Henri Falcón siempre está en el ojo del huracán. Ha sabido, para su beneficio o desgracia, mantener posturas ecuánimes en un país en el que la polarización exige militancias irrestrictas. Él no se arredra. Quiere ser Presidente de la República, aun sin la MUD. Su discurso habla de unidad, aunque a más de uno le parezca un chavista de clóset. El 15 de octubre, no pudo sostener su feudo y entregó la gobernación bastante rápido
En el juego de la política, Henri Falcón tiene claro a quién le apuesta todas sus cartas: a sí mismo. Es un hombre de metamorfosis, aunque él alegaría que no se trata de conversiones sino de no admitir radicalismos. “No soy traidor; soy un hombre sin complejos políticos”, afirmó en 2015. Por eso se le critica y no se le deslinda del tufo chavista. Pero así como ha ganado reproches también ha sabido pescar en el río revuelto de la polarización.
El 15 de octubre de 2017, perdió su reelección a la gobernación de Lara. Lo admitió rapidito. «Nosotros perdimos», soltó el mismo lunes mientras sus aliados en la MUD denunciaban trampas. Él no se anotó en esa postura. Era su tercera postulación en ese territorio. Las tarjetas de su partido Avanzada Progresista, Un Nuevo Tiempo y Acción Democrática no sumaron lo suficiente. Su aspiración, avalada por el triunfo en las primarias de la Unidad frente a Luis Florido, no consiguió los votos suficientes para mantenerse aferrado a la silla que ocupaba desde 2008.
El miércoles 20 de septiembre de ese año, Nicolás Maduro lo calificó como su «amigo personal». Desde Miraflores, el Presidente soltó: “Henri Falcón y yo siempre hablamos (…) Fue promotor del diálogo en República Dominicana. Facilitó que se inscribieran los candidatos de la Mesa de la Unidad para las elecciones regionales”. Ello, a pesar de que el partido Avanzada Progresista no fue invitado a esos encuentros, como confirmó su secretario general Luis Romero.
Además, Maduro asomó que podría nombrarlo como embajador de Venezuela en Colombia tras las elecciones regionales del 15 de octubre “como parte de una alianza con un sector de la MUD, digo yo”. Falcón respondió:
¿Embajador en Colombia? Nicolás Maduro lo que está es bien chiflao. — Henri Falcón (@HenriFalconLara) September 21, 2017
Pero el fundador de Avanzada Progresista tiene la mira es en la silla del primer mandatario. “Hay que hablar a tiempo con la verdad, interpretar el sentimiento de las grandes mayorías, hoy nos convoca este momento de la patria, reiteramos que no hay solución posible en este país si no convocamos a la unidad superior”, dijo el 24 de enero de 2018 cuando lanzó su candidatura presidencial. El 26 de febrero confirmó su postulación ante el Consejo Nacional Electoral para la primera magistratura. Lo hizo pidiendo mejoras en las condiciones, cambio de fecha de los comicios, observación internacional calificada, cumplimiento de aspectos legales que garanticen transparencia, amenazando con retirarse si se hace inviable la competencia, con cobertura plena de los medios de comunicación públicos. Encaró a Maduro por las cámaras de VTV, a quien llamó «el candidato del hambre», y dijo que él quiere «salvar a Venezuela».
Dice @HenriFalconLara que en reunión con rectores del CNE exigió condiciones. Falcón dice ser el candidato de la salvación y de la prosperidad. Afirma que va a ganar. pic.twitter.com/KLOmbzjG3m — Osmary Hernandez (@osmarycnn) February 28, 2018
En la Mesa de la Unidad repudiaron su inscripción unilateral y, ahora sí, hubo un deslinde completo con el exgobernador de Lara.
La Unidad Democrática fijó este martes 27.2 su posición sobre las condiciones para que en Venezuela haya una verdadera elección, en el marco de la Constitución. @HenriFalconLara, con su inscripción para una farsa electoral, se deslinda completamente de la Unidad.
Llegado el 20 de mayo, se enfrenta a Nicolás Maduro, enarbola la dolarización de la economía, y espera que el evangélico Javier Bertucci no le reste demasiados votos.
