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Brasil 0-0 Venezuela: ¡Permítanles disfrutarlo!

Es necesario siempre resaltar que quienes analizamos el fútbol estamos precisamente para eso: para analizarlo, para desglosarlo y de alguna forma, explicarlo desde un punto de vista ciertamente particular. Las críticas son parte del análisis y si bien Venezuela no jugó contra Brasil el mejor partido, las circunstancias y el resultado nos obligan a ceder. Es mezquino quitarle a todos, cuerpo técnico y jugadores, la posibilidad de disfrutar el empatar con Brasil en su casa, en su Copa y con un record dilapidario de números en contra.

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FOTOGRAFÍA: CORTESÍA - FVF

¡Celébrenlo, muchachos! Olviden todo lo que tan pedantemente podemos opinar los inconformes de siempre. Que si no se atacó, que si fueron once hombres defendiendo, que si no fuera por el VAR otro gallo hubiera cantado… ¡BAH! Es mezquino no reconocer que los 14 futbolistas que saltaron de Vinotinto a la Arena Fonte Nova de la playera Salvador de Bahía, cumplieron a cabalidad el planteamiento exigido: sacarle puntos a Brasil, a la Brasil de Tite que todo lo que había jugado en casa lo había ganado, era un reto por demás ambicioso, quizá utópico. Y lo lograron.

Hay que celebrarlo porque en el presupuesto financiero estaba incluida la posibilidad de una derrota contra Brasil. Las estimaciones estaban en sumar lo más que se pudiera contra Perú y Bolivia, pero más que por lo estimado, fue esas ganas de luchar, de defender, de destruir las ideas del rival, de vaciarse y emplearse a fondo para que no llegaran al área, de correr y luchar. Para los neo analistas, alabar estas razones puede ser una herejía, pero empíricamente, se sabe que se hizo el trabajo deseado. El trabajo fue cumplido.

Claro, contra Bolivia el guion y patrón de juego debe ser otro. Contrariamente a lo que pregonó Rafael Dudamel, que el verdadero objetivo es la eliminatoria mundialista para lograr la clasificación, con el planteamiento presentado ayer y el resultado logrado, está claro que Venezuela no ha ido a la Copa América de Brasil a ensayar, a explorar, a practicar. No. Fue a competir, porque si la idea es prepararse para el largo trayecto mundialista, la selección ayer hubiera hecho un fútbol diferente, más alejado de su área, buscando generar más ocasiones, aprovechar más los espacios cedidos por los laterales.

El tú a tú que muchos exigen es en realidad un suicidio contra una Brasil que no deslumbra pero que saca réditos a su posesión. El equipo de Tite sabe administrarse y la paciencia es su principal virtud, cosa que ayer cambió por desespero cuando ya se aproximaba la hora del final y el cero seguía imperando en el marcado, mientras la grada gruñía insatisfecha. ¿Usted no cree que haya algún mérito de Venezuela?

No fue la noche de Faríñez porque extrañamente el meta no fue exigido, lo que da mérito enorme al sacrificio y funcionamiento defensivo de Venezuela. Yordan Osorio, sacudiéndose las críticas injustas de su última presentación, ante México, hizo un partido de 20 puntos. Fuerte en la marca, bien por arriba, corriendo las pelotas precisas, imponente en su zona, el de Vitoria de Guimaraes hizo con su actuación que Villanueva tuviera que preocuparse por podarle la zona y el defensor tachirense lo hizo, rayando una muy buena presentación contra los delanteros y volantes ofensivos más talentosos del mundo. Léalo: delante estaban Firmino, Gabriel Jesús, Everton, Richarlison, Coutinho, David Neres. No eran Triki y Traka los que se venían encima. La defensa, que tanta preocupación nos generaba, rayó a la perfección.

Viene Bolivia y hay que ganarle. La carta de presentación de los últimos amistosos de Venezuela era que había material para atacar, ser peligrosos a la ofensiva generando ocasiones, cosa diferente a lo mostrado hasta ahora, por lo que lo visto ante Perú y Brasil debe ser el Plan B: contra Bolivia tiene que verse el poder ofensivo, el Salomón que remata y abre espacios, los extremos que patean al arco y la llegada de Rincón y Yangel con pelota a tres cuartos de cancha. Ahí tiene que estar la clave, amén de mantener el tipo defensivo contra una selección que es muy peligrosa en los primeros 45 minutos y luego le puede el tema físico.

El partido perfecto no tiene que ser el que enfrentó a Brasil. El choque perfecto tiene que ser contra Bolivia. Ahí no habrá margen de error porque con el respeto del rival que ya ha sido campeón de América y ha acudido a un mundial, hoy por hoy está un paso por detrás de Venezuela. Por actualidad, por resultados, por fútbol, por ideas y por tiempo de trabajo. Hay que evitar los errores y aprovechar el envión emotivo de empatarle a Brasil para ganar fortaleza mental de que es ganar o ganar. Aquí sí no hay de otra.

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