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María Gabriela de Faría, de RCTV al Comic-Con San Diego

La actriz se encuentra en Canadá, donde graba la serie Deadly Class, una adaptación de la obra de Rick Remender que tiene como productores a los realizadores de Vengadores: Infinity War. Este año dejó el rodaje de Dirección opuesta, pero asegura que su objetivo es impulsar económicamente al cine venezolano

TEXTO: Humberto Sánchez Amaya (@HumbertoSanchez)
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En julio, el hermano María Gabriela de Faría le preguntó si ella había imaginado estar en el Comic-Con de San Diego. Y ella contestó que todo ocurre tal cual como una vez lo imaginó. Ella, que a los cinco años decidió ser actriz, vio su rostro en uno de los carteles del famoso y multitudinario encuentro de seguidores de las historietas. Ahí estaban esos ojos grandes, ese rostro, el que también pertenece a María Salazar, como se llama el personaje que interpreta en Deadly Class, la adaptación del cómic de Rick Remender que tiene como productores ejecutivos a Anthony y Joe Russo, directores de Vengadores: Infinity War (2018), Capitán América: Civil War (2016) y Capitán América: El soldado de invierno (2014).

“No exactamente imaginé estar en el Comic-Con, pero sí en un evento grande. Para lograr cumplir tus sueños, primero hay que imaginarlos. Ese es el primer paso. Cuando vi mi rostro en ese cartel, lloré muchísimo, como una boba. No podía creer lo que estaba viviendo después de varios años de trabajo, después de tantos sacrificios. También estuve muy agradecida con Dios, con la vida y todas las personas que han estado conmigo durante todos estos años”, afirma la actriz venezolana, nacida en 1992, quien el año pasado se mudó a Los Ángeles después de vivir en Colombia.

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Considera que a pesar de los logros, todavía no hay razones para sentirse realizada como actriz. Los cambios, especialmente la mudanza del año pasado, le hicieron entender que todavía falta mucho por aprender.

Pero hay una buena estela. Protagonizó uno de los fenómenos juveniles de la televisión de las décadas recientes: Isa TKM, que transmitió Nickelodeon en el año 2009.

La niña que comenzó en telenovelas de RCTV como Trapos íntimos (2002) y Ser bonita no basta (2005), además de varias series juveniles, ahora se perfila como la nueva celebridad venezolana en Hollywood. Así como Edgar Ramírez dejó de ser Cacique, María Gabriela se aleja de Isabella Pasquali.

Y no solo se trata de televisión. De Faría también se ve en pantalla grande. Recientemente participó en la película mexicana Plan V de Fez Noriega, que se estrenó este mes, y el año pasado fue noticia por haber sido la elegida para interpretar al personaje de Eugenia Blanc en Dirección opuesta, la adaptación al cine de Blue Label/Etiqueta azul de Eduardo Sánchez Rugeles, a cargo del cineasta Alejandro Bellame.

No fue la única sorpresa para los entusiastas de esta obra literaria. Después de comenzar el rodaje del largometraje, se supo que la actriz dejó el proyecto debido a la oportunidad de estar en el elenco de Deadly Class.

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—¿Cómo va el  proceso de la serie?

—A finales de mes empezaremos a filmar. El piloto ya está listo. Actualmente me encuentro en Vancouver, Canadá, donde estamos ensayando, hacemos las pruebas de cámara, vestuario y maquillaje. Solo queda hacer los siguientes episodios del show.

—¿Qué puedes decir sobre su personaje?

—Es bipolar y forma parte de esta academia para las artes mortales, llamada King’s Dominion. Por momentos es divertida, espontánea, el alma de la fiesta, pero también puede ser depresiva y una máquina de matar.  Ha estado cometiendo asesinatos y otros trabajos para el cartel desde que tiene siete años de edad. Es todo lo que puedo contar.

—Hace poco publicó una historia en Instagram en la que comentó que si tuviera que elegir lo último para hacer en su vida, llamaría a sus padres. Los llamó, pero no contestaron. ¿Cuáles han sido los sacrificios para alcanzar sus logros?