Yo les juro que no defraudaré a #Venezuela. Mi compromiso es con la #Venezuela libre, justa y productiva que vamos a rescatar con una votación histórica el próximo #20M en nombre de Dios así será! Vienen buenos tiempos para nuestro país; el cambio llegó. Nicolás y su combo #SeVa! pic.twitter.com/Bz6IMoaPXW
Falcón se acercó al ras de la talanquera en 2008, para saltarla definitivamente en 2010. Ese año salió del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), tuvo un brevísimo paso por el Partido Patria para Todos (PPT) –que no le trajo el rédito político que esperaba, ni pudo controlar– y terminó con una tolda propia: Avanzada Progresista (AP), que fundó en 2012. Entre brinco y brinco, sumó 17 años frente al poder político del estado Lara; primero como alcalde de Iribarren (Barquisimeto), cargo que ocupó por dos períodos de 2000 a 2008 y como gobernador, silla que conquistó en 2008, que ratificó en 2013 y para la cual aspiraba reelegirse en 2017.
Ha sabido ganar indulgencias. Principalmente del chavismo, su cuna. Le perdonaron que durante el golpe de Estado de abril de 2002 hubiese reconocido a Pedro Carmona Estanga como Presidente de la República. Una nota del portal Aporrea incluso recuerda que semanas antes de la autojuramentación, Henri Falcón, como alcalde de Iribarren, entregó una condecoración al entonces presidente de Fedecámaras.
No obstante, fue en 2008 cuando un guiño de desobediencia le costó la expulsión temporal del PSUV. El vicepresidente de la tolda, Alberto Müller Rojas, hizo pública su suspensión el 29 de abril de ese año. Era el castigo a un acto de rebeldía: Falcón enfrentó a su mentor Luis Reyes Reyes, entonces gobernador de Lara, y asomó su deseo de postularse a ese cargo sin el consentimiento de la dirección nacional del partido –que prohibió adelantar el anuncio de candidaturas– y a sabiendas de que Reyes Reyes quería esa plaza para su hijo.
Al final se alegó un malentendido y el mandamás del chavismo hubo de desdecirse. El abogado obtuvo lo que quería, y no le bastó con ser el candidato del oficialismo, sino que ganó la Gobernación con 73,52% de los votos. Más de lo que logró cualquier otro aspirante a la primera magistratura regional, y ya entonces arañando las simpatías de un sector opositor que no le hacía el feo a aquello de la revolución eficiente.
Falcón, el incomprendido
Nació el 17 de junio de 1961 en Nirgua, estado Yaracuy. Antes de estudiar Derecho en la Universidad Santa María, Henri José Falcón Fuentes fue suboficial del Ejército, retirado con el grado de Maestro Técnico de Primera. Se graduó de abogado en 1988 e inició un posgrado en Ciencias Políticas en la Universidad Simón Bolívar, y otro en 1994 en Derecho Laboral de la Universidad Católica Andrés Bello. Estuvo vinculado al MBR-200 y luego al Movimiento V República (MVR), con Luis Miquilena como mentor.
Su esposa Marielba Díaz confesó en una entrevista que Falcón no sintió afinidad por la política hasta el golpe del 4 de febrero de 1992: “Él estuvo en el mismo salón de clases que Chávez… Y al verlo en la televisión se interesó, incluso lo fue a visitar en la cárcel”.
Participó en la Asamblea Nacional Constituyente de 1999, como miembro de la Comisión sobre la Forma del Estado, Municipios y otras Entidades Federales. Liborio Guarulla, gobernador de Amazonas, le acompañó en esas lides: “Nos encontramos en el proyecto de vida político de elaboración de la Constitución. Él venía de la carrera militar y yo nunca he tenido nada que ver con esa línea. Nos conocimos así, aunque no hubo un trato de confianza”. Más tarde, Guarulla estuvo con él en la escisión del PPT, que llevó a Falcón a fundar AP y al amazonense el Movimiento Progresista de Venezuela (MPV).
