Economía

Aduanas como muros: sin envíos desde el extranjero

Las campañas de ayuda desde el extranjero comienzan a desaparecer. Desde la aduana, el Seniat declaró la guerra al que ose enviar productos de primera necesidad o aquellos que puedan aportar a la resistencia opositora, aunque el destinatario sea otro. Pagan justos por "pecadores". Venezuela ve cerrar las puertas de una alternativa a la continua escasez de recursos

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Enviar pelotas de golf a Venezuela se convirtió en delito. También gasas, colirio para los ojos, antiácidos, globos para llenado de agua, entre otros artículos. Actualmente, realizar un envío con alguno de estos puede ser penado apelando como un maromero a la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Terrorismo. El vicepresidente del PSUV Diosdado Cabello lo dejó bien claro en una transmisión en su programa semanal el 18 de mayo: “Si usted tiene una empresa de envío, de puerta a puerta, courier, y usted permite que traigan equipamiento para terroristas, a usted debe aplicársele la ley contra el terrorismo”. Quien decide qué y qué no en tal categoría es un funcionario anónimo, la total discreción.
A mediados de mayo, mediante un comunicado, el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) -dirigido por el hermano de Diosdado, José David Cabello- prohibió la importación de artículos e insumos que pudieran estar relacionados con las protestas que se desarrollan en el país. Esto comprende todo lo que el Ejecutivo pudiese considerar como “material bélico”; cualquier artículo que, a su parecer, pueda ser utilizado para alentar la violencia y las muertes en el país. La lista, de más de 20 objetos, incluye equipos anti motín pero también insumos médicos, como kits de primeros auxilios. No hay distinción. La conclusión es la misma: son terroristas.
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La prohibición generó incautaciones por parte del Seniat de cargamentos provenientes del extranjero en el mes de mayo. Eduardo Quintana, presidente de la Cámara de Comercio de La Guaira, asegura que los funcionarios verifican toda la mercancía que llega a las aduanas del país. Todos los paquetes, independientemente de donde vengan, a donde vayan o quién lo envía, son revisados exhaustivamente. Lo que genere sospecha a los uniformados será confiscado y, dependiendo del artículo en sí, investigado. El destino final de lo incautado no es de conocimiento público.
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Algunas empresas de encomiendas ya se han alineado a estas prohibiciones y han adecuado sus reglas para el traslado de paquetes al país. “Nosotros acatamos las normas establecidas por el Seniat y hemos actualizado la lista de envíos no permitidos. No hemos tenido problemas con nuestros envíos. Sí hemos escuchado de ciertos detalles de retenciones irregulares pero como gremio no poseemos información sobre estos”, indicó una empleada de Grupo Zoom. Asimismo, empresas como DHL añadieron más elementos que los que están comprendidos dentro de la prohibición del órgano estatal como una medida “preventiva” ante posibles confiscaciones.
Ayuda en peligro de extinción
Las aduanas se han convertido en los enemigos naturales para las personas que buscan colaborar con la situación crítica que vive el país. “El Gobierno no permite abrir un canal de ayuda humanitaria mediante los envíos para darle a entender al mundo que aquí no hay problemas de ningún tipo”, afirma Quintana. Los envíos de medicinas e insumos médicos son los que más peligran, pues se interrepta que todos serán conducidos hasta los grupos socorristas de las protestas.
Cristian Fuentes, quien forma parte de un equipo en Caracas de personal entrenado para emergencias prehospitalarias, revela que su grupo se encuentra en “alerta naranja, casi roja” por la escasez de materiales. “Ahora te abren los conteiner y te quitan todo. Además investigan quién envía y para quién es. Todo el mundo va investigado. Esto ha hecho que se frenen las donaciones, y por ende, la llegada de los materiales que no solo son los de las listas del Seniat”, indica.
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Una joven que lleva una campaña de crowdfunding para llevar medicinas y alimentos al país desde el exterior, que prefirió mantenerse en el anonimato, desliza que prefieren utilizar métodos distintos para hacer llegar los envíos, como transportarlos con personas particulares, antes que valerse de la forma tradicional. “Hay mucho temor a ser detenido porque nadie entiende realmente qué es material bélico para el Gobierno. No sabes si lo que vas a enviar te puede causar problemas. Entonces la gente prefiere no enviar nada por couriers”, explica.
Juan Andrés Yepez, desde la ciudad de Caracas, encabeza una campaña de recolección de insumos y asegura que la gente ha dejado de colaborar con ellos por el temor a las confiscaciones. Cree que se trata de falta de información y de mucha ambigüedad. “Nadie está seguro de por qué ocurren ciertas confiscaciones así no se traten de los materiales que incluyen en las listas. Es una lotería; a veces te revisan, a veces no, nadie sabe realmente cómo está funcionando el sistema. Pero esto ha hecho que caiga el apoyo”.
A pesar de la prohibitiva, las alternativas comienzan a surgir. Fuentes indica que su equipo de socorristas ha recurrido a los envíos por tierra o en vuelos privados. Pagarle a funcionarios también es una opción. “Se hace con caleta y sigilo, porque te agarran con eso y vas preso. Eso hace más caro el envío, porque si antes te cobraba 100 mil el que te llevaba los envíos, ahora te cobra 250 mil porque hay que mojarles las manos a los guardias”, explica el paramédico. Dentro de los grupos universitarios de primeros auxilios se repite la historia: “Nosotros hemos empezado a mandar las cosas más lento y con más discreción porque hay mucho temor a que quienes nos apoyan enviado insumos sean detenidos”, explica una de las estudiantes de Medicina que participa dentro de la iniciativa «Cruz Verde» de la Universidad Central de Venezuela.