—Bueno, estar alejada de las personas que queremos. Eso no solo me pasa a mí, sino a todos los que trabajamos en este medio porque uno va al lugar dónde está el trabajo, uno no se queda en un mismo sitio. Yo siempre he sido de esas personas que les gusta tener un lugar: permanecer, tener una casa para tener mis hijos, criarlos y morir ahí. Fue hace poco que hice las paces con la idea de que mi vida no será así. Eventualmente podré estar un poco más estable, pero en este momento no. Toca fluir con la situación. Más allá de un sacrificio, es importante verlo como oportunidad para crecer como ser humano y profesional. La distancia y la inestabilidad me han vuelto no solo mejor actriz, sino también me han hecho romper patrones que tengo como ser humano; no ser tan controladora y tratar de llevar mejor las cosas de la vida. Pero bueno, se trata de aceptar eso. Lo hago con todo el amor porque elegí esta profesión cuando tenía cinco años, nadie me obligó. A la vez, me ayuda a apreciar mejor todo, a mi familia y a mi tierra.

—¿Qué ha sido lo más satisfactorio y más difícil de estos años?

—Empiezo por lo segundo. Desde que me mudé a Los Ángeles, ha sido difícil descubrir que en Venezuela, incluso en América Latina, uno vive en una burbuja en la que uno se siente muy capaz al estar protegido por su gente, la familia y por el medio en el que te has desenvuelto durante años. Pero al ir a otro país, te percatas de que el nivel en el que pensabas que estabas no existe. Uno se da cuenta de que lo aprendido no es suficiente para las grandes ligas que representa Hollywood. Toca entonces trabajar y echarle muchas ganas. No descansar, no tener vacaciones e invertir el dinero en clases, preparación, y libros.  Ahora, eso también ha sido lo más satisfactorio porque soy mucho más capaz de lo que pensé que era. Falta mucho por llenar y eso es maravilloso; retarme y ver cuáles son mis límites. Y ha dado frutos. Estar acá en Vancouver es una de las recompensas de todos estos veinte años de trabajo.

—¿Se convierte en la actriz que soñó ser?

—Bueno, tiene que ver un poco con la pregunta anterior. No soy la actriz que sueño ser. Creo que uno nunca lo es. Si uno piensa que está realizado, algo está mal. Creo que eso aplica en todas las profesiones. Estoy en un proceso de descubrimiento, de entrenar y de ser la actriz que soy en este momento con la certidumbre de que puede ser mejor.

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—De sus años en RCTV y Nickelodeon, ¿cuáles fueron las enseñanzas que hasta ahora más le han ayudado?

—Wow, los años en RCTV parece que fueron en otra vida. Ahí empecé como actriz. Trabajé con gente tan talentosa como Amanda Gutiérrez, con quien hice mi primera novela. También estuvo Nohely Arteaga. Ellas me formaron cuando yo estaba chiquita. En Nickelodeon el reto fue trabajar en un formato  infantil y juvenil. Es complicado porque tiene sus propias maneras. Eso la gente no lo ve porque no hacen trabajos para niños. Me acercó a una parte más humana porque a mí no me gustaban los niños. Sé que era una niña, pero no ese momento tampoco. Después de tanto trabajar para ellos, le agarré un amor a ese público tan grande. Me fascinó la responsabilidad que conlleva, pues todo lo que hagas, ellos lo quieren imitar.  Entonces, constantemente tienes que hacerte preguntas sobre qué eres y qué quieres ser. Cuando asumes eso, es un proceso evolutivo muy bonito como ser humano. Lo agradezco mucho. También he trabajado en el extranjero con Fox en Argentina y en México. Cada proyecto deja un aprendizaje diferente y un abanico de herramientas que nunca tendrás si te quedas en un solo sitio.

—¿Cuándo volverá a cantar?

—Bueno, yo no soy cantante. Lo he hecho porque me lo ha exigido mi trabajo, como las series de Nickelodeon  porque en esos programas es importante la parte musical. Eso también me ha ayudado mucho a ampliar mi caja de herramientas artísticas. Pero eso de cantar no lo hago como carrera. Amo la música y respeto mucho a los músicos. Así como a mí no me gusta que algún paracaidista se haga llamar actor, siento que lo mismo  ocurre para el canto. No lo haré al menos que lo exija un personaje.

—¿Qué le falta por explorar?

—Muchas cosas (risas). Quisiera poder hacer todo lo que la vida me ponga al frente. Deadly Class es un reto increíble y no estoy pensando en nada más en este instante. Sé que mi manager y mi equipo de trabajo se están preguntando qué vendrá después, pero simplemente estoy muy agradecida por este momento.

