Humor

Consejo para la generación selfie: aprender a sobrevivir sin wi-fi

A mis 35 años, todavía me considero una persona joven. Cierto, estoy calvo, tengo patas de gallo en los ojos y estoy en esa etapa donde cuatro copas de vino me dan un ratón que dura tres días

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Comencé a sentirme adulto cuando compré un cuadro en una subasta. Eso es de gente grande. Ahora, nunca me había sentido viejo. Nunca eso es, hasta que me pidieron dar una charla titulada “Motivación y emprendimiento para la generación del futuro”.

QEPD Toto Aguerrevere. 35 años y ya es considerado el abuelo de Heidi.

Esta charla fue para los centros de estudiantes de diez colegios de Caracas. Nada fácil es motivar a 75 jovencitos para que sean emprendedores con la ruta de sus vidas cuando a mí me da flojera emprender la ruta hacia el gimnasio. Además, ¿qué decirle a una generación que le da tres vueltas a la mía? Tres gigabytes de vuelta para ser más exactos.

Verán: yo soy el hijo del momento Kodak, de la Enciclopedia Barsa, Nintendo, Hotmail y Nokia. Ellos son los hijos de Instagram, Snapchat, Buzzfeed, Waze, iPhone, iPod, Twitter, YouTube, Gmail, Netflix, Google Maps y esa página en Tumblr sobre gatos que nadie entiende por qué existe pero da risa.

Entonces, ¿qué le puede ofrecer la Generación X —se lee “equis”— a los llamados Millenials cuando su dedo índice consigue potenciales romances en Tinder mientras que el dedo índice de la gente de mi edad solo fue famoso en la era “E.T. phone home”?

Resulta que mucho. Al preparar mi charla me di cuenta de que los chamos de la generación del selfie van a estar sujetos a problemas impensables en mi época. Nunca antes los jóvenes habían estado expuestos a exponer sus vidas como un reality show. Jamás habían estado tan sobre estimulados por fuerzas externas a ser aceptados menos por lo que piensan y más por las fotos que postean en sus redes sociales. Eso es demasiada presión para un mundo que todavía no ha perfeccionado el filtro fotográfico que elimina el acné.

Pensando en ello, se me ocurrió que el único consejo que podía ofrecerles como motivación era uno que le sirvió tanto a mi generación como a todas las que precedieron hasta llegar a la del abuelo Adán y la abuela Eva. En la charla les dije a los estudiantes: “Hay momentos donde no hay conexión. Aprendan a sobrevivir sin Wi-Fi”.

Me causó placer que en ese momento la multitud juvenil lanzó un grito de sorpresa. O de repente es que se abrió la señal del Wi-Fi en el auditorio y los chamos se emocionaron por eso. Pero en todo caso, si algo puede ofrecerle la Generación X, Y o Z a los Millenials es a aprender a sobrevivir sin una red inalámbrica que les dé el mapa y el cálculo de cuántos metros y minutos faltan para llegar a un destino. A veces hay que saber leer un mapa.

¿Ahora cómo se sobrevive sin Wi-Fi? Estas fueron las 10 recomendaciones tipo Buzzfeed que sugerí en la charla:

  1. Si lo que buscas en Google no existe, te toca inventarlo
    No hay nada mejor para el cerebro que imaginar una idea propia y ponerla en práctica. Esto solo lo vas a aprender cuando llegues a la página 25 en Google y no encuentres exactamente lo que buscas.

2. Ningún problema serio se arregla por chat

Se arreglan como dijo la Miss Blackberry aquella:“face to face”.

  1. Mejor que un selfie con la Mona Lisa es la Mona Lisa

Más de 50 millones de selfies serán borradas de la memoria de una laptop eventualmente, pero lo que sentimos al ver a la Mona Lisa por vez primera es imborrable… Es mínima.

  1. Los Boy Scouts jamás dijeron “Siempre Listos… ya va que se fue el Wi-Fi”

Si necesitas un tutorial de YouTube para preparar huevos revueltos, cambiar un caucho, destapar una poceta o protegerte contra un terremoto, tú no mereces Wi-Fi sino un internado de seis meses encima de un tepuy con solo una navaja y una caja de fósforos. Hay que aprender a sobrevivir.

  1. Lila no muere hasta que no lo diga Clímax

Porque hay un número determinado de veces en las que Lila Morillo se puede morir por rumores en Twitter antes de que sea verdad y nadie lo crea. Busca siempre la fuente confiable antes de emitir juicios de opinión. Deja el chisme. A nadie le gusta un bully cibernético.

  1. Tu reality show online puede ser motivo de despido

Decir “odio a mi jefe” es una reacción natural en todo trabajo. Escribir “odio a mi jefe” en Facebook es la manera más segura de que tu jefe te mande a empacar el cubículo. Querámoslo o no, nuestros pasos son un reality show y no hay fanático más adicto a nuestras redes sociales abiertas que la empresa en donde laboramos. #EstoNoEsContigoJefe

  1. La mejor batería para la larga vida es la del ahorro

Nunca eres demasiado joven para gastar menos en la compra de un celular y más en seguro médico. Cuando tengas 70 años y hables con tus nietos por un celular tipo holograma atómico que te acabas de comprar como premio por haber corrido tu último Maratón de la CAF sabrás que todos esos años ahorrando para pagar el seguro valieron la pena.

  1. Cuando sea la hora de tomar riesgos, denle clic a “Aceptar”

Ahora es el momento de nadar en el Orinoco, aprender mandarín, compartir con los Yanomami y saberte de memoria cada rincón de tu propia ciudad. Ahora es el momento de ser lo que sueñas, de estudiar lo que te gusta y de empaparte en experiencias que te hagan ser un ciudadano del mundo. ¿Por qué? Porque a la hora de aplicar para un postgrado vas a competir con un estudiante de Ohio que se fue becado a cuidar huérfanos en Namibia, montó un hedgefund con un primo y tiene una página web para apoyar a los refugiados en Nepal. Ahora es el momento de tomar riesgos. Ahora.

  1. Un compañero creativo es mejor que un Ipad porque no requiere de enchufe

Hay que rodearse siempre de gente creativa que comparta la visión, misión y valores del trabajo. Hay que evitar a los low-bat e invertir más tiempo en gente que a mitad de tarde se lanzan una idea sensacional y no deja de hablar de ella hasta que no verla materializada.

  1. Tus mejores seguidores son tu papá y tu mamá. No les escribas. Llámalos

Lleguen a ser presidentes, ingenieros, astronautas, o fashion bloggers, ninguna otra persona va a dar más Retweets y “Likes” que un padre. Por eso es mejor llamarlos. Igualito ellos jamás revisan el WhatsApp sino hasta tres días después. Levanta el teléfono.

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