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Sexo por webcam: negocio redondo

El sexo por internet paga en dólares. Sesiones en solitario pero con espectadores. Solo hay que dejarse mirar. Desnudarse frente a una cámara ahora es visto como alternativa ante la devaluación y la hiperinflación; aunque el asunto tiene sus riesgos

TEXTO: ANYELA TORRES
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Dicen que lo que no se exhibe, no se vende. El refranero popular aplica para ganarse unos cuantos dólares. O tantos como para soportar por completo los ingresos en moneda dura.

CandyLu’ (nombre de usuario) es una Camgirl venezolana que lleva tres años transmitiendo su placer solitario en vivo. Lo hace a través de la página de Chaturbate a cambio de 1.000 tokens (50 dólares), o 3.000 (150 dólares) en caso de que deseen verla eyacular. Antes, y durante varios años, fue “dama de compañía” de diversos empresarios del país. Sus fines de semana transcurrían en hoteles, entre bebidas alcohólicas y fiestas. Si bien con esta ocupación generaba ingresos para vivir cómodamente, un día leyó un anuncio en internet que la invitaba a ser una “Modelcammer”. Aceptó. Multiplicó sus ingresos.

cam5CandyLu’ no teme revelar su cara. Asegura que ese es uno de sus mejores ganchos de atracción. Generalmente se sienta semidesnuda en su cama frente a una laptop para comenzar la transmisión. Una vez que sus espectadores le buscan conversación, CandyLu’ va desnudándose y tocándose, poco a poco, las partes del cuerpo que le pidan o que a ella misma le provoquen. La caracteriza su facilidad para mojarse sola. “Puedo decir que me gusta lo que hago. La mayoría de las veces lo disfruto y no necesito fingir nada. No considero esto como un irrespeto hacia mí. Nadie me obliga, y le he sacado provecho”, desliza.

No transmite a diario, lo hace una o dos veces por semana, dependiendo del ánimo y tiempo con el que cuente. En cada “show” se toma el tiempo necesario, y le gusta utilizar implementos nuevos: vibradores, conjuntos de ropa interior y lo que sea que la motive hasta alcanzar el clímax. “Lo que más me piden son cambios de poses, creo que la favorita es de espaldas a la cámara, apoyada en mis brazos y rodillas sobre la cama; así es como más les gusta que me masturbe. En esa posición he ganado, además de lo que pido, 300 tokens extra. Una vez un usuario me pagó todo de un solo golpe, y me ofreció 500 tokens más si nos íbamos a un chat privado por Skype; creo quería que me tocara pensando en él, o viendo su respuesta sexual en vivo y directo también”, cuenta.

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cam4CandyLu’ no tiene un ingreso fijo, pero en un mes “bueno” ha logrado acumular hasta 2.000 dólares. Una bicoca de más de 470 millones de bolívares, al cambio negro del 31 de enero.  Afirma que en la compra de sus adminículos sexuales no ha invertido más de 200 dólares.

Chaturbate, al igual que otras páginas web de este tipo, suelen ofrecer distintas formas de canjear las fichas en dinero real. Esto se hace a través de depósitos, cheques, transferencias, o mediante monederos virtuales como FirstChoisePay. Los dólares que ingresan, así sea en digital, se cambian aunque no estén en efectivo. “Yo los vendo a precio de dólar negro, a veces un poco menos. Me hacen una transferencia en bolívares de banco a banco, y yo le transfiero a la otra persona desde mi cuenta FirstChoisePay a la suya”, explica la modelo.

Pornografía infantil voluntaria

Lucía* siguió la recomendación de una amiga: “Entra en Cam4, créate un usuario, te pelas y ganas dólares facilito”. No lo consultó. Con apenas 17 años decidió entregarse a la pornografía infantil, un delito penado a escala internacional.

La plataforma se lo permite, pues al crear su nickname (nombre de usuario) solo le piden contraseña y dirección de correo electrónico. No hay controles, ni verificación de edad. Los usuarios consumen un contenido ilegal, aunque no lo sepan. “Transmito en vivo de lunes a viernes de 2 a 3 pm, porque es cuando mi casa queda sola. Mis padres trabajan, así que es el mejor horario para hacerlo. Les dije que estaba ganando en dólares por transcribir documentos, pero no saben que realmente bailo y hago striptease para cibernautas”, revela.

Para adaptar el set, invirtió en diciembre 804 mil bolívares –facturas en mano– por una cámara web marca Genius de 3 megapíxeles (750 mil), una sesión de depilación completa de bikini  (50 mil), y conexión estándar de internet Cantv por la suma de 2.000 bolívares mensuales. Una inversión mínima frente a la ganancia.