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— Desde pequeña forma parte del medio artístico. ¿Cree que la vorágine de una industria tan competitiva y que expone tanto a sus integrantes le ha privado de algo?

—Justo hablaba sobre eso con una amiga hace unas semanas. Le comenté que a pesar de que desde pequeña he estado en el medio, y me he perdido de momentos como mi graduación del colegio, o los viajes con los compañeros, las pijamadas, las fiestas en casas de mis amigas y actividades extracurriculares, nunca me sentí limitada. Mi mamá siempre estuvo pendiente, especialmente cuando me entristecía cuando llegaba al colegio y no entendía un chiste interno porque me había perdido la reunión del día anterior. Lloraba, siempre he sido muy sensible. Ella me preguntaba si yo quería seguir, o prefería tomar un break, pero yo siempre le decía que no porque estaba haciendo lo que amaba. Es una oportunidad  hacer lo que me apasiona y llegar a millones de personas. Cuando lo veo en retrospectiva, mis amigas nunca me juzgaron por eso. Hace pocos meses fui a la boda de una de mis mejores amigas del colegio. No las perdí a ellas ni a mi profesión.

—¿Qué fue lo más difícil de dejar Dirección opuesta?

—Todo. Las dos semanas de rodaje adelantadas, que fueron maravillosas. Fueron la dos mejores semanas de filmación de mi vida. Tuve que dejar una ardua preparación, los cuatros años que tenía trabajando el personaje, los meses de labor con Alejandro Bellame. Fue rudo dejar a un equipo que se volvió mi familia en Caracas, que me hizo volver a mi país, y por el que me di cuenta que el talento venezolano no tiene nada que envidiarle al que hay en extranjero. Me refiero al equipo humano, a su entrega. Pasé dos meses muy duros en ese aspecto. Aunque fue completamente mi decisión, no quiere decir que no haya sido triste.

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—¿Intentará nuevamente a hacer cine venezolano? ¿No teme que haya predisposición de algún director de acá a tenerla en su elenco?

—Esta pregunta se me hace muy chistosa. ¿Por qué tendrían que estar predispuestos? Bueno, es que esto lo sabe muy poca gente, solo el equipo de Dirección opuesta. Yo no solo era protagonista, sino también coproductora. Prácticamente más allá de las puertas que me abrió Alejandro Bellame para interpretar a Eugenia, yo también abrí las puertas para poder hacer el largometraje. Puse todos mis ahorros (risas) para producir, no solo en Venezuela sino la parte en Italia. Por eso la decisión fue muy dura, no solo por la pérdida  profesional y artística de dejar a Eugenia, sino la económica. Alejandro y yo tuvimos una relación muy intensa, de trabajo y personal, en la que nos involucramos mucho. Como toda relación, como un matrimonio, a veces se fractura y toca ir por caminos separados. Tanto Alejandro como yo sufrimos las consecuencias en todos los aspectos. Porque también él también es productor. Por ese lado fue muy fuerte, pero también te digo que quiero seguir abriéndole las puertas al cine venezolano como intenté con Dirección opuesta. No quiero ser solo actriz de una película, sino también ser un músculo económico importante para la creación. Tanto Christian McGaffney (su novio) como yo, queremos levantar al cine venezolano que ha estado tan olvidado, pisoteado y politizado. No lo veo en este año o en el siguiente, pero sí en el futuro. Ahora, volviendo al origen de la pregunta,  justo después del anuncio de mi salida de Dirección opuesta, dos directores me ofrecieron estar en sus películas. En una no pude estar, ya la filmaron, y en otra estamos en proceso de financiamiento. Cuando esta etapa hollywoodense me lo permita, me gustaría hacer cine venezolano, abrirle las puertas en el extranjero, entrarle con mucha más fuerza económica.

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—¿Hay otros proyectos además de Deadly Class?

—Actorales no. Tengo otros que no tienen que ver con la actuación, pero que están muy chéveres. Están relacionados con los cambios sociales. Soy vegana y me interesa todo lo relacionado con el organismo, la moda ecológica. Son muchos proyectos paralelos a la actuación, pero no tengo nada concreto que pueda decir. Por los momentos, sé que Deadly Class se estrenará en 2019, pero todavía no se ha dicho la fecha de estreno. Se verá en distintos canales. No tengo claro quien lo compró en Latinoamérica, pero creo que sé quién es y será muy cool.

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