Venezuela

Valencia vivió el apagón con negocios cerrados y poco transporte público

Los comerciantes estuvieron entre los más afectados por el nuevo apagón que se vivió en Valencia entre el 22 y 23 de julio, a decir de las cifras del sector.

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Fotografía: Tibisay Romero

La presidenta de la Cámara de Comercio de Valencia, Ana Isabel Taboada, informó en horas del mediodía del martes que luego de un recorrido por las principales zonas de negocios en la ciudad, el panorama de paralización era significativo.

“Podemos afirmar que entre un 85 a 90% de los negocios se encuentran inoperativos. Muchos decidieron abrir en el momento en que hubo luz a las 8:00 am pero a las 9:00 am se volvió a ir”, destacó.

Taboada refirió que se vuelve complicado mantener los negocios en medio de una economía hiperinflacionaria y en un país donde los servicios públicos funcionan de manera tan deficientes.

En un recorrido hecho por El Estímulo por el centro, norte y sur de la ciudad de Valencia, se constató que numerosos locales comerciales permanecieron cerrados. En los pocos abiertos, los encargados manifestaban las dificultades para hacer transacciones bancarias.

“No tenemos tampoco dinero en efectivo. Volver a vivir esto de un apagón es un mal recuerdo que nos trae pérdidas”, dijo Andrés Rojas, un encargado de una venta de repuestos en la zona sur de la capital carabobeña.

En el centro de Valencia algunos negocios funcionaban con pequeñas plantas eléctricas que permitían encender luces o conectar computadoras, pero las fallas de conectividad eran la constante.

“Tenemos esta planta que compramos luego de los apagones de marzo y abril. Igual no es mucho lo que podemos hacer porque no pasan las tarjetas de los bancos y no hay dinero en efectivo”, señaló Ana Marín, una joven encargada de una tienda de ropa de niños en el centro.

El Metro de Valencia no funcionó y el transporte público resultó escaso para que se movilizaran aquellos que asistieron a sus lugares de trabajo porque no lograron enterarse de que el gobierno había suspendido las actividades académicas y laborales.

“Vine desde Ricardo Urriera en transporte público hasta el centro que es donde trabajo pero para volver ya no veo tantos autobuses y creo que me tocará irme caminando, como muchos más que a esta hora del mediodía lo hacen”, destacó María Pilar Pérez, una mujer que atiende en una zapatería cercana a la plaza Bolívar de Valencia.

Salud

Reymer Villamizar, presidente de Amigos Trasplantados de Venezuela, indicó a Unión Radio que el apagón afectó también a centros de salud por el flujo intermitente de energía eléctrica.

“En Puerto Cabello se tuvo que recurrir a una planta generadora de electricidad de la Alcaldía de Puerto Cabello. Antes del mediodía del martes pudieron comenzar a dializar a un grupo de 20 personas a quienes les correspondía la diálisis”, explicó.

De igual manera indicó que de las 129 unidades en el país que atienden a pacientes que requieren de diálisis, muy pocas cuentan con plantas eléctricas y los tratamientos se paralizan.

Nueva tanda

A partir de las 7:00 pm del martes 23, un nuevo apagón se registró en sectores del área metropolitana de Valencia como Flor Amarillo, Trapichito, Valles de Camoruco, Agua Blanca, La Isabelica, Las Quintas, Campo Solo, El Bosque, La Florida, Los Mangos, parte de La Esmeralda y la falla se prolongó hasta las 11:00 pm.

El jueves 7 de marzo de 2019, desde las 4:50 pm, ocurrió un apagón nacional que abarcó 23 estados del país y se prolongó por al menos 80 horas, lo que constituye el black out más extenso en Venezuela. Las pérdidas aún no han sido cuantificadas por completo.

Nicolás Maduro, dijo en esa oportunidad que se trataba de un ciberataque y culpó a opositores por lo sucedido y al gobierno norteamericano. En esta ocasión, el 22 de julio, el vocero fue el Ministro de Comunicaciones, Jorge Rodríguez, quien informó sobre una similar versión.

Sin embargo, especialistas en el tema han afirmado que se trata de las consecuencias de más de 20 años de desinversión y falta de mantenimiento al sistema eléctrico del país.

Numerosas voces han advertido, desde hace más de una década, sobre los riesgos de no atender oportunamente esta situación, y el panorama que podría generarse, tal como ocurre en este tiempo de apagones y fallas constantes.

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