Rafael Uzcátegui, secretario general del PPT, vio esos toros en primera fila. “Henri llegó al partido, con algunas críticas al PSUV, desde una óptica de izquierda. Me manifestó su desacuerdo con la idea del partido único, y sus diferencias con Reyes Reyes, y nosotros coincidimos en algunos de esos señalamientos, pero su estadía fue muy corta. De un año o menos”. Esos cuestionamientos a la organización promovida por Chávez fueron públicos y notorios. La renuncia al PSUV la hizo a través de una carta dirigida al Presidente de la República y publicada en El Nacional, el 22 de febrero de 2010. Alegaba que el partido había sido minado “por la burocracia, la ausencia de discusión, el clientelismo, el grupalismo y un mal entendido concepto de lealtad”.
Estando en el PPT le tocó respaldar la fórmula política de ese partido en la campaña por la Asamblea Nacional para el período 2011-2016. “Se negaba a hacer publicidad para los candidatos que iban por lista porque decía que no eran importantes. Eso le trajo problemas internos”, señala Uzcátegui, una de las fichas en esa contienda. Ninguno de los postulantes de la tolda azul por Lara fue elegido. “Él se intentó apropiar de un partido que le abrió las puertas. Nosotros nos enfrentamos en una asamblea que hubo en el Hotel Ávila. Fue fuerte, él pedía mi salida y la de la directiva para arrastrar al PPT a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Pudo hacer daño, pero no se hizo con las bases”.
La disputa sobre quién asumía la directiva de la tolda la terminó dirimiendo el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), y Uzcátegui fue nombrado Secretario General. “Ni siquiera Guarulla o Franco Gerratana siguieron con él. Los tres terminaron separados. Hasta Ismael García, que fundó AP, ahora está -estaba- en Primero Justicia”, dijo el aún aliado del gobierno nacional cuando el exalcalde de La Victoria militaba en el partido amarillo del que se separó para aliarse con los adecos y volver a ser candidato a la gobernación de Aragua. En esos tiempos turbios, el TSJ también decidió sobre la directiva de Podemos, dejando el partido en manos de Didalco Bolívar.
Henri Falcón ha tenido que hacer las veces de equilibrista para poder mantenerse a la vanguardia de la tambaleante escena política nacional. Él mismo ha asegurado que ese ejercicio ha tenido que hacerlo en medio de ataques, mentiras, manipulaciones, chismes y perversiones. En una rueda de prensa ofrecida a su salida del PSUV, dijo: “Prefiero molestar con mi verdad, incomprendida en su momento, antes que acompañar con el aplauso insincero, bastardo y ser cómplice del error del cual mañana tendríamos que arrepentirnos”.
Con aires de chiripero
En la antigua casa de Podemos, en El Bosque, firmaron la partida de nacimiento de Avanzada Progresista el 27 de junio de 2012. Además de la sede, de Podemos también heredó a su secretario general Ismael García. Falcón asumió la presidencia del partido proclamado de centroizquierda. Apostaban por una “unidad superior”, que trascendiera militancias y captara a la izquierda descontenta con la gestión de Chávez. Allí confluyeron intelectuales, sindicalistas, exdirigentes de Podemos, PPT, de Unidad Popular Venezolana –el partido de Lina Ron– ex funcionarios del gobierno y sectores independientes. Luis Miquilena, Pompeyo Márquez y Teodoro Petkoff presenciaron en primera fila el lanzamiento.
“Este es un aeropuerto en el que han venido aterrizando otros factores. Los motiva que se trata de un partido plural, en el que se pregona y se practica el respeto a las diferencias. Eso hace que tenga una vida interna muy intensa”, arguye Luis Augusto Romero, secretario general de AP. Eduardo Semtei, a quien en las entrañas del partido llaman “el originario”, asegura que el nombre de la tolda se lo puso Falcón, pues su consigna era el progresismo, eficaz y eficiente.
En su partido aseveran que el de Falcón no es un liderazgo político sordo. “Es un bregador. Se levanta a las 4:30 am y enseguida sale camino al barrio, al campo, a tener contacto directo con las comunidades. Y todavía con tierra en los zapatos asiste a las reuniones internas de AP. Puede decirse que es una esponja, con gran capacidad de procesar información y convertirla en acción política. Su virtud es que escucha, puede corregir y adaptarse”, afirma Romero.
