Venezuela

Monseñor Lisandro Rivas: "Las soluciones debemos buscarlas juntos"

Después de recorrer, como misionero, países como Kenya, India, Inglaterra, Colombia y Roma, este sacerdote trujillano regresa a su país para ser el nuevo obispo auxiliar de Caracas

Publicidad
Cortesía

Uno de los dos nuevos obispos designados para la Arquidiócesis de Caracas es monseñor Lisandro Rivas, sacerdote venezolano nacido en Boconó, estado Trujillo, para quien el descubrimiento del Instituto Misiones de la Consolata, orden dedicada a la acción misionera, resulto la puerta a un mundo desconocido: la missio ad gentes.

El término, tomado de uno de los 16 documentos del Concilio Vaticano II: ad gentes divinitus, se refiere a la actividad misionera de la Iglesia llamada a difundir por todas partes el reino de Cristo especialmente entre los pueblos que no lo conocen.

El nombramiento de monseñor Lisandro Rivas fue catalogado por el cardenal Baltazar Porras como un signo “de amor de Dios, como un regalo del Niño Jesús para esta querida y muy probada arquidiócesis”. Sin duda, este joven obispo aportará una visión universal y misionera en su desempeño como pastor en la iglesia caraqueña.

Una vida de misión

Apenas ordenado sacerdote el joven andino tomó sus maletas y emprendió el viaje que lo llevó a la misión en Kenya, África. Allí se encontró con una casa destartalada y una colchoneta para dormir pero la propia comunidad, poco a poco y con grandes esfuerzos, ayuda a quien sería su pastor por varios años a conseguir algunas mejoras en la obra.

Lisandro Rivas
Lisandro Rivas fue misionero durante cinco años en Kenya

“Después de casi 11 años estoy regresando a Venezuela. Los cambios son muy fuertes. Yo estuve en Kenya por cinco años después de mi ordenación. Aunque no me gusta comparar, si encuentro similitudes en cuanto la situación social, económica y política. Allá era muy dura también”, señala el obispo.

La respuesta para mejorar esta situación desde la perspectiva de la Iglesia Católica debe incluir a obispos, lideres, laicos, religiosas y sacerdotes. Para monseñor es “un acercamiento, acercarse para caminar juntos. Es algo que va muy bien con el espíritu del Papa Francisco, ese sentido de solidaridad, de escucha con empatía, porque todo el mundo escucha, pero creo que se requiere ir más allá de lo que se ve”.

“Yo creo que nuestra gente está un poco cansada y desanimada. Solamente podemos dar ese ánimo desde el acercarse con empatía, entrar en comunión», continúa.

Una sopa o una medicina no bastan

Para el nuevo obispo “hay muchas ONG que pueden dar una olla solidaria y hasta una medicina, pero yo creo debemos ir mucho más allá. Creo que el punto de partida es estar con la gente, acompañarlos, escucharlos y no solo dentro de la Iglesia, porque al final tenemos todos que construir a Venezuela”.

En este sentido el Papa Francisco, mirando la realidad eclesial mundial afirmó: “Ha llegado la hora de que nos sentemos juntos y comencemos a dialogar”. Para Lisandro Rivas esa es la base de la sinodalidad: “dialogar, que tú me digas qué tienes, qué ves, qué sucede a tu alrededor y que podamos caminar juntos y construir esa Iglesia donde todos nos sentimos partícipes”.

Prepararse para la sinodalidad

En 2023, el Sínodo de los Obispos se reunirá en su XVI Asamblea General Ordinaria, para tratar el tema ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’, a convocatoria del papa Francisco. Para Rivas el Papa “nos está dando la oportunidad de sentarnos y dialogar, ver que Iglesia queremos y hacia dónde vamos, pero sin perder el núcleo que es el evangelio, y partiendo del Evangelio vamos a caminar juntos, vamos a construir, vamos a valorarnos juntos, usted como niño tiene algo que aportar, usted como anciano, como profesional tiene algo que aportar, usted como ateo que no cree, que se ha vuelto apático, también tiene algo que aportar”.

Monseñor considera que al tratar de buscar soluciones no hay que esperar que vengan de arriba, afuera u otro planeta. Al contrario, debemos tocar una realidad concreta y con un criterio como el que enseñó Jesús, cuando preguntó a la gente: “¿Qué tienen ustedes?” y un muchacho respondió tengo 5 panes y 2 peces, y todos quedaron saciados.

“No solamente cosas materiales de los cuales estamos muy limitados, sino también de valores. De lo que está dentro, que la gente posee espiritualmente pero que toda esta compleja situación creo que ha opacado” profundiza. “Consiste en buscar soluciones juntos. En qué hacer, cómo hacer, qué tienes tú y qué tengo yo. Coloquémoslo sobre la mesa y de allí comencemos a caminar”.

“Creo que es un momento de gracia para fortalecer ese espíritu de que todos somos Iglesia. Vamos a caminar. Cada uno con su vocación, cada uno con su misión”, explica Monseñor. “Es el tipo de iglesia que el mundo y Venezuela necesitan ante tantos desafíos y situaciones que podamos responder y que podamos impregnar el sabor de Evangelio que nos lleva después a un compromiso social y humanitario”.

De Kenya hasta Colombia

Este hombre de Dios ha recorrido casi medio mundo: Kenya, India, Inglaterra, Colombia y Roma son los países donde ha sido destinado para llevar el Evangelio, atender las necesidades del pueblo o liderar proyectos de cambio y formación de comunidades.

Cuando recibió la noticia de su designación para esta nueva labor pastoral en Venezuela, Monseñor Lisandro se encontraba en Roma, al frente del Seminario Colegio San Pablo de Propaganda Fide, también llamado seminario misionero. “Allí estuve en comunidad con 192 sacerdotes diocesanos que venían de 45 países del mundo. Me dio la oportunidad de reconocerme como un hermano universal”.

Monseñor Lisandro se encontraba en Roma, al frente del Seminario Colegio San Pablo de Propaganda Fide, con sacerdotes de 45 países

“Vivir la fe juntos y descubrir que al final somos seres humanos, que tenemos el mismo corazón, que por las venas nos corre la misma sangre, que a pesar del idioma vivimos en las mismas situaciones universales” debe ser la experiencia que, según Monseñor, dará respuesta a tantas situaciones difíciles en el mundo actual.

“Regresar a Venezuela, después de esa experiencia, claramente me lleva a vivir con más pasión mi ser cristiano, mi ser hombre, reconocer la diversidad, pero que a su vez hay elementos en común, ahora como obispo descubrirme pastor”, finaliza el novel obispo.

Publicidad
Publicidad