Venezuela

Quién era Henrique Machado Zuloaga, empresario que apostaba a la creatividad en Venezuela

Henrique Machado Zuloaga deja un legado de trabajo ético. Apostó firmemente a despertar las capacidad propias de Venezuela para salir del subdesarrollo.

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Henrique Machado Zuloaga

En esta Venezuela desmemoriada, en la que generaciones enteras ignoran lo que había antes de que el régimen chavista cambiara para mal las cosas, figuras como la del hoy fallecido Henrique Machado Zuloaga merecen ser reconocidas como lo que fueron: personas con ética empresarial, comprometidos en diversificar la economía y en estimular las capacidades de las personas comunes para que dieran lo mejor de lo que eran capaces.

Machado Zuloaga era heredero de una estirpe empresarial de la que quedan pocos exponentes en esta Venezuela venida a menos. Como presidente del que fuera el grupo privado más importante en el área de industrias pesadas, fue un hombre de éxito y acertados manejos, con una labor reconocida más allá de las propias empresas que dirigió.

«Yo pienso que un país para vencer el subdesarrollo tiene dos caminos fundamentales que es la capacitación y la inventiva. Son dos cosas que requieren crear un ambiente adecuado para que haya creatividad», decía el 4 de abril de 1990 en el programa de televisión «Buenos Días», de la periodista Sofía Imber.

«Éstas son cosas que no se generan solas, que no son espontáneas, el esfuerzo individual en la creación requiere ser premiado, estimulado, se requiere libertad para que se pueda ser creativo».

Henrique Machado Zuloaga

En ese momento Machado promocionada la iniciativa Eureka 90, una exposición de empresas públicas y privadas que buscaba fomentar la inventiva y la innovación entre los trabajadores.

Machado Zuloaga era entonces presidente ejecutivo de la siderúrgica Sivensa, la cara más visible de un grupo de empresas de la industria pesada del hierro y del acero. En Venezuela, destacaba más en esa actividad la gigante estatal Sidor, hoy quebrada, como el resto de las filiales de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG).

Por aquellos tiempos en los que el ejercicio del Gobierno no estaba picado por el fracasado virus del autoritarismo, la ineficiencia y el anacronismo, las actividades de empresas privadas y públicas se complementaban, en un exitoso modelo que sería truncado por la bota militar pocos años después.

Machado Zuloaga fue un activo impulsor de la innovación industrial y de la educación técnica abierta, también a través deFundametal, una fundación de la cual se enorgullecía particularmente por haber ayudado a formar más de 10.000 técnicos especializados en trabajos de manufactura de hierro y acero.

Sivensa era una empresa bursátil -inscrita en la Bolsa de Valores de Caracas- , que emitía además con éxitos en los mercados internacionales papeles de deuda para financiar sus ambiciosos proyectos de expansión y modernización. Como corresponde a este tipo de firmas, sus libros, resultados, actividades, planes y desempeño estaban sometidas al escrutinio de los mercados, de accionistas e inversionistas nacionales e internacionales.

Henrique Machado Zuloaga -un hombre más bien de perfil reservado en lo personal- solía conceder entrevistas a la prensa especializada para hablar de esos planes y proyectos y para explicar resultados corporativos. Él y todo el grupo Sivensa eran muy receptivos a las peticiones de información por parte de la prensa y los inversionistas.

Era esposo de Corina Parisca de Machado, padre de María Corina Machado Parisca, Mariana Machado Parisca de Tovar, Ana Teresa Machado Parisca de Alvarez y Clara Luisa Machado Parisca de Colonelli.

Nacido en Caracas el 24 de noviembre de 1930, era el hijo menor de Ana Teresa Zuloaga Blanco y Oscar Augusto Machado Hernández, empresario y gerente público que ejerció roles determinantes en la Venezuela post gomecista.

«Era apegado a sus valores, firme en sus principios y valor por el trabajo, legado que deja con un éxito rotundo. Transitó su vida apegado a la enseñanza de sus padres que no temió combinar los privilegios propios con las necesidades ajenas», señala su familia.

Educado en Venezuela en instituciones públicas, heredero de la gestión de una exitosa empresa familiar, este ingeniero era una muestra de un país que se construía con visión de futuro y modernidad.

Fuentes familiares recuerdan que Henrique Machado Zuloaga egresó como bachiller del Liceo Fermín Toro a sus 17 años y a los 23 años se graduó en la Universidad Central de Venezuela en Ingeniería Civil. A los 30 egresó de la Universidad de París en estudios de Planificación, luego a los 31 años se graduó en el London School of Economics, con especialización en Economía y a los 31 años comienza a trabajar en Sivensa.

