Venezuela

¿Se acabó el amor? Otra promesa chavista detona las protestas

Comida, agua, basura son los reclamos de los manifestantes que han tomado las calles en distintas zonas populosas de Caracas a días de despedir el 2017. Exigen que el gobierno "deje las excusas" y solvente los problemas de distribución de comida.

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Foto: Federico Parra/AFP

El barrio San Miguel es uno de los tantos de la Cota 905, al oeste de Caracas. Una zona azotada por la delincuencia y que ha sido además una de las más castigadas con las llamadas Operaciones de Liberación del Pueblo (OLP). Este jueves, a tres días para que culmine el 2017, sus habitantes decidieron salir a las calles desde las 6:00am para reclamar y exigirle al gobierno comida, agua, la recolección de basura entre las principales demandas.
Eduardo Reyes, tiene más de 20 años viviendo en la zona. Tiene una imprenta «pero es como tener a la mamá pero muerta», dice ya que tuvo que liquidar a sus veinte empleados hace seis meses porque «las cuentas no me dan».
pernil AFP
Una mujer enfrenta a la policía Nacional Bolivariana durante la protesta por el pernil prometido por el gobierno en Avenida Fuerzas Armada, Caracas.
Foto: Federico Parra AFP
Ahora, Reyes trabaja solo y a veces, lo ayudan su esposa y tres hijos de 9, 11 y 13 años.
«No tengo como comprar la materia prima. Unas tintas que costaban mil bolívares, ahora cuestan un millón. Unas planchas que costaban quince mil, ahora tres millones, ¿cómo hago?», dice molesto y frustrado pues es un negocio que construyó «echándole bolas y ahora, así no más, lo tengo a medias o menos que eso», relata.
Ese «a medias» le da para mantener a sus hijos quienes estudian en un colegio privado, «tu sabes lo que significa eso, ¿no?».
Juan Hernández, también es habitante de San Miguel. Relata que este miércoles dijeron que iban a rifar 120 perniles para más de 200 personas y que quienes se lo ganaran debían compartirlo con sus vecinos. Eso luego de pagar 56 mil bolívares. Muchos, por miedo, decidieron no agarrarlos aunque salieron «sorteados» para evitar problemas con sus vecinos.
En la Cota 905 existen, por lo menos, 18 juntas comunales o comunas. Ninguno a dado respuesta de lo que ocurre o del por qué llevan tres meses sin recibir las famosas «bolsas Clap».
Los habitantes de la zona esperaban un «combo hallaquero» cuyo precio era de 180 mil bolívares que tampoco llegó. En vez de eso les llegó una bolsa con tres Harina Pan y un aceite por cinco mil bolívares hace quince días.
«Tendremos que comernos lo que hicimos», manifestó Hernández al preguntarle si había votado por el gobierno. «El pueblo se esta comiendo al pueblo», concluyó.
Mientras los manifestantes discutían con la Policía Nacional Bolivariana (PNB), la señora Rosa Aguirre (nombre alterado a solicitud de la entrevistada), observaba a su alrededor cómo los funcionarios cargaban las escopetas con bombas lacrimógenas que no fueron percutadas.
Rosa tiene 65 años. Tiene dos hijas, las cuales migraron a Colombia y trabajan como servicio allá. Rosa vive sola en una casita cuya fachada fue pintada de amarillo por el gobierno.
«Yo he apoyado al gobierno durante años pero no entiendo qué esta pasando ahora. Prometen y prometen pero no cumplen. Todo esta peor», dice mientras subimos las escalinatas.
Al llegar a su casa, lo primero que la recibe es una montaña de basura que lleva, según contó, dos meses. El olor es tan fuerte que Rosa llega a su puerta con la nariz tapada. Una vez adentro, no mejora la situación.
Tratando de disculparse dice que los vecinos han quemado basura pero que hay tanta concentración que no surte efecto. de hecho, muestra cómo unos gusanos marrones entran a su casa producto de que la basura la tiene, prácticamente tapiada.
«No protestamos por un pernil. Un pernil te lo comes y ya. Es mucho más. Mira cómo esta la basura, el agua no llega y cuando llega tiene un sabor raro. Las calles están rotas sin contar que esa bolsa no de alimentos que ayuda un poco, no llega. Y el sueldo no alcanza», dice mientras una franela con la cara dela candidata y hoy alcaldesa, Erika Farías, reposa arrugada en un mueble.
«Esa me la entregaron antes de las elecciones. El sábado me llamaron durante todo el día para recordarme que debía ir a votar y que recordara los beneficios. ¿Cuáles beneficios? Aquí todo esta peor y ya basta. Queremos mejoras», sentenció.
«Eso es mentira. Ellos están en el poder y tienen que ver cómo solucionan. Así como presionan al pueblo con un bonito que no alcanza para nada, así tienen que resolver. Yo soy oficialista pero estoy decepcionada. Si quieren mi voto en diciembre, van a tener que ver como carrizo arreglan el  país», decía otra manifestante sobre lo dicho por Nicolás Maduro este miércoles cuando acusó a Portugal de «bloquear la compra de perniles».
«Ya todos somos pobres», gritaba una joven mientras era empujada por funcionarias femeninas de la PNB. «Yo estoy aquí protestando por la comida de mis hijos», seguía gritando a través de los escudos de los funcionarios quienes con una actitud bastante agresiva, empujaron incluso a personas mayores.
La orden dada era abrir el paso vehicular, el cual estuvo  cerrado por mas de cinco horas. Ni la mediación del concejal Nahum Fernandez sirvió. Al contrario, caldeó aun más los ánimos.
Fernandez, rodeado de escoltas, gritaba a su gente «allí esta el chamo de Bernal». Según el concejal, el problema que está «verificando», se debe a «un conflicto en la entrega y distribución de las bolsas porque Fundeca tuvo retrasos por conflictos con los Clap de la zona. Ya vamos a resolver», decía mientras la gente le gritaba que no le creían y exigían la presencia de Erika Farías.
Las autoridades pretendían que una representación de los manifestantes se trasladara hasta el colegio Gran Colombia para reunirse con la viceministra de Alimentación, cosa que los manifestantes se negaron.
Al consultarle sobre los otros problemas por los que protestaba la gente como el agua y la recolección de basura, Fernández solo se limitó a decir, «ahorita es el tema de los alimentos».
En su presencia, los efectivos antimotin de la PNB seguían empujando a los manifestantes hasta sacarlos de la vía. Éstos le gritaban «¿por qué no suben a la Cota? ¡Vengan! ¡Suban a ver qué van a hacer!».
A la protesta también llegaron efectivos del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) portando armas largas y tomando parte del puente que desemboca a la Avenida Victoria.
Este no era el único foco de manifestaciones. A escasos metro, en Villa Zoila, ubicada en una de las entradas a la Cota 905 también protestaban por las mismas razones.
Los habitantes de la zona aseguraron que continuaran protestando hasta que «el gobierno se digne a resolver los problemas».
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