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No obstante, los problemas persisten. “Ahora se están incrementando los costos de envíos, los tiempos y se disminuye la cantidad de cosas que se reciben para enviar”, asegura Fuentes. “Si antes se tardaban 4 o 5 días ahora se están tardando más de 10. Más del doble porque se están enviando por otras rutas. Tú envías algo y tiene que pasar por varios países para luego poder llegar a su destino final de forma graneada”, describe.
A todos por igual
El sistema de envíos presenta irregularidades. Pero este tipo de arbitrariedades han sido reportados incluso antes de la emisión de la lista de prohibición. Artículos no contemplados en las limitantes —sobre todo comida y medicinas— no logran llegar a buen puerto. Llegan a la aduana pero pocos logran salir de ella. “Verifican lo que haya, agarran uno o varios contenedores que están enviando con ayuda humanitaria, decomisan (la mercancía) y la utilizan para su propio beneficio”, cerciora Eduardo Quintana.
De un tiempo para acá, el envío de medicinas y alimentos no exigía grandes restricciones legales, particularmente para tratamientos de enfermedades crónicas como el cáncer. Ahora, la flexibilidad quedó atrás. “Antes entraban sin trabas medicinas y alimentos. Ahora los requerimientos son más rigurosos y son decomisados aquellos que los oficiales consideren no cumplen con los regímenes sanitarios”, explica el representante empresarial del estado Vargas. Indica, además, que las empresas no están realizando envíos de este tipo para evitarse problemas con los encargados de las aduanas.
Es el caso de Dulce Falcón. Con 68 años de edad, sufre de hipertensión y diabetes. Para poder sobrellevar sus problemas de salud recurre a la ayuda de sus hijas residenciadas en España. A principios del mes de junio, debió recibir un paquete con cajas de Omeprazol, Glucofage y Losartán, además de otros implementos de higiene personal. Pero el empaque le llegó con una sorpresa: no estaban ningunas de las 10 cajas de remedios que sus hijas habían recolectado. “Nadie me avisó nada. Nadie me va a reponer nada. Solo me dejaron dos pastas de dientes. Yo soy diabética e hipertensa, sin esas medicinas no sé cómo voy a hacer”, se lamenta la mujer.
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Vivió la misma situación Eduardo Mijares. Licenciado en Administración, trabaja en Alimentos Remavenca en el estado Carabobo. A sus 28 años de edad sufre de convulsiones, razón por la que debe medicarse constantemente con Tegretol. Pero en Venezuela no lo encuentra, y sus familiares en el exterior buscan ayudarlo mandándolo desde otras fronteras. “Ha sufrido ya dos convulsiones en su trabajo. Es muy difícil para nosotros comprar la medicina bachaqueada, por eso recurrimos al envío y ahora no sabemos qué haremos”, expresa su tía, Carmen Mijares al relatar que la última dosis nunca llegó.
“Muchos productos que son decomisados en aduana se ajustan a lo que el Gobierno considera como material bélico, mas no tienen ningún tipo de restricción para ingresar al territorio nacional”, indica María Carolina Uzcátegui, presidente del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio). Especifica que los más afectados por las trabas aduanares son el sector de automóviles y los distribuidores de materiales de primera necesidad, como alimentos y medicinas.
Son muchos los casos de artículos desaparecidos. Lina González, quien trabaja como secretaria de un bufete de abogados, esperaba recibir un envío de su hija, radicada en los Estados Unidos. En la caja prometida contaba con que recibiría artículos como cremas humectantes, pastas de dientes y unos jabones. De estos recibió solo las cremas. «Yo no creo que es que me lo decomisan porque sí. Yo creo que ellos aprovechan y se lo quedan para ellos mismos», denuncia con evidente molestia. Eduardo Quintana, presidente de la Cámara de Comercio de La Guaira, asegura que todo lo que es decomisado es enviado a instituciones del Estado. Sin embargo, las continuas denuncias en redes sociales de artículos perdidos de todo tipo, más allá de los prohibidos, genera sospechas sobre los motivos detrás de las revisiones aduanares. Se asoma que los guardias y funcionarios del Seniat se aprovechan de las revisiones para abastecer sus propias alacenas.
Con un país en crisis, donde la escasez de medicamentos en el país se ubica en 85%, según la Federación Farmacéutica de Venezuela (Fefarven), los heridos aumentan diariamente, la escasez se mantiene galopante ante una crisis económica todavía profunda, los pequeños canales de ayuda se cierran y la desesperación permea. “Lo cierto es que se complica el escenario para el venezolano. Terminan afectando es a la población”, sentencia Uzcátegui.
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El problema no es solo traer insumos al país. La empresa de envíos alemana DHL hizo público un comunicado en el cual informa a sus clientes el cese de exportaciones hasta nuevo aviso a partir del 16 de junio de este año. “En los últimos días hemos realizado diferentes gestiones con el Seniat y otras autoridades competentes para restablecer nuestro servicio lo más pronto posible, sin embargo, aún no tenemos una fecha cierta por parte de las autoridades para seguir operando de manera regular”, reza parte del escrito.
Como este, son varias las empresas de couriers que se ven afectadas por convenios previos con DHL. Es el caso de TSB Cargo Internacional y Grupo Zoom. Un vocero de este último indica que el motivo del cese viene dado por unas actualizaciones que está realizando el Seniat, “aunque no te niego que creo que deben haber temas de altos mandos también”, confiesa.
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