Su lema era “familia, trabajo y vida”. Una palabra con la que se describía: “Paciente”, señalan las fuentes familiares en su obituario.

“El tiempo es relativo, por eso este hombre paciente tiene más de 90 años joven”.

Henrique Machado Zuloaga

Su familia lo recuerdan como un hombre maravillado con la vida y con un profundo sentido de humor. Sus hijas lo describen como el hombre más positivo que conocían, un gran ejemplo a seguir.

«Hoy se va un gran venezolano, un esposo maravilloso, un padre cariñoso y presente, un abuelo joven que no se perdía un plan con sus nietos, un amigo presente. Se va un legado de un país trabajador, decente, repleto de valores que nunca dudó que Venezuela será un país mejor muy pronto», señala la familia en un comunicado.

Aunque llevaba años retirado de la actividad pública y empresarial, su aporte al país y a la comunidad era bien conocido por generaciones anteriores.

«El señor Henrique hizo, sin duda, notables contribuciones al desarrollo industrial del país. Formó parte de una generación que construyó los cimientos de la Venezuela moderna que aun con el desastre actual de la economía todavía sobrevive. Lamentablemente, muchos de nuestros buenos empresarios se están yendo a otro plano, sin que surja una generación de relevo mejor y superior», comenta el economista Carlos Torrealba.

Henrique Machado Zuloaga en sus años de juventud.

En sus tiempos había sido jugador de polo, esquiador y tenista. Una persona que lo conoció lo describe casi como un monje: llevaba una vida frugal, comía solamente en su casa; no era afecto a restaurantes ni homenajes. «No tomaba alcohol, salvo vinos, nunca alardeaba de nada (sino de Fundametal), en su época manejaba su carro sencillo para ir al trabajo, sin jamás tener chofer».

«Era muy discreto, gran amante del arte, podía quedarse una hora observando un cuadro de un pintor desconocido, como podía recorrer días y días el mismo museo cuando viajaba», señala esta fuente.

Fundametal fue una de las mejores obras de su gestión empresarial.

«El doctor Machado sufría y se lamentaba más por la pérdida de los trabajos de Fundametal y del desarrollo metalúrgico del país que por el pago de la expropiación» (de las empresas confiscadas por el régimen chavista), señala una fuente.

En 2012, el entonces presidente Hugo Chávez anunció que había aprobado pagar 298 millones a Sivensa por la expropiación de su principal filial Sidetur. Pero ese pago nunca se concretó.

Sidetur tenía seis instalaciones industriales ubicadas en Caracas (Antímano), Guarenas, Barquisimeto (2 plantas), Matanzas (Casima) y Valencia, a través de las cuales mantuvo una participación relevante en la cadena siderúrgica nacional, con una capacidad nominal anual de 835.000 toneladas métricas de acero líquido, 615.000 toneladas métricas de productos largos laminados y 67.000 toneladas métricas de productos trefilados y electrosoldados, nos recuerda Transparencia Venezuela.

Hoy, esta empresa que fue exitosa e innovadora, una de las principales exportadoras del sector privado, es otra evidencia del fracaso de las arbitrarias políticas estatizadoras y del autoritarismo. Su producción y su presencia en el mercado nacional cayeron en picada, no honra los compromisos de deuda emitida en el pasado por sus legítimos propietarios y sus trabajadores perdieron beneficios laborales históricos.

De cierta manera la muerte de Henrique Machado Zuloaga es otra evidencia de la muerte de un modelo de desarrollo industrial al que había apostado Venezuela durante la era democrática, con empresas orientadas a los mercados mundiales de exportación, innovadoras, eficientes y sometidas al escrutinio público y de auditores independientes y con un importante impacto positivo en la comunidad.

Esa generación de empresarios y gerentes, como el país, también se ha ido desvaneciendo, aunque queda su legado porque creyeron activamente en un destino mejor para Venezuela, para su economía y sus empresas.

El cuerpo del doctor Henrique machado Zuloaga fue sepultado el 24 de enero de 2023 en el Cementerio del Este, La Güairita, en su natal Caracas. Al emotivo acto fúnebre con misa de cuerpo presente asistieron familiares y amigos, así como allegados del mundo empresarial, cultural y político venezolano, que asistieron a expresar sus condolencias. Muchos lo recordaron como el hombre afable, activo, cordial y lúcido que fue hasta sus últimos días. Su obra, su legado de ética y valores sólidos, permanecerán junto con su memoria.

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