En su primer mes como webcammer ha conseguido reunir 80 dólares, el equivalente, al cierre de enero de 2018, a 18,8 millones de bolívares, según la tasa de cambio ilegal, pero común. Para poder cobrarlos la página le exige un documento de identificación y tener más de 18 años. “Hablé con mi mejor amiga, que tiene 21, y accedió a prestarme su documentación. Y, por si acaso, me hice otro correo con sus datos, que fue con el que me registré en la página”.

Estudiante del primer semestre de Ingeniería Mecánica de la Universidad Central de Venezuela, Lucía trabajaba como tequilera los fines de semana en una discoteca de la gran Caracas. Allí ganaba entre 1 y 3 millones de bolívares mensuales hasta diciembre del año pasado. Dinero que, afirma, no le alcanzaba para cubrir sus gastos de estudios y pagar su academia de baile los fines de semana, a la que asiste desde que tenía 5 años. Ahora, afirma, le sobra tiempo y dinero.

cam3Su agraciada figura le sirve de «gancho» para tener mejores ingresos que los de cualquier profesional en el país, aunque nadie puede saber a qué se dedica pues teme ser tildada de “prostituta”. Ella no se ve a sí misma de esa manera. Suele desnudarse completamente, sí, pero esto no la hace sentir abusada, asevera. A diario se posa bien vestida y maquillada frente a su computadora. Entonces baila al ritmo de la música, conversa con quienes le hacen preguntas o se va quitando la ropa y tocando según requerimientos de quienes ponen dinero en juego, aunque no sea en efectivo. Nadie la toca. Ella no ve a quien la mira. A lo único que se niega es a mostrar su rostro por temor a ser reconocida. Usa un antifaz.

Las páginas más populares son Cam4 y Chaturbate. Allí el intercambio es mediante fichas o tokens. Cada webcammer especifica en un pequeño texto lo que está dispuesto a ofrecer y cuántos tokens pedirá a cambio de ello. Lucía pide 10 o 20 por quitarse prendas como chaquetas, suéter y blusas cortas; 30 más por retirar los pantalones, shorts o faldas; 50 cuando llega a la ropa interior; y si sus clientes desean un zoom hacia sus partes íntimas en movimiento pide 60 fichas adicionales.

En Cam4, por ejemplo, cada 10 tokens equivalen a 1 dólar, mientras que a los espectadores les descuentan 2 verdes. La página se queda con el 50% de cada compra. En Chaturbate el valor de cada fichaes 5 céntimos de dólar.

Sexo por Skype

Los shows individuales no son lo único que se vende por internet. Duos, tríos, u orgías también están, de sobra, a la orden de un click. En páginas como Cam4 o Chaturbate estas prácticas resultan tener un número mayor de vistas. Pero hay quienes no dependen de esos portales. Una pareja venezolana, que resguarda sus identidades, lleva seis meses registrando sus intercambios sexuales frente a una webcam conectada a Skype.

Viven en concubinato desde hace dos años, junto a su hija de tres. Se consideran, desde inicios de su romance, como una pareja swinger. “Un amigo que se fue a España me habló de un estudio venezolano que buscaba webcammer y les pagaban entre 2.000 y 3.000 dólares al mes por hacer las transmisiones en vivo. Lo consulté con mi esposo, hicimos la prueba para ver si en verdad era seguro, y hasta ahora no nos hemos arrepentido. Aun así, espero no vivir de esto toda mi vida. Me gustaría en algún momento montar un negocio aquí, aunque si la situación no mejora, tocará hacerlo desde afuera”, comenta la mujer.

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cam2La pareja «trabaja» 4 horas diarias, mayormente entre las 10:00 pm y las 2:00 am. Lo hacen desde su habitación, y su única exigencia es que sus espectadores no sean latinoamericanos, ni excedan los tres usuarios conectados. Sexo oral, anal y vaginal en diversas posiciones son la oferta. Cobran 2.000 dólares mensuales cada uno. Y aunque en circunstancias más íntimas ya han disfrutado de aventuras sexuales con una persona más, aún no incluyen a un tercero en el negocio.

El estudio para el que trabajan no tiene un nombre determinado que le identifique. Pero su cacería de modelos la despliegan a través de anuncios en páginas como Taringa, Trovit Empleo, Búmeran, entre otras. Su trato con los representantes de esta agencia solo ha sido presencial una sola vez para hablar sobre detalles del negocio, demostrar su mayoría de edad, y avalar que al aceptar el empleo no pondrían en riesgo su seguridad física.

“Ganamos bastante, pero tratamos de disimularlo lo más que se pueda, primero para evitar a los preguntones que seguro enloquecerían al saber a lo que nos dedicamos, y segundo por nuestra hija. No queremos ser víctimas de un secuestro o extorsiones por la divulgación de lo que hacemos. En esta profesión, desapercibidos pasamos mejor, sobretodo en Venezuela”, afirman.

Industria webcammer

Si bien es cierto que este es un trabajo de autogestión al 100%, también hay un subgrupo selecto que se lo toma más en serio. Ofrecen cursos introductorios, de actuación, inglés, y hasta asesoría de imagen personal; esto además de jugosas ganancias.

Studio Foxy Dreams, por ejemplo, es una organización latinoamericana que se vende como número uno en el rubro de shows de webcam de la región. Ofrece a sus modelos capacitación para la optimización de sus servicios, reserva de identidad dentro y fuera del ambiente laboral, y un salario de entre 1.500 y 3.000 dólares  por laborar 4 horas diarias. Los únicos requisitos son: ser mayor de edad, tener computadora, acceso a internet, y una cámara web.

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Private Models Venezuela también dice ofrecer la mejor plataforma para modelos webcam y usuarios. Asegura resguardo de identidad y promete que los espectadores siempre serán de otros países, con ingresos mínimos quincenales de 15 dólares.

Pero así como hay compañías con una marca o página web establecida, también se pueden encontrar asociaciones de personas dedicadas de lleno a esta profesión, que tan solo abren una cuenta en alguna red social y desde allí difunden su oferta de asesoría. A cambio de esta “mano amiga” los veteranos del erotismo cobran una comisión a sus modelos aprendices.

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Un arma de doble filo

No todo es color de rosa, o verde como el dólar. Los efectos psicológicos y biológicos de esta ocupación podrían ser nocivos. A concepción del psicólogo Fernando Molines, se trata de un trabajo sexual disímil a la prostitución, dado que no existe un contacto directo con el cliente, y por ende, las posibles consecuencias aversivas, en términos de daños físicos o de otra índole, se reducen notablemente.

Pero emite alertas. “Es un actividad que podría hacer imaginar a una persona que está siendo acosada, que la podrían ver, o reconocer, que podrían tomar su foto y enviarla a alguno de sus familiares, que podrían ser sometidas a realizar prácticas que no estarían dispuestas a hacer bajo otras condiciones. Evidentemente no solo depende de la cantidad de remuneración que podrían tener”, explica.

cam1Advierte también sobre posibles coacciones por parte de quienes dirigen el negocio, o sobre los efectos de la periodicidad. “Es más probable que si se lleva a cabo todos los días, tenga  algún tipo de incidencia en las propias relaciones sexuales de la persona, las cuales podrían verse afectadas y, en algunos casos, reducir  el grado de placer”, argumenta.

Molines no descarta que “puede haber un pequeño grupo de personas que podrían estar sometidos a  la explotación mediante este medio. Personas que tal vez son coaccionadas o tengan relaciones con terceros únicamente para poder aumentar la remuneración. En esos casos, se aproximan a la explotación sexual propia de la prostitución”, expresa el psicólogo.

Además, la carrera por dolarizar los ingresos y sobrevivir a la debacle económica tiene consecuencias. “Hay una barrera biológica importante. Si se está trabajando 4 horas diarias en esa actividad, pues  es probable, sobre todo las personas del género femenino, que tengan problemas para mantener su respuesta sexual, mucho más si su práctica no resulta estimulante. Es decir, podría haber una reducción en la lubricación y los fluidos vaginales que permitirían la penetración, o la no dilatación del cérvix”, resalta.

Diáspora con tokens

Raúl es administrador. Tiene un trabajo fijo desde que se graduó de la Universidad Simón Rodríguez. Pero aun así decidió cambiar lo que consideraba como “pasatiempo porno” a un segundo trabajo. Todo con un propósito: irse del país. Chile es su destino y, aunque tiene allá familia que lo va a recibir, quiere irse con los bolsillos relativamente llenos.  Afirma que su único canal viable para obtenerlo es “mostrarse, masturbarse, y esperar los tokens”.

Solía meterse a Cam4 durante las noches en busca de “algo bueno que sentir”. Cuenta que rara vez hacía sus transmisiones, y las propinas que recibía por ello las gastaba en la misma plataforma. Así era hasta hace un año, cuando decidió que lo mejor era irse del país. Entonces comenzó a transmitir a diario con la meta de acumular 2.000 dólares para poder irse. “No me puse precios, lo dejo a conciencia del que me quiera ver”, aclara.

Relata que se compró un iniciador anal para aumentar el número de espectadores y ganancias. Hasta la fecha lleva acumulados 1.800 dólares, y ya tiene fecha para emigrar: en tres meses parte al sur. Entonces también dejará su empleo como administrador, donde Raúl gana solo dos salarios mínimos (497.020 bolívares), equivalentes a menos de 2 dólares. En Cam4 recibe 1 dólar diario.

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