Esa capacidad de “adaptarse” lo ha llevado a asumir posturas que no se alinean con la del resto de los partidos de la MUD. Desde AP dicen que se trata de “oposición con posición”, aunque por otro lado hay quienes lo catalogan de oportunismo. “Avanzada ha tomado posiciones que generan mucho conflicto. No vamos con la corriente o por donde sopla el viento. Hacemos lo justo o lo correcto, bien sea que agrade o no”, explica Romero.
Es así como Avanzada Progresista, por ejemplo, salvó su voto en el debate de la Asamblea Nacional que declaró el abandono del cargo del presidente Nicolás Maduro, argumentando que se trataba de una medida meramente política, sin criterios sólidos, constitucionales u objetivos. Otra salida polémica de Falcón fue la de emitir una carta dirigida al entonces presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, para solicitarle que derogara el decreto del 9 de marzo de 2015 que declara a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria” para ese país. El hombre de cabello gris y bigote de cepillo también se retrató junto a Maduro en los diálogos infructuosos entre gobierno y oposición de 2014 y de 2016.
“Somos coherentes con nuestra propuesta de una solución democrática, pacífica y electoral. Para el político el diálogo es fundamental y aunque sepas que es una herramienta para retardar no vas a dejar de participar”, justifica Juan José Molina, vicepresidente de Avanzada Progresista. Por iniciativa de Falcón, el partido firmó hasta una alianza política con Un Nuevo Tiempo (UNT) en diciembre de 2014. Le llamaron la Declaración de Barinas. El acuerdo funcionó hasta 2016. “Fue un acuerdo extraordinario, para impulsar a las dos organizaciones en el rescate de Venezuela; pero con las elecciones cada partido tenía sus propios intereses. UNT se alzó con más parlamentarios y nosotros no salimos tan beneficiados. No es lo mismo tener 15 diputados a tener 3 y esa fuerza ellos quieren que se respete”.
Las últimas señales de esa alianza se dejaron ver a principios de 2017, en el tercer encuentro de la final de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP), disputado entre las Águilas del Zulia y Cardenales de Lara. Falcón asistió al estadio zuliano junto a Manuel Rosales, exgobernador del Zulia; y Eveling Trejo, entonces alcaldesa de Maracaibo; lo que desató la ira de algunos tuiteros. Más todavía después de que Diosdado Cabello, primer vicepresidente del PSUV, alabara en el programa de José Vicente Rangel la postura con la que ambos asumieron el proceso de diálogo de finales del año pasado: “Creo que solo dos posiciones (de la MUD) han sido frontales con el diálogo, estas han sido golpeadas: Henri Falcón y Manuel Rosales”, dijo el de El Furrial. No obstante, la tolda bajo la batuta de Manuel Rosales rescató los acuerdos previos y respaldó a Falcón en las primarias regionales de 2017.
¿Revolución eficiente?
El éxito de Falcón en Lara se debe a que se le reconoce como un hombre eficiente, con una gestión que mostrar. A finales de 2016 señalaba entre sus logros la ejecución de más de 80 obras viales distribuidas en los 9 municipios de Lara, que van desde macroproyectos como el Distribuidor Bellas Artes de Tarabana y la ampliación de la Intercomunal Barquisimeto-El Cují, hasta planes menos ambiciosos como trabajos de alumbrado y mantenimiento preventivo. Pero Falcón también ha tenido sus elefantes blancos, es el caso de Transbarca, un sistema de transporte que comenzó a construir siendo alcalde en 2005, y que no fue inaugurado sino hasta 2013 con la intervención del Ejecutivo Nacional.
El diputado Pedro Carreño, estando en la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional, inició una investigación contra Falcón en 2012 por irregularidades administrativas en su gestión como gobernador. El mandatario regional compareció ante el Parlmaneto y entregó pruebas de lo que para la oposición se trataba de un proceso “montado” para empañar su campaña por la reelección.
Sin embargo, el desgaste político de 17 años de gobierno hace mella. “Se siente como el dueño de la verdad política en Lara. Toda la oposición gira en torno a lo que diga el gobernador, y no hay quien le lleve la contraria. Ni siquiera Acción Democrática”, resumía Jorge Ramos Guerra, gobernador interino del estado en 1989 y profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Fermín Toro, cuando aquél ocupaba la magistratura regional. “Quieren ser enterrados con los cargos. Eso demuestra lo negativo de la reelección indefinida. No hay que eternizarse, por más buena que haya sido su gestión, porque le cierran las puertas a las nuevas generaciones”, subrayó sobre su último intento en el estado centroccidental.
Antonio Martins, empresario barquisimetano, opina que más que obras Falcón lo que tuvo es una buena campaña mediática: “No tiene grandes obras, lo que ha hecho es ornato”. Incluso asevera que “los madrugonazos son más publicidad que otra cosa”. Felipe Aranguren, de la Asociación de Jubilados del Magisterio del estado Lara, asegura que entre los maestros y la Gobernación hubo una lucha por la correcta homologación de las pensiones, que se acumularon desde enero de 2008. “Al gobernador le gusta inaugurar plazas, pero no ha hecho ni una escuela. Los maestros de las escuelas estadales ganan menos del salario mínimo. Es un mala paga que pareciera que odia al magisterio porque siempre estamos peleando por lo nuestro, lo que nos corresponde por mérito”, decía en 2017.
Aranguren hablaba desde Quíbor. Criticaba que la gestión de Falcón se centrara en Barquisimeto y abandonara el interior de la entidad: “La carretera se acabó, a la iglesia se le cayó el techo y la escuela está sin pintar. Nos hace falta de todo. Esto es puro populismo, porque lo de progresista no llegó a ningún lado”. La misma queja la hacía Yaditza Carrasco desde Carora: “En el Hospital Pastor Oropeza no hay ni una jeringa. Mejoró la entrada del monumento a Alirio Díaz, pero es puro maquillaje. Hay problemas más puntuales, como la aducción de la represa Los Quediches, que se dañó y ahora nada más hay agua un día a la semana y por ciertas horas”. Mientras que Uzcátegui, que recorrió el estado cuando estaba en campaña por el Parlamento, lo calificaba de “mampostero de la política, con mucho marketing”.
Miraflores en la mira
Romero describe a Falcón como un hombre “entrador y de sangre liviana”, afectuoso en su trato y con facilidad para llegarle a la gente. “Aunque no le gustan los aviones, sorprende que un día esté en Apure, y al siguiente en Táchira, y luego en Caracas, siendo que todos sus viajes los hace por tierra. Eso habla de su aguante físico y de su vocación como servidor público”. La cuenta de Twitter de Falcón antes de las decisiones 155 y 156 del TSJ, daban cuenta de un candidato en permanente campaña. Después de esas sentencias su llamado fue el de “Elecciones Ya”.
Su principal enemigo es él mismo y la incomprensión a la que alude, que en tiempos de crispación política se confunde con verborrea ambigua. “O se es negro o se es pardo”, dice Jorge Ramos Guerra para resumir a punta de sabiduría popular la falta de alineación política con la que se percibe.
Para sus compañeros de partido se trata de una aspiración natural. “El que respira, aspira”, resume Molina. “A él le dan mucha rabia esos señalamientos de que es un chavista de clóset, considera que son injustos. Pero en esta área uno sabe que hay que tener piel de cocodrilo o corazón de morrocoy”. Romero también le exime de esas culpas: “Henri viene del chavismo. Eso no es un secreto, pero rompió con Chávez en 2010, cuando tenía 65% de popularidad y el barril de petróleo estaba en 120 dólares. Chávez era un todopoderoso. ¿Qué sentido tendría regresar ahora a un partido decadente? No se puede hacer política viendo por el retrovisor”.
En el chavismo tampoco lo quieren. O eso es lo que dice Uzcátegui, para quien la única ambición de Falcón es alcanzar la Presidencia. La inhabilitación por 15 años de Henrique Capriles y el presidio de Leopoldo López le abren el camino que comenzó a transitar formalmente el 24 de enero de 2018.
Pudo terminar como galán de telenovela o futbolista; pero su peregrinar político estaba trazado desde la juventud. Criado en el seno de una familia de izquierda, se comprometió con el proyecto político de Hugo Chávez desde sus inicios. En poco más de una década pasó de ser gerente en una misión en la extinta Onidex a ser el número dos del Gobierno. Sin embargo, su ascenso no ha estado exento de la polémica: el gobierno de Estados Unidos lo incