Opinión

Se baja el telón por mala gestión del gobierno

La implementación de una medida anunciada por el ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez, implica que solo se podrá disfrutar de una función de teatro y dos funciones de cine al día durante la semana. Esto es inaceptable

Composición fotográfica: Mercedes Rojas Páez-Pumar
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Existe una anécdota falsamente atribuida a Sir Winston Churchill sucedida en los días más oscuros de la II Guerra Mundial. El mito dice que se le solicitó aprobar un plan para recortar las subvenciones al arte y desviarlas al patrocinio de la campaña bélica. Al escuchar esto, el Primer Ministro británico respondió: “Entonces, ¿por qué luchamos?”. Todos los biógrafos de Churchill coinciden en que jamás dijo esa frase, pero la leyenda funciona para ilustrar el terrible atentado que pueden llegar a cometer los gobiernos cuando dejan a sus ciudadanos sin acceso a la cultura.

La crisis energética en Venezuela ha obligado al ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez, a solicitarle a los centros comerciales que generen su propia electricidad de lunes a viernes en el horario comprendido de una a tres de la tarde y de siete a nueve de la noche. Esta medida, en principio temporal, es para “no sobrecargar al Sistema Eléctrico Nacional” y así contrarrestar los efectos creados por el fenómeno El Niño. Algo que, por cierto, coinciden expertos y analistas, no se debe tanto al fenómeno climático como a la falta de mantenimiento y planificación en los embalses.

Como consecuencia, la medida obliga a los centros comerciales a bajar técnicamente sus santamarías y operar solamente cuatro horas diarias a la semana. Esto afecta en principio a las oficinas, farmacias, bancos, ferias de comida y estacionamientos de cada centro comercial. Pero, sobre todo, cercena la posibilidad de los ciudadanos de acceder a funciones culturales y de entrenamiento como el teatro y el cine —que hacen vida en estos centros comerciales.

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La implementación de una medida como la anunciada por el ministro Mota implica que solo se podrá disfrutar de una función de teatro y dos funciones de cine al día durante la semana. Esto es inaceptable. Si ya la inseguridad se llevó el cine de medianoche, las leyes laborales acabaron las funciones de las diez y la crisis eléctrica puso coto a los matinés de media mañana, ¿dónde queda el derecho del ciudadano de acceder a la cultura? El Ministro asegura que no es una medida caprichosa. Pero si el plan es construir Patria, ¿para qué luchamos si no se pueden prender las marquesinas?

A la crisis cultural del ciudadano también se le suma el entorpecimiento laboral de los actores, directores, personal técnico, guías y trabajadores como consecuencia de esta medida. Algo que se ha podido solucionar si el Ministerio de Energía hubiera actuado junto al Ministerio de Cultura para ofrecer espacios abiertos en parques y plazas y así albergar el desarrollo de las funciones teatrales ofrecidas en los centros comerciales mientras dura la medida temporal. Incluso, una oferta de cine a cielo abierto durante las noches hubiera sido por lo menos un paliativo para esta bajada de telón forzado…por lo visto nada de eso ocurrirá.

Por anuncios y medidas poco planificadas como esta, los ciudadanos de Venezuela regresan de unos Carnavales para encontrar que la oferta cultural en los centros comerciales donde hacen recreación y esparcimiento se encuentra en horario restringido. Ahora la guerra es contra El Niño, pero en verdad es en contra de los ciudadanos. Una lástima entonces, que al ministro de Energía Eléctrica no le dé por emular a Winston Churchill. Qué gran interpretación sería si saliera al escenario a decir: “La cultura no se puede parar por falta de lluvia. ¡Qué abran los teatros! ¡Qué abran los cines! Algún día lloverá”.

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