Lujo

Mercado de lujo: despilfarro revolucionario

“Aquí se hace real parejo...”, la frase es repetida una y otra vez por los millonarios vernáculos de nuevo cuño, quienes saborean las mieles de una prosperidad que tiene sus bemoles. Los artículos de lujo también escasean en la Venezuela roja rubí ¿Cómo hacen para satisfacer caprichos y apetencias los que tienen con qué?

Fotografía: Nathalie Saad
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Desde el piso 14 se escucha el motor de la Harley Davidson de M.R. Cada vez que sale o entra, la cuadra entera lo oye pasar. ‘Yo tengo mi moto como un juguetico. Así como a mis hijos les gustan sus camionetas 4×4, a mí me gusta mi Harley’. Para trasladarse, tiene su Grand Cherokee blindada y un jet para darse un playazo en cualquier isla del Caribe. Existen personas con su perfil de cliente ‘triple A’, dispuestos a pagar fortunas por semejantes antojos, pero los concesionarios parecen fantasmagóricos espacios por la mengua de inventario debido a la carestía de divisas.

Aparte de la inseguridad y la falta de artículos suntuarios, se ciernen otras amenazas. El Seniat anda al acecho presto a bajar santamarías y pechar con sumas onerosas a quienes no cumplan con la ley. Otra perlita de similar proceder, es el Instituto Nacional de Tierras que conjuga con facilidad pasmosa el verbo expropiar, sinónimo del “quita” y “pon”, que en cadena nacional y con el dedo índice presidencial de Chávez arrinconó a muchos terratenientes no comprometidos con el proceso del difunto.

La vida y los bienes son protegidos por vigilantes armados, cámaras con circuito cerrado de TV, alarmas con satélites, rejas de grueso espesor, chalecos antibalas, carros blindados y perros de afilados dientes que forman parte del kit de sobrevivencia. Las mansiones y oficinas construidas o remodeladas por arquitectos estrellas, son madrigueras dignas de revistas.

Aquí rueda el dinero “parejo” en manos de un puñito que no se deja ver. Cuando le pregunté al exitoso galerista Freites ¿quién compra arte? Obtuve por respuesta un silencio sepulcral. Idem de un sujeto que vende aviones privados. Al visitar un establecimiento de embarcaciones, el ejecutivo de turno me dijo: “!Permisito!… ya vengo”. Y desapareció. No cabe duda de que alguien compra los pocos, poquísimos bienes de consumo de lujo que todavía se consiguen en el país. La única manera de validar información acerca de usos y costumbres fue con personas que me exigieron anonimato, amenaza mediante de que si revelaba la fuente me convertirían en steak tartar.

José Tovar fotógrafo habitué de los convites sociales afirma que si bien la hoguera de las vanidades es tentadora, existe reticencia para salir en las páginas sociales. Aunque el corazoncito pida lo contrario figurar está mal visto ante la sociedad revolucionaria. A los de la vieja guardia tampoco les gusta aparecer por pundonor. Salir retratado en lo medios con traje de luces, pasándola cheverísimo no es de buen proceder. Tirios y troyanos por igual desean ser invisibles.

El periódico El Nacional erradicó su sección de Sociales, así como El Mundo y 2001. “El consejo editorial de La revista Entre socios, que circula únicamente para los miembros del Caracas Country Club, no pone las foto leyendas por razones de seguridad”, afirmó Elizabeth Cuenca, editora de dicha publicación.

Todo lo que brilla sí es oro

¿Los que adquieren joyas son los nuevos actores o la gente de toda la vida?
Los de toda la vida apuestan por piezas discretas, sean caras o no; lo suyo responde a necesidades estéticas. Mientras que los nuevos en la palestra parecieran comprar bajo el lema: «más es más y además es mejor».

¿Tienes alguna anécdota de alguna adquisición?
Una señora me llamó una vez para que le sirviera de «puente de oro» con Van Cleef & Arpels porque se «animó» con un broche de lapislázuli y diamantes que presentó la marca dentro de su colección Les Voyages Extraordinaires en la 25 Bienal de Anticuarios de París. Otra dama tenía una cena finísima con unos diplomáticos japoneses, y viéndose desprovista de un reloj minimalista que comulgara con su atuendo Issey Miyake, me imploró que la ayudara al efecto: le indiqué tienda y marca, y quedó como una emperatriz en pleno valle caraqueño.

