Íconos

Canserbero: de herida mortal y vacío

Canserbero asesinó a su amigo, el bajista de Zion TPL, en pleno arrebato de ira. Después de su crimen se suicidó. Las muertes de ambos hacen regar lágrimas. Para muchos jóvenes del país las pérdidas le restan brillo a la escena musical del rap

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“Sí, a veces tiraba el teléfono contra el piso o le daba golpes a las paredes, pero nunca supe que realmente le habían diagnosticado esquizofrenia”, dijo en el anonimato un íntimo de Tirone José González, mejor conocido en la movida hip hop nacional y latinoamericana como Canserbero.

Antes de que el sol despuntara el 20 de enero, Tirone, luego de dejarse poseer por la ira que lo sulfuró y obstruyó su razón, arremetió con un cuchillo contra Carlos Daniel Molnar, bajista de la banda Zion TPL, agrupación de reggae en Maracay. Heridas abiertas lo cegaron. Entrando en el mundo de lo incierto y de las suposiciones, Canserbero obnubilado o no por el crimen que había cometido se liberó de su sufrimiento. Se lanzó por la ventana de un apartamento en un piso 10. Fue hallado muerto este martes a las cinco de la mañana.

La enfermedad mental fue referida por tres exparejas de González. Varios vecinos y fanáticos vocearon loas a ambos músicos cuando hicieron presencia en la escena sangrienta. Sin embargo, los más cercanos no podían entender cómo había pasado algo tan atroz. “Carlos era muy calmado, altamente pacífico”, dijo alguien. Agentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas y PoliAragua aseguraban que las circunstancias eran confusas. Una camioneta funeraria del cuerpo detectivesco realizó el traslado de ambos cuerpos a la morgue de Caña de Azúcar del estado Aragua.

“Siempre estaba tomando un montón de pastillas, porque era asmático y tenía alergias, pero nunca me dijo que había sido diagnosticado de esquizofrenia. Sí sé que hace años iba al psicólogo con una exnovia. Tenían problemas con su temperamento. Quizá es algo que se reservaba”, comentó otro en velos. La familia, sin embargo, en un comunicado que publicara el diario El Universal, a través de la productora del cantante, Clara Guilarte, desmiente que sufriera de algún padecimiento mental. «Rechazamos y nos alejamos enérgicamente de cualquier declaración o suposición referente a la sanidad mental de nuestro ser querido debido a que múltiples medios de comunicación han especulado al respecto. Agradecemos su comprensión alrededor de la privacidad necesaria en estos momentos», consagra la misiva.

Fiesta tranquila

Para Carlos y Natalia, la semana comenzó con los últimos preparativos de la fiesta de su hija. El 19 de enero cumplía 12 años. El día era ideal para una celebración. Decidieron hacerla en casa, en el piso 10 del edificio Camino Real de la Urbanización Andrés Bello, al norte de Maracay. Habían invitado a Tyrone José González, mejor en los mundillos de contrapunteo y rap como simplemente Canserbero. La pareja quería animarlo, pues pasaba por una fuerte crisis de depresión.

Carlos a sus 34 años era conocido por ser de los que siempre sonreían. Hacía fácilmente amigos por su carácter benévolo. Había vuelto a los escenarios recientemente con sendos conciertos en Caracas y la ciudad jardín. Cercano a la filosofía rastafari, sus canciones aupaban y glorificaban la paz, la utopía de la tierra prometida y el I and I, una inseparabilidad entre todos los seres humanos, en una fraternidad universal.

Molnar, conocido como Stoperro entre sus panas, estaba casado con Natalia Améstica, periodista y parte del equipo de la productora de eventos musical Full Reverberancia, que había presentado a Zion y otras bandas de la movida reggae aragüeña junto a reconocidos grupos del género como Cultura Profética y Nonpalidece.

Por su parte, las rimas de Canserbero han retumbado en una fanaticada fiel que lo sigue y vitorea. Las letras que componía y hacía tronar en los escenarios tenían como propósito criticar la violencia social y los problemas en las relaciones humanas como la hipocresía, traición y conveniencia, así como el rompimiento tras relaciones amorosas profundas. Se había ganado reconocimiento en el continente por las continuas presentaciones a toques y festivales musicales internacionales. La invitación a la piñata pretendía arrancarle sonrisas y simpatías. Hacerlo olvidar, así sea por unas horas, de la tristeza y depresión que lo consumían.

Junto a Zion TPL planeaba realizar una gira por Panamá, aprovechando la creciente comunidad venezolana en el país centroamericano.
Después de la parranda de globos y payasos, ya entrada la noche, Carlos fue sorprendido por unos golpes insistentes a su puerta. Canserbero estaba experimentando un ataque de furia, que pasó a trifulca y oscuridad absoluta. Entonces Molnar le pidió a su esposa esconderse para tratar de calmarlo. Desde el clóset, llamó al servicio 911 de emergencia —que también responde al 171 en el estado Aragua. Al salir, vio a su cónyuge sin vida por varias heridas de arma blanca.

Un asistente al jolgorio infantil dijo que lo vio tranquilo, incluso rapearon e improvisaron. Tenía varios días en Maracay. “El chamo sufría de ataques de pánico, que le daban ansiedad y es cuando agarraba un lápiz y se ponía a componer, pero durante los últimos días eso no le fue bastando, se estaba poniendo mal”.

Hace pocos días, en su cuenta de Twitter e Instagram, Canserbero había adelantado una posible letra contra la violencia y el derramamiento de sangre en el país. Era parte de la campaña “No más balas” de Amnistía Internacional en Venezuela. Ambos representan una dura pérdida para la música y la juventud venezolana. Lo trágico de su fallecimiento también golpea sus esfuerzos artísticos por brindar un mensaje de entendimiento y paz.

“Aquí habrá un rompimiento, una separación. Esto va a dividir a unos mundos que se habían acercado”, dijo alguien cercano a los servicios fúnebres. El nuevo disco de Zion TPL incluía una canción con el conocido rapero.

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