María Corina Machado desafía a Maduro

La pregunta que gravita en el ambiente es: quién va a ganar en el enfrentamiento entre la líder opositora venezolana María Corina Machado y el gobierno de Nicolás Maduro

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La diputada —suspendida de ejercicio por decisión del Tribunal Suprema de Justicia— corre un riesgo serio de ser llevada a presidio… detengámonos aquí: no cualquier presidio. Las horribles experiencias de la jueza María Lourdes Afiuni, encarcelada durante tres años en los que fue sometida a graves injurias y vejámenes, es prueba palmaria del trato que el régimen reserva a las mujeres retenidas por cargos políticos. Ya hay, además, antecedentes de maltrato físico contra la entonces diputada Machado, perpetrados en la sede misma de la Asamblea Nacional, con saldo de heridas en su cara, que requirieron intervención quirúrgica y semanas para la desaparición total de los hematomas y la hinchazón. Hay, pues, razones para pensar que el calabozo de María Corina Machado sería predio siniestro de vindictas y violaciones a los derechos humanos.

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Por su parte, el Gobierno daría un paso más en la senda antidemocrática y abiertamente tiránica trazada ya por Chávez. El encarcelamiento de Machado tendría un alto costo político dentro y fuera del país. La propia Machado ha trabajado con mucha diligencia para que así sea. Y lleva razón: el desprestigio dentro de Venezuela apenas si le hace mella a Maduro, cuya popularidad y reputación han caído en picada, pero sí podría afectarlo en el contexto internacional, donde, después de 15 años de confiscaciones y persecuciones, ya comienza a vérsele el marbete despótico a Chávez y su secuela. Influye, desde luego, el descenso en los precios del barril que va dejando al emperador cada vez más desnudo…

La imputación de que ha sido objeto Machado este miércoles 3 de diciembre no ha sorprendido a nadie. Ella no huyó ni se escondió cuando recibió de manos del Sebin la comunicación donde se la citaba en Fiscalía, acusada de intento de magnicidio; y está claro que el Gobierno se la tiene jurada desde hace mucho tiempo. Para no abrumar al lector con la ristra de amenazas que la dirigente opositora ha recibido de los jerarcas del Gobierno, limitémonos a recordar que, en junio de este año, el diputado Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional (AN), amenazó con “justicia” para María Corina Machado: “…los dirigentes de la oposición involucrados en las guarimbas, en intentos de golpe de Estado y magnicidio, van pagar ante la justicia, se llamen como se llamen, vivan donde vivan, tengan el apellido que sea, militen en el partido que mejor les parezca”, dijo Cabello. Por cierto, Chávez pidió en su momento 30 años de prisión para la jueza Afiuni, en cadena de radio y televisión.

web6Cuatro meses después, en octubre de 2014, Cabello difundió, en su programa de televisión, videos que presuntamente vinculaban a Lorent Saleh y a María Corina Machado con planes conspirativos; y aseguró que Saleh estaba involucrado en el asesinato de Robert Serra. Nada en las investigaciones ha arrojado el más leve indicio de que esto sea así, pero el llamado líder de la derecha endógena no se ha retractado.

El punto es que no hay ninguna duda de que María Corina Machado es, desde los tiempos de Chávez, blanco del oficialismo, que no se ha ahorrado iniciativas para reducirla. Como también es firme la certeza de que ella no se ha arredrado ante ninguno de esos avances. Por el contrario, ha demostrado un enorme coraje, incluso ante las agresiones físicas, las hordas vocingleras y las numerosas intimidaciones que han alcanzado incluso a sus hijos y toda su familia. María Corina Machado Parisca ha exhibido una valentía de la que no muchos pueden acreditarse.

Estas posiciones tenían larga andadura cuando los dos titanes se encontraron en la Fiscalía la mañana de este miércoles 3 de diciembre. El régimen había mandado a la fuerza pública a tomar la avenida Urdaneta: cuatro tanquetas, piquetes de guardias y un contingente de policías nacionales con sus equipos de escudos y orden público tomaron, desde las 6 y 30 a.m., la esquina de Ánimas, donde están las oficinas del Ministerio Público.

En la otra esquina, María Corina Machado compareció con su aplomo habitual, vestida con los colores de la Virgen María: blanco y azul celeste; y escoltada por conspicuas figuras opositoras, entre quienes destacó el periodista y activista Chúo Torrealba, secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática.

