Los niveles de hielo en la Antártida registran mínimos históricos por tercer año consecutivo debido al calentamiento global, pero las graves consecuencias «parecen no importar a la población mundial», lamenta el científico Miguel Ángel de Pablo desde los confines del planeta.
«El problema es que estas degradaciones no se recuperan de manera sencilla. Aunque hoy dejáramos de hacer y de tener los ritmos de vida que tenemos en las sociedades occidentales, mañana no dejarían de degradarse los glaciares, ni de perderse los suelos congelados, ni de afectarse los ecosistemas», dice a la AFP el geólogo español en la isla Livingston, a casi mil kilómetros de la costa austral chilena.
Profesor de la Universidad de Alcalá en España, de Pablo estudia desde hace 16 años las características de los suelos congelados de la Antártida, afectados por la crisis climática provocada por la emisión masiva de gases de efecto invernadero.
«Estamos muy preocupados, claro, porque no vemos la manera en la que podamos solventarlo nosotros mismos. Y por más alertas que lanzamos y mensajes que lanzamos a través de la prensa para que la sociedad tome conciencia de lo que está pasando, parece que no se nos escucha, que somos unos alarmistas los científicos y no es la realidad», añade el investigador desde este complejo de islas conocido como South Shetland, en el sector oeste de la Península Antártica.
En los últimos tres febreros, durante el verano austral, el hielo marino del continente blanco registró una extensión menor a los dos millones de kilómetros cuadrados, cifras inéditas del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve de Estados Unidos.
«Hay una aceleración generalizada de la pérdida de masa glaciar«, dice de Pablo junto a la base española Juan Carlos I, en una playa de arena negra rodeada de numerosos bloques de hielo que flotan sobre el mar.
«Perder el planeta»
Durante el año, el ciclo del clima antártico experimenta grandes variaciones, en especial en sus veranos de deshielo e inviernos de congelación.
Para algunos científicos el monitoreo satelital de la Antártida aún no es suficiente para determinar con certeza el vínculo entre el calentamiento global y el deshielo de ese lado del continente, como sí ocurre en el Ártico.
Pero «desde agosto de 2016, la tendencia de la extensión del hielo marino antártico experimentó un brusco descenso en casi todos los meses«, según el principal observatorio estadounidense, el Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve.
Para de Pablo la razón principal es el «calentamiento global pues (…) lo que hace es que los glaciares vayan adquiriendo temperatura y se vaya sublimando parte del hielo en la superficie». Además «calienta los océanos» y si el agua tiene mayor temperatura los glaciares antárticos «se calientan por debajo y se funden de manera mucho más rápida».
Un 40% de las plataformas de hielo flotante del continente blanco se han reducido «significativamente» en volumen durante los últimos 25 años, de acuerdo a una investigación de la Agencia Espacial Europea publicada en octubre de 2023.
El fenómeno tiene «implicaciones» como el aumento del nivel del mar, cambios en la salinidad de los océanos por la introducción de agua dulce y el cambio de temperaturas, apunta de Pablo.
«Afectamos a las corrientes y afectamos a cómo los océanos regulan el clima. Entonces, aunque estemos muy lejos de cualquier parte habitada del planeta, en realidad lo que ocurre en la Antártida afecta a todo» el resto del mundo, insiste.
Para luchar contra el calentamiento global los expertos recomiendan reducir los combustibles fósiles, privilegiar las energías renovables, detener la deforestación, reciclar, cuidar el agua, entre otras medidas.
«Tenemos que pensar un poquito si los ritmos de vida y cómo llevamos nuestro día a día de verdad nos compensa, porque al final vamos a perder el planeta. No hay otro segundo planeta y tenemos que pensar en nuestros futuros, nuestros descendientes y las siguientes generaciones», advierte.