Ni general ni indefinida. La protesta generalizada y “hasta que se restablezca el hilo constitucional” convocada por algunos factores sindicales, finalizó sin siquiera haber calado en el seno de la masa laboral.Muchos trabajadores se plegaron al paro cívico convocado para el 20 de julio por la alianza opositora Mesa de Unidad Democrática, pero al repetir el llamado los días 26 y 27 de julio, la aceptación no fue la misma.
La intención de darle carácter indefinido, que cesaría «hasta recuperar la constitucionalidad», según Iván Freites, del Frente Nacional Sindical, no se llegó a concretar por falta de apoyo.
Sin embargo, la central Unión Nacional de Trabajadores, proponente de la huelga, mide su éxito en la alta abstención de trabajadores púbicos en la votación de la Asamblea Nacional Constituyente chavista.
Voceros sindicales distintos a Unete aseguran el llamado a huelga general indefinida, hecho por unos pocos, no funcionó porque el país no está listo para una actividad como esa.
“El 85% de los empleados públicos no acató el llamado a votar en el fraude constituyente del domingo 30 y ese fue el más rotundo triunfo de nuestro llamado a huelga general”, asegura Marcela Máspero, presidenta de Unete, única de las seis centrales opuestas al gobierno que llamó a la paralización indefinida de trabajadores, pero que culminó el pasado domingo 30 a la par del proceso electoral, según informó su principal vocera.
La opinión pública no se enteró de la finalización de la huelga, que de acuerdo con Máspero migró a una nueva fase denominada rebelión laboral.
Otros sectores sindicales, muchos de los cuales no estuvieron de acuerdo con la convocatoria a huelga, señalan que se trató de un llamado individual que no tuvo mayor efecto en los trabajadores. De hecho, el tema nunca estuvo en la agenda de centrales como CTV, Codesa, CGT o Así Venezuela.
“Se trató de una llamado particular de un grupo de dirigentes, sindicales pero no de la masa laboral”, afirma Alfredo Padilla, dirigente de la Asociación de Trabajadores, Emprendedores y Microempresarios (Atraem), para quien la convocatoria murió antes de nacer.
Es más, asegura que una huelga general es un tema muy difícil de convocar por la multiplicidad de centrales, federaciones y sindicatos que existe en el país, lo que dificulta la consecución del consenso necesario para emprender una tarea de esta naturaleza.
– Otra cara –
“Entramos ahora en una etapa de rebelión laboral, y eso significa que desconocemos los resultados del fraude de las votaciones de la Constituyente”, dice Marcela Máspero.
La dirigente exigió a la Asamblea Nacional cumplir con los mandatos de la consulta popular del 16 de julio, que a su entender son designar a los poderes públicos y convocar a elecciones para un gobierno de unión nacional.
“En el fraude consumado el 30 de julio quedó en evidencia la victoria obtenida por nuestra huelga. Los trabajadores desconocemos ese fraude”, señaló Máspero, recordando que pese las amenazas y el terrorismo ejercido, los trabajadores no acudieron a votar, en contraposición con la masiva participación en la votación contra la Constituyente celebrada el 16 de julio, donde aseguró participaron cinco millones de empleados.
Al ofrecer un balance de algunos sectores, dijo que pese a la persecución contra los empleados del Metro de Caracas la abstención rayó el 90%, en los sectores eléctrico y petrolero fue de 85%; en las industrias básicas alcanzó 80%, mientras que en alcaldías y gobernaciones también superó el 85%.
Dijo además que la Unete ha recibido denuncias de despidos de trabajadores que no acudieron a votar el pasado 30, casos que serán presentados ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT), por tratarse de una abierta violación a las libertades sindicales consagradas en los convenios de esa organización que son leyes de la república.
Entre las empresas donde ha habido despidos están el Metro, Alimentos La Gaviota y Astilleros Nacionales; así como en el sector eléctrico, donde los trabajadores han respondido con total franqueza no haber acudido a votar.]]>
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