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A las 9 de la mañana, cuando Machado entró por la puerta de la Fiscalía, el hecho había alcanzado la mayor prominencia en las redes sociales. Fueron poquísimas las personalidades opositoras que no se pronunciaron en su apoyo. Henrique Capriles Radonski escribió en su Twitter: “Ntro total apoyo y solidaridad a ntra Dip. María Corina, teniendo hoy que presentarse x el cirquito ese q montó Nicolás d falso magnicidio” (sic). Y fueron abundantes también las muestras de solidaridad de individualidades fuera de Venezuela. El ex presidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez, dejó dicho en Twitter: “Ojalá todo el mundo democrático esté solidario y atento con @MariaCorinaYA e impida que dictadura siga maltratándola”. Y no faltó una declaración de la infatigable congresista estadounidense, Ileana Ros-Lehtinen, quien, presente y siempre consecuente, afirmó que: “Las últimas acusaciones salvajes por el régimen de Maduro contra activistas y María Corina Machado es otro intento de silenciar a los líderes que abogan por el estado de derecho, democracia y el respeto a los derechos humanos para todos los venezolanos. Este intento por Maduro de reprimir la libertad de expresión en Venezuela, reafirma que su régimen continúa empleando su influencia sobre el sistema judicial para intimidar a quienes buscan justicia y libertades básicas”.

Hacia el mediodía, Machado salió del Ministerio Público con una imputación por el delito de «conspiración», por estar, supuestamente, anotada en un plan de asesinato contra Maduro. Las pruebas, por cierto, son unos mensajes electrónicos que la acusada ha calificado de falsos.

Tampoco sorprendió este viraje de la acusación —de magnicidio a conspiración—, porque que el martes 2 de diciembre el diputado Pedro Carreño, presidente de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional, estuvo en un programa de Globovisión donde declaró que “los correos de Machado y su participación en el plan de ‘La Salida’ son conocidos”, y agregó: “quien comete delitos, entra en la caracterización de los delincuentes”. No habló de magnicidio, quizá porque falta la evidencia conclusiva de tal incriminación…

El apercibimiento de que podría enfrentar una pena de cárcel de entre 8 y 16 años no opacó el talante de Machado, quien salió a dar declaraciones en el tono desafiante que le es natural. De hecho, antes de entrar había dicho: “Mi presencia aquí no significa que yo me esté entregando, estoy más fuerte que nunca y vine para desafiar la injusticia. Vengo con la intención de que se haga justicia por la violación constante a mis derechos humanos, me han hackeado mi cuenta de Twitter e irrespetado mi privacidad constantemente, ahora me acusan de supuesto magnicidio. Si me meten presa pues iré con la frente en alto”.

Las cartas están echadas. El Gobierno se las jugará todas para sacar de circulación a la incómoda “Mari Cori”, como la llaman los miembros del oficialismo. Muy probablemente, calculan que un presidio de Machado dividiría aún más a la oposición, que no apoyó en bloque a ‘La Salida’ y que, más aún, alberga sectores que rechazan esta modalidad de antagonismo con auténtica aversión. La fragmentación del conjunto adversario es fundamental para el Gobierno que ve sólidas posibilidades de perder el Parlamento ante un oponente compacto.

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Desde luego, como apuntó en Twitter el mismo miércoles el abogado penalista Alberto Arteaga: “La persecución penal contra MCM es un mensaje dirigido a todos los líderes políticos”. El objetivo es diseminar el miedo. Total, aún con tres admoniciones seguidas de la ONU, Leopoldo López sigue preso, en franco desacato a los dictámenes de esa organización.

Cómo no ver el libreto cubano —nunca perder de vista la dictadura tutelar del régimen bolivariano—: se acusa a los opositores de algún delito sacado de la manga / se forjan pruebas o se admite como tales cualquier embeleco / la Fiscalía y los tribunales se apresuran a endosar el esperpento jurídico / los otros dirigentes se autocensuran o se hacen más prudentes / la audiencia “gobiernera” festeja el derrumbe “de los blanquitos, de los ricos, de los hijos de papá” y alrededor del resentimiento se unen los grupos disidentes del chavismo, que señalan la corrupción, pero encubren las violaciones a los derechos humanos, el presidio político y las torturas.

Hasta la hora de cierre, María Corina no ha dado señal de que ninguna maquinación del régimen la arredre. Por el contrario, hasta ahora ha logrado metabolizar en éxitos y promoción internacional todas las embestidas.

El régimen cuenta con la mansedumbre de la sociedad. Machado apela al agotamiento de la tolerancia de esa misma sociedad: «Toda la fuerza del Estado no puede aplacar la conciencia de un ciudadano libre. La suma de las victorias morales de los ciudadanos frente a la dictadura es lo que hace la victoria política», publicó al salir de la Fiscalía.

«Enfrentamos una dictadura que ha sometido la justicia, por eso nuestra fuerza es moral y vamos a vencer», aseguró.

¿Quién cree usted que saldrá victorioso de este lance?

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