Venezuela

Así viven los venezolanos en casas que están a punto de caerse

Cientos de ciudadanos continúan viviendo en estructuras que fueron declaradas en riesgo. Ellos cuentan por qué no han dejado sus hogares, a pesar de que saben las consecuencias de su decisión

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Casas
EFE

El suelo y las paredes crujen, la inclinación se vuelve natural y la humedad es la regla. Así son las casas frágiles que habitan cientos de ciudadanos en favelas de Venezuela que fueron declaradas en riesgo, pero nunca desalojadas, y ahora se hunden ante el abandono del Gobierno, según cuentan sus habitantes.

Hace unas semanas, según el líder del chavismo, Nicolás Maduro, se entregó la casa número 4.100.000 del plan «Misión Vivienda«, quienes residen en zonas declaradas en alto riesgo aseguran que llevan años esperando la adjudicación de un inmueble que los saque de las ruinas y les permita vivir en paz.

Sin embargo, dicen, solo han recibido «promesas vacías. Por lo tanto, al no tener recursos económicos, se ven obligados a vivir en estas casas a la espera de que las soluciones lleguen antes que los inminentes derrumbes.

Entre lágrimas, Irene Castillo explicó a Efe que, hace cinco años, parte de su inmueble se derrumbó luego de que la comunidad en la que vive, una barriada del céntrico estado Miranda, colapsara y varias casas y edificios se desplomaran.

A la espera

«Quedarte sin nada de la noche a la mañana no es fácil (…) ya son cinco años esperando por ellos (el apoyo del Gobierno), entonces qué es lo que esperan», dijo Castillo, madre de dos menores. Convive con ellos en el estacionamiento de su vivienda, la única parte de la casa que quedó en pie tras el derrumbe.

Un hombre acomoda un mueble dentro de su casa sin paredes, el 29 de junio de 2022, en un barrio de Petare en Caracas (Venezuela) / Rayner Peña R. EFE

En el sector en el que reside, las casas parecen estar torcidas. Al caminar, se percibe la inclinación del suelo y son visibles los derrumbes que circundan, consecuencias de una falla estructural que se come el terreno como un monstruo insaciable.

Castillo relató el periplo de su familia y las otras 47 que sufren por estas condiciones.

Peligro anunciado

Según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) de la Universidad Católica Andrés Bello 2021, el 13,4 % de los hogares venezolanos están asentados en casas «inadecuadas».

Andrés Aparicio, quien vive en una zona del oeste de Caracas, cuyo terreno desde hace seis años amenaza con hundirse, es un caso real que forma parte de esta estadística.

Vista de viviendas caídas y abandonadas, el 29 de junio de 2022, en un barrio de Petare en Caracas / Rayner Peña R. EFE

«En principio, nos declararon zona de riesgo y mandaron a desalojar a algunas familias, pero (…) todos se quedaron y están a la espera. Ha venido gente, han prometido, han dejado, han hecho cualquier cantidad de comentarios, de reportes, pero hasta ahora todo igual, todo se ha mantenido igualito», indicó Aparicio.

En esta zona, la falla es tan grave que, además del colapso de las casas, las principales calles debieron dejar de ser transitadas por vehículos ante el peligro de debilitar aún más este terreno en el que se ubican al menos tres escuelas públicas y viven más de 5.000 personas.

Los venezolanos que son protagonistas de estas historias, y no tienen recursos para alejarse del peligro, están condenados a ver el constante deterioro de sus hogares.

María del Carmen Hernández bromeó y dijo a Efe que a su casa, ubicada en un sector al norte de Maracaibo, en el estado Zulia, «le dio una trombosis», pues la mitad está inclinada y marcada por una enorme grieta que la atraviesa.

Niños juegan en una casa con la estructura debilitada por las lluvias, el 29 de junio de 2022, en un barrio de Petare en Caracas (Venezuela) / Rayner Peña R. EFE

A ella, como a las 160 familias residentes de este sector que tiene 35 años de construcción y más de 10 en riesgo, las autoridades de Protección Civil le ordenaron desalojar, pero no tiene a dónde ir.

«Yo vivo con el corazón en la boca (…) ya esto tiene como más de 10 años que empezó, pero ahora se puso peor (…) se ha abierto más, se caen pedazos», contó esta mujer que solo alcanza a usar la palabra «miedo» para describir su estado actual.

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