Política

Elección presidencial: las preguntas que rodean al #28J

La pregunta que ha comenzado a flotar, pesadamente, en el ambiente es sí habrá elecciones el 28 de julio. Para no pocos parece difícil imaginar que el chavismo admita lo que, desde ya, proyectan los sondeos y el ambiente en las calles: la derrota electoral de Nicolás Maduro

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Durante largo tiempo las “jugadas” del chavismo, aunque contrarias a las leyes y al Estado de derecho, le solían salir bien. Existía una suerte de guion prefabricado. Si el chavismo hacía esto o aquello, la respuesta opositora sería tal cosa. Se trataba de dinámicas por lo general predecibles desde el poder, ante lo cual no parecía existir espacio para las sorpresas.

De cara al #28J, en tanto, se ha venido constituyendo una nueva dinámica política y electoral. Es diferente y por tanto sorpresiva, también para el poder. Tan diferente es el escenario de estas elecciones presidenciales, que Diosdado Cabello, en representación del chavismo, parece construir la agenda de movilizaciones del PSUV según la pauta que marque previamente María Corina Machado.

Si nos remontamos seis meses atrás esto coincide con la realización de las elecciones primarias de la oposición. El chavismo jugó varias cartas, desde la amenaza velada, hasta la presión en diversas instancias, para impedir o minimizar esa consulta. Vistas en retrospectiva, aquellas primarias marcaron un parteaguas en la dinámica política: se trató de un evento organizado por organizaciones políticas y sociales, sin la presencia del Estado; contó con altos niveles de participación ciudadana, y, en esa consulta, se legitimó el liderazgo de María Corina Machado.

María Corina ha devenido no sólo en candidata, sino que se ha consolidado como la voz principal y más potente del liderazgo opositor prodemocracia. Lo ocurrido en el último semestre así lo demuestra. Impedida de ser candidata, pero con legitimidad ciudadana, ella ha seguido en campaña para convertirse en la gran electora de este 2024.

El chavismo forzó una decisión en torno a la candidatura de Edmundo González Urrutia, apostando a que las públicas diferencias entre Machado y el gobernador Manuel Rosales prevalecieran y estallara la unidad. Pues ocurrió lo contrario. No sólo se logró un acuerdo unitario, un asunto de por sí meritorio en un clima de alta tensión, sino que ha resultado una sinergia ventajosa, ya que además de tener un dínamo electoral, como ha sido Machado, se obtuvo -por descarte- un tremendo candidato, como lo es González Urrutia.

elección Maria Corina Machado
JUAN BARRETO / AFP

De hablar pausado y sereno, EGU ha dibujado una posibilidad cierta de convivencia pacífica y no persecución después del #28J. Un candidato como EGU pone en aprietos al chavismo. No le ofrece un contendor agresivo o vehemente al cual enfrentar. Le quita al poder una figura contra quién pelear, y, además la condición de no político de EGU, genera unas dinámicas distintas, ante las cuales el chavismo queda desarmado, como el hecho de que la imagen más viralizada del 18 de mayo haya sido el candidato comiendo su helado preferido en una heladería de antaño, en su tierra natal.

Si nos guiamos por las encuestas, aquellas realmente serias, y por lo que se habla en la calle, Edmundo González Urrutia debería imponerse en las urnas. Ante tal posibilidad, cabe preguntarse, ¿cuáles acciones podría tomar el chavismo para evitarlo?

Suspender las elecciones

Decíamos al inicio que esta posibilidad ha comenzado a flotar, pesadamente, en el ambiente político. Ante lo que se dibuja como una derrota segura, el chavismo podría apelar a alguna narrativa que -desde su punto de vista- sirva para justificar la suspensión de los comicios.

Se especula si subirle el tono al diferendo limítrofe con Guyana o magnificar un nuevo atentado contra Nicolás Maduro. Cualquier acción de la Corte Internacional de Justicia sobre el Esequibo podría dar pie para escalar la conflictividad.

Ilegalizar la tarjeta de la MUD

Esta parecía la jugada cantada hasta hace poco. La presión ejercida tras bambalinas por los presidentes Gustavo Petro (Colombia) pero especialmente Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) parecen haber servido de muro de contención, por ahora.

Para dejar a la oposición sin tarjeta unitaria, de recordación para los electores por la victoria electoral en las legislativas de 2015, tendría que ocurrir una decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), cosa que si bien puede suceder se hace más cuesta arriba en la medida en que transcurre el tiempo.

Poner en marcha un fraude masivo el #28J

Podría ser el escenario que termine ocurriendo por descarte de los anteriores. La madre de todas las batallas, para el chavismo, podría combinar estas movidas que se vienen gestando desde el CNE (numerosos centros de votación de una sola mesa), para poder ejercer más presión sobre electores; el cambio de nombre en miles de escuelas en una decisión injustificada del gobierno, que busca desorientar a los electores especialmente adultos mayores el 28J; así como la nada plausible presión que se ejercerá de manera directa sobre los más pobres (data recolectada vía CLAP, pensionados, beneficiarios de bonos, etc.); y es de esperar que se sumen otras acciones (apagón tecnológico ese día, por ejemplo). A lo que se suma la endeble representación no chavista dentro del CNE, donde se contabilizan y totalizan votos. 

Ante cada una de estas posibilidades, es posible que ya la oposición unificada en torno a la candidatura de EGU tenga estrategias a seguir. Así lo ha venido demostrando en los últimos tiempos con decisiones realmente estratégicas.

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