«iPal» es uno de los robots educativos presentados esta semana en el Salón de la electrónica de consumo (CES, por sus siglas en inglés) de Shanghái, gran simposio de la innovación tecnológica de Asia.
Tiene la estatura de un niño de cinco años, se desplaza sobre ruedas, está dotado de brazos articulados y lleva en el pecho una amplia tableta. Sus ojos están equipados con una tecnología de reconocimiento facial.
«La idea es que este robot se convierta en un compañero para los niños», explica Tingyu Huang, cofundador de AvatarMind Robot Technology, una empresa emergente nacida hace cuatro años y con sede en Nankin (este de China).
«Cuando el niño ve nuestro robot, lo considera un amigo, como otro niño de la familia», dice, y asegura que cumple más funciones que los aparatos inteligentes comercializados por el estadounidense Amazon o los gigantes tecnológicos chinos Alibaba y Baidu.
Este robot blanco, con ribete rosa o azul, permite, por ejemplo, a los padres hablar a distancia con su hijo o vigilarlo gracias a sensores que oyen y ven todo lo que sucede a su alrededor.
Para las parejas jóvenes que trabajan cuidar de sus hijos es complicado. Algunos se quedan con los abuelos o van a la guardería. Los creadores de «iPal» estiman que puede ser como un «compañero» en casa.
«No creo sin embargo que los robots puedan sustituir a los padres y profesores», matiza Huang. «Es un instrumento complementario para aliviar la carga».
«Los chinos son muy receptivos a las nuevas tecnologías. Las compañías promueven asistentes vocales, los consumidores están familiarizados» con el concepto, comenta Hattie He, analista del gabinete Canalys.
Danza pop
China ha convertido la inteligencia artificial en una de las prioridades de su plan de desarrollo tecnológico «Made in China 2025». El primer robot humanoide chino, capaz de mantener una conversación sencilla, fue presentado en 2017 en el salón de la electrónica de consumo de Las Vegas (Estados Unidos).
En el CES de Shanghái, junto a las tecnologías 5G o de realidad virtual, los vehículos autónomos y los objetos conectados, había una decena de robots «iPals» alineados en tres filas bailando al son de canciones populares chinas.
«¡Son un encanto! Estaba pensando precisamente que le gustaría mucho a mi hija de dos años», comenta con una sonrisa Mike Stone, un australiano.
El robot cuesta unos 9.000 yuanes (1.400 dólares) el modelo estándar y hasta 13.000 yuanes (2.000 dólares) el de lujo, con una pantalla más grande y batería de mayor duración.
Además de entretener a los niños, los robots chinos podrían ayudar a resolver el problema de la dependencia en un país donde los ancianos prefieren vivir en casa y donde las residencias de la tercera edad escasean.
AvatarMind se dispone a lanzar un robot para hablar con los ancianos, recordarles que tomen sus medicamentos e incluso llamar al hospital si se caen en casa.