Todos los caminos conducen a Santiago de Compostela. Son únicos. Tanto o más que las motivaciones de los peregrinos, que hacen el recorrido en busca de perdón, o de algo más
El Camino de Santiago es mucho más que una cuestión de fe. Es turismo también. Sus trochas son leyenda viva. Llegar a Santiago era la recompensa a meses o años de esfuerzo. El arribo suponía la indulgencia y el perdón de todos los pecados, pero las motivaciones son diversas: Un par de alemanes y un canadiense recorrieron el camino con un oso de peluche enorme, para apoyar a unas australianas que peregrinaban en apoyo a un proyecto contra la prostitución infantil en Camboya. Hay tantas historias como peregrinos.
Son muchos caminos en uno. Cada senda tiene su propia historia, su orografía y dificultad; pero el común es que todos conducen a Santiago de Compostela. Más historias sobre la travesía y sus andantes en Theobjective.com.