El negocio de los relojes, debe ser muy bueno porque a cada rato viene un representante europeo ofreciendo ediciones limitadas.
El caso más evidente lo constituyen las colecciones especiales para Venezuela de edición limitada. Sí, pero con un claro concepto de posicionamiento de alcance patriótico.

¿Cuáles son las joyerías top top top?
Daoro, Gerais, Sami Bazzi, recién bautizada Joyería Intercontinental. Cada una con una clientela muy específica, una oferta de marcas adecuada a esa demanda y una experiencia de compra diferente.

¿Esas joyerías tienen más de 15 años en el mercado?
Aunque Joyería Daoro abrió en 1979 en el antiguo edificio La Francia, su éxito alcanzará cotos máximos con su mudanza en 1999 al Centro San Ignacio. De modo que, con cualquiera de las fechas, llega a los 15 años. Joyería Gerais está en Caracas desde 1987, con tiendas en el C.C. Sambil, Tolón Fashion Mall y su protegida sede de Las Mercedes. En cuanto a Sami Bazzi, o ahora Joyería Intercontinental, me parece que también llega a los quince, y con su nueva tienda en el C.C. Altamira Village, seguro continuará por muchos más.

¿Cuáles son las marcas que más se venden?
En relojería: Cartier, Rolex, Hublot. En joyería: Roberto Coin, Brumani, de Grisogono.

¿De qué manera se estila comprar joyas?
A veces se anuncian o anuncian a un emisario. A veces van con un pequeño cordón de seguridad. A veces van discretos. A veces, estrafalarios mientras que la élite siempre acude en silencio.

¿Alguna anécdota sobre esta materia en cuanto a hábitos de consumo del lujo en Venezuela?
Se debaten entre un sencillo reloj Tank de Cartier y un descomunal Franc Vila. Un corazoncito con brillante danzarín de Chopard, un collar de perlas Mikimoto, un bello anillo de diseño retráctil de Mattia Cielo o las grandes argollas italianas que «se parezcan» a las que usaron las Kardashian en su última gala.

Caballito, Atuna que tuna tún

El polo tuvo un letargo de años. Sin embargo hay un insólito revival. Situación que se ilustra con pelos y señales en el artículo publicado en The Financial Times, donde fue entrevistado el empresario Jorge Ruiz del Viso, promotor del equino deporte. Dijo cosas así: “Al principio de los años 2000, poco después de que Chávez entrara al poder, la gente comenzó a ser más discreta, muchos adinerados jugadores de polo dejaron de practicar en el Club de Campo en Caracas y fueron a sus fincas para esconderse”.

Pero ocurrió el detalle que varias fincas con canchas de polo, como Monte Sacro, perteneciente a los Hnos. Ruiz del Viso, fueron intervenidas por el Estado. Eso ocurrió en 2008. Ese mismo año, la finca Torrecasa fue expropiada por el Instituto Nacional de Tierra, según afirma su dueño de Alejandro Alfonzo-Larrain, también marqués de Torrecasa. Por consiguiente, varios polistas se quedaron sin poder ejercitarse fuera de temporada.

Jorge Ruiz del Viso añade en el revelador artículo aludiendo al deporte de marras que: “esto no lo para nadie y Club de Campo se recupera de manera impresionante”.
Cabe señalar que Víctor Vargas, el intocable banquero del régimen, otro fanático del polo, tiene la finca Agualinda, ubicada en Tucacas, cuya construcción fue exquisitamente realizada por maestros provenientes de Bali y allí se reune con su equipo llamado Las Lechuzas.

Fuera de Venezuela pero con capital criollito se hizo en la idílica Wellington de Palm Beach G&C Farm. Este lugar es como el Disney World de los sueños y las pasiones ecuestres excepcionales en los niveles más altos del mundo. Crían caballos y tal como reza en la web www.gandcfarm.com su “visión” es calificar y para todos los torneos de alto nivel y la alta competición, incluyendo las Finales de la Copa del Mundo, Juegos Ecuestres Mundiales y Juegos Olímpicos. También crían caballos para la venta y a la hija de Cristina Onassis le vendieron un ejemplar por un millón de dólares.

Su propietario lleva un estilo de vida a lo Ralph Laurent. Una fuente ultra confidencial juró con la biblia en la mano y la otra en el pecho que es el testaferro del ex escolta de Chávez, ex Tesorero Nacional y ex Presidente del Banco de Desarrollo Económico y Social… con ustedes: Alejandro Andrade Cedeño, también conocido como el Teniente de los caballos. Quién además comparte su pasión con la caterva de boliburgueses afines a las líneas maduristas, Continuará…

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