la república de Venezuela. Ella, Carla Angola. Aprovechando la visita de Nicolás Maduro a la Asamblea General de las Naciones Unidas, Carla le preguntó a un escurridizo Maduro, que huía a las preguntas de los periodistas a la salida de su entrevista con el Secretario General, Antonio Gutierres, en la supuestamente “exitosa” gira, si iba a visitar a sus narcosobrinos. Una pregunta pertinente, pues se encontraban tanto él como la ahora “primera dama” (ya como que no es combatiente) en territorio donde sus sobrinos se encuentran presos. El coronel en cuestión, Eliécer Márquez –de quien algunos de sus compañeros de promoción (según Carla Angola) “no se explican cómo se graduó”, abordó a la periodista y la emplazó: “anda a ayudar al adicto de tu hermano, Carla Angola”. Y añadió “estás feíta”.

En Venezuela se ha hecho consuetudinario que para insultar a un hombre se le tache de “marico” y para insultar a una mujer se la tilde de “prostituta”. Parece que señalarlos de “drogos” también… El coronel no rebate, no discute, no arguye. Sólo insulta. El arma de quienes no tienen la razón. Y encima, le dice “feíta” a una de las mujeres más hermosas que ha tenido el periodismo venezolano. Eso último lo que me dio fue risa…

Esos atropellos de bravucones no tienen asidero ni ideología. Son todos igualitos, no importa en qué parte del mundo se encuentren ni con qué doctrina se identifiquen… Me imagino que se sienten muy machos avasallando mujeres. Tanto Cecilia Vega como Carla Angola dieron muestras de profesionalismo, de fuerza y de valor. Y dejaron a sus interlocutores, una vez más, como pajaritos en rama…

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