Internacionales

Relatos de una tragedia: "Me gustaría que todo esto fuera sólo una pesadilla"

«J'espérais que ce ne soit qu'un cauchemar » (Me gustaría que todo esto fuera sólo una pesadilla). Así empieza una conversación entre dos amigas que se escriben para tener noticias una de la otra. Desde París, Naiky Florent y María Plaza cuentan para El Estímulo cómo se vivió en La Ciudad de la Luz un día de oscuridad: el día después de los atentados. 

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El desconcierto, la indignación, la tristeza, la incomprensión son palabras que se quedan cortas para explicar lo que sienten muchos franceses desde que se comenzaron a conocer las noticias sobre los ataques en París. Todo menos miedo. « Même pas peur ! » se lee en las pancartas en Place de la République.

También se lee «Nous sommes la République» o «Nous sommes la liberté». Hay otros que reinvindican a viva voz «Vivre ensemble, pas mourir ensemble!».

Todos los franceses, de todas las religiones y de todos los orígenes, despertaron hoy sábado para constatar un horror.

Como ese joven franco-venezolano de unos veinte años de edad que se enteró hoy de la muerte de uno de sus amigos.

El y dos jóvenes más, una chica y un chico, estaban ayer en la sala de espectáculo Bataclan, en el distrito 11 de París. A las 9:40 escuchaban tocar al grupo americano Eagles cuando ocho hombres armados entraron al lugar y comenzaron a disparar. El concierto había empezado aproximadamente una hora antes. El joven pensó que el ruido de los primeros minutos del tiroteo formaba parte del espectáculo. Los músicos siguieron tocando. Ver a la gente correr y gritar, ver tanta sangre y cuerpos tirados en el piso le hizo reaccionar.

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Como pudo, corrió rápidamente hacia la salida, que no estaba muy lejos. Sin embargo, una vez afuera, comprendió que aún no estaba a salvo. El tiroteo continuaba y el pánico crecía. Junto a un grupo de desconocidos buscó refugio en los edificios residenciales cerca de Bataclan, cuyos habitantes jugaron un papel importante: abrieron las puertas de entrada para que las víctimas se pudieran esconder; otros filmaron desde sus ventanas videos que ahora permiten comprender la amplitud del horror.

Otros tres venezolanos también estaban en Bataclan ayer. Uno de ellos es Sven Silva, que aún está desaparecido. Los otros dos jóvenes están aparentemente a salvo. Uno está ileso; el otro resultó herido y fue operado en un hospital en París. Se desconoce en cuál hospital y si está fuera de peligro. «Uno de ellos vive en Francia y los otros dos estaban aquí de paseo», dijo Víctor Azpurúa, un amigo de ambos en Francia.

Sven no figura en ninguna de las listas de cuatro hospitales parisinos. Su padre, Asdrúbal Silva, así como sus familiares y amigos esperan noticias de él. Desde que indicaron en diferentes páginas en Facebook que el joven está desaparecido, toda una red de venezolanos residentes en París se ha movilizado para intentar localizar al joven.

Security Increased In New York City After Attacks In Paris

Es la una de la madrugada y la vigilia continúa en Place de la République, lugar simbólico de lucha y resistencia. Abundan las flores, las velas, los mensajes de apoyo, uno de los zapatos de una de las víctimas y los guantes medicinales que utilizó uno de los tantos socorristas para asistir a los afectados ayer. Hay niños, mujeres y hombres de todas las edades, y de todas las confesiones religiosas. Franceses. Unidos.

En un carta dejada a las víctimas se lee: «Soy francesa de religión musulmana y no soy radical.No apoyo este tipo de ataques».

El primer ministro Manuel Valls dijo hoy en la tarde «Estamos en guerra». Las cifras lo confirman: 129 muertos. 352 heridos. Lamentablemente las cifras son provisionales.

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