no seleccione

Sacudirse al chavismo, objetivo en Los Andes

Las elecciones de gobernadores de este 15 de octubre confrontan en los estados andinos, principalmente, a las tarjetas de Acción Democrática y el PSUV. El oficialismo ofrece continuidad, línea directa con Miraflores y rostros nuevos, en algunos casos. La oposición votará blanco, excepto en Barinas donde el naranja de Leopoldo López, con Freddy Superlano como abanderado, buscará destronar por fin a la casta de los Chávez Dos generaciones se pelean por Mérida Ramón Guevara tiene sobre sus hombros el retorno de Acción Democrática (AD) a tierras merideñas, que una vez ostentó el diputado Williams Dávila entre 1995 y 2000. Lo ha intentado en varias oportunidades, pero esta es la primera vez que ha conseguido pasar a la etapa siguiente a una precandidatura para la gobernación de Mérida. Ganó las primarias de la Mesa de la Unidad Democrática en 2017, reeditando la “guanábana” con Copei y añadiendo un poco de color con el Movimiento Al Socialismo (MAS), además de la organización regional Alianza Generacional. Es secretario general del Comité Ejecutivo Seccional de AD en Mérida y docente de la Universidad Nacional Experimental de Los Llanos Occidentales. A sus 59 años, es un abanderado que trasciende su generación: grupos estudiantiles de la Universidad de Los Andes y de la Universidad Politécnica Territorial de Mérida lo respaldan. Guevara se medirá con Jehyson Guzmán, bien conocido en la ciudad estudiantil de Venezuela por haber sido exministro de Educación Universitaria. Es el candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Guzmán tiene sobre sus hombros la misión de no perder el estado donde el chavismo ha gobernado por más de 16 años, cuatro períodos consecutivos. Una racha que inició en el año 2000 con Florencio Rojas –ahora crítico de Nicolás Maduro–, quien fue reelecto en 2004 para un total de ocho años mandando. Su relevo fue Marcos Díaz Orellana, ya con la tarjeta del PSUV; un militar cuya gestión dejó un grueso expediente en la Contraloría del estado Mérida por malversación de recursos. Desde 2012, el Palacio de Gobierno merideño lo ocupa Alexis Ramírez, señalado de ordenar a sujetos armados, motorizados y encapuchados, atacar las residencias estudiantiles de la capital de Mérida durante las protestas de 2014. Guzmán entra en el panorama regional ante la sorpresa de la no reelección de Ramírez. Es parte de la generación de relevo del partido de gobierno, la que surgió con otros jóvenes como Héctor Rodríguez. Se le conoce en las aulas de la Universidad de Los Andes por su trayectoria estudiantil: fue presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad de Los Andes (FCU-ULA) en 2005 y miembro del Movimiento Utopía 78, una asociación estudiantil de izquierda entre cuyos fundadores se cuenta Tareck El Aissami. El candidato del PSUV en Mérida fue Viceministro de Políticas Estudiantiles del Ministerio para la Educación Universitaria por más de 4 años. Estuvo al frente de proyectos bandera del chavismo como la Misión Sucre, desde 2011. Fue su presidente hasta 2014 cuando Maduro lo nombró Ministro de Educación Universitaria. Marcados por el gocho en Trujillo Podría decirse que Carlos Andrés González es el más adeco de los candidatos opositores a las elecciones regionales de 2017. Lleva parte de la historia del partido en su nombre. El militante con título de médico veterinario proviene de una familia tan adeca, que lo bautizaron Carlos Andrés, como el dos veces presidente Pérez. Con la tarjeta de la tolda blanca recibió la mayoría de votos en las primarias celebradas en el estado Trujillo, a las que acudió con Copei, Avanzada Progresista (AP), Movimiento Al Socialismo (MAS), Proyecto Venezuela, Gente Emergente y la Causa R. Ha militado en el partido por décadas, recorrido que lo llevó a la Secretaría General del estado andino. También al Palacio Legislativo en 2016, cuando fue electo diputado de la Mesa de la Unidad Democrática en diciembre de 2015. Sin embargo, fue uno de los parlamentarios que abandonó su curul para salir a buscar nuevos votos, ahora para la gobernación de Trujillo. De resultar electo, entregaría de nuevo esa entidad a la historia del “partido del pueblo”, que no ve por dentro la oficina del mandatario regional desde hace casi dos décadas. Pero para hacerlo deberá derrotar a Henry Rangel Silva, abanderado del PSUV y gobernador en funciones con ganas de reelegirse. Exministro de la Defensa, Rangel Silva alcanzó la gobernación en 2012 con 82,30% de votos, una revolcada nunca antes lograda en la historia de ese estado y el pináculo de una historia de apoyo rojo rojito creciente desde que Hugo Chávez llegó a Miraflores en 1999 cuando los adecos mantenían con comodidad un histórico de 40% de apoyo popular. El registro del actual gobernador representó un salto de más de 20 puntos con respecto a Hugo Cabezas, quien lo precedió en el cargo entre 2008 y 2012. No obstante, se trató del proceso electoral con menor participación en la región durante las casi dos décadas de chavismo gobernante. Carlos Andrés Pérez marcó la vida de ambos contendientes. A uno le dio nombre, al otro una historia que contar: Rangel Silva fue de los militares alzados el 4 de febrero de 1992. Su lealtad a Chávez fue recompensada en la “quinta república” con importantes cargos de la burocracia “bolivariana”, como la presidencia de Cantv y la cabeza de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip), que mutó al Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin). Su mala fama es internacional. Es uno de los sancionados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos en 2008. Washington arremetió en su contra por sus presuntos vínculos con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el narcotráfico, a pesar de que haya negado a viva voz la existencia de organizaciones ilícitas como “el cartel de los soles” o supuestas propiedades en su nombre ubicadas en Norteamérica. Además, se le vinculó directamente con Guido Antonini Wilson y el escándalo del maletín con 800 mil dólares decomisado en Argentina en 2007. La fama ya no alcanza en Táchira Es la segunda vez que Laidy Gómez transitó por un proceso de primarias de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). La primera sucedió en 2015, cuando midió fuerzas, abanderada por Copei, con José Luis Guerrero y Walter Márquez. La victoria la condujo a un curul de la Asamblea Nacional hasta 2021. Pero la silla solo la calentó durante dos años, pues compitió en comicios internos de la oposición para arrebatarle la oficina da José Vielma Mora, que busca repetir por el PSUV. Gómez es secretaria general de AD en Táchira y la única tarjeta que le sumará votos el 15 de octubre es la de su partido. Toda la MUD en esa entidad está obligada a decir: Vota Blanco. La abogada especialista en Derecho Penal estaba acostumbrada a perder antes. Optó por la alcaldía de Junín en 2013 y al Consejo Legislativo regional en 2012. Nunca llegó. Pero ahora va con todo, en el estado de los “gochos arrechos” que se alzaron en 2014 y luego en 2017. Se enfrenta a Vielma Mora, a quien ha responsabilizado por la violencia ocurrida en las protestas de este año en ese territorio. Pero aquel no se queda callado. Su relación es tensa. El gobernador la ha tildado de contrabandista y protectora de grupos delictivos en la frontera con Colombia, y el PSUV ha encabezado campañas para acusarla de “querer” más a “los del lado de allá”. Por segunda vez, José Gregorio Vielma Mora se apalancará sobre su fama de “buen gerente”, aquella que blande desde que encabezó el Seniat hace una década y media, desde 2003. Fue la imagen que lo hizo gobernador en 2012, luego de no poder imponerse en primarias del PSUV en 2008, su primer paso en falso. Pero cuatro años después aprovechó que Tareck El Aissami retiró su nombre de la carrera para hacerse con la tarjeta roja y ganar con más de la mitad de los votos a César Pérez Vivas, de Copei, que buscaba repetir un segundo período. La reelección de Chávez lo impidió. Los verdes habían gobernado desde 2008, como antes entre 1998 y 2000. Y se les consideraba los mandamases de esa entidad. Pero en realidad, AD y el chavismo han dominado el Palacio de Los Leones, si de gobernar por votos se trata. El gobierno de Vielma Mora se ha enmarcado por el contrabando de productos básicos, y de gasolina, además de protestas estudiantiles. Fue Táchira el estado que marcó la pauta de las manifestaciones antigubernamentales en febrero de 2014. También fue allí donde las agresiones de la policía regional arreciaron contra marchistas opositores, mientras el mandatario juraba que pondría su cargo a la orden si algún uniformado se pasaba de la raya. No cumplió, a pesar de las evidencias. Teniente del Ejército retirado, compartió aulas y promoción en la Academia Militar con Diosdado Cabello, Jesse Chacón y Eliecer Otayza. Con todos también compartió rebelión, el 4 de febrero de 1992. En 1998 formó parte del equipo logístico del candidato Hugo Chávez y al año siguiente fue electo en el “Kino” a la Asamblea Nacional Constituyente. A romper con la tradición familiar en Barinas Desde la bancada naranja de Voluntad Popular, el diputado Freddy Superlano dejó a un lado sus labores legislativas para medirse con votos por un cargo público en Barinas. En el proceso de primarias de la Mesa de la Unidad Democrática, superó a Julio César Reyes, candidato de Un Nuevo Tiempo; y Frency Díaz, de Primero Justicia. Ambos acumulan experiencia electoral en el estado y ahora forman parte de su equipo de campaña. El currículo de Superlano deja mal parado a no pocos del PSUV: Ingeniero de Sistemas y licenciado en Geografía e Historia, con una trayectoria en docencia como profesor de Informáticas, fue también columnista del Diario La Prensa de Barinas. Todo ese bagaje lo pondrá a jugar para lograr lo que nadie ha podido desde que el “hijo ilustre de Sabaneta” alcanzara la Presidencia de la República: hacer de Barinas un estado opositor. Es la segunda vez que se medirá con Argenis Chávez Frías, hermano del difunto y candidato del PSUV. Antes se vieron las caras en diciembre de 2015, cuando el de Voluntad Popular lo derrotó. Ahora van por la revancha. Su objetivo es desterrar el apellido asociado a la gobernación desde hace casi dos décadas. Una racha que inició Hugo de los Reyes Chávez en 2000 y continuó Adán Chávez Frías –actualmente constituyente– en 2008 hasta entregar el cargo en enero de 2017. Entonces, Zenaida Gallardo heredó el cargo pero lo mantuvo durante poco tiempo, pues renunció a la encomienda. La solución fue llamar a un tercero que, vaya casualidad, resultó ser Argenis Chávez Frías, quien gobierna la entidad sin haber recibido, por ahora, ni un solo voto. Es la primera vez que el hermano de los Chávez Frías es jefe. Antes, el ingeniero de la Universidad de Los Andes trabajó en el área de mantenimiento del Teatro Teresa Carreño de donde salió catapultado a ser Viceministro de Desarrollo Eléctrico del Ministerio de Energía Eléctrica y posterior presidente de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), en 2011. En 2013 fue designado en una posición que no tiene nada que ver con su experiencia: Director Ejecutivo de la Magistratura del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Su hoja de vida la completa la acusación del presidente de Copei, Roberto Enríquez, actualmente asilado en la embajada de Chile, quien lo denunció como el acosador de activistas políticos de la oposición en Barinas en complicidad con el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin).  

Publicidad
Publicidad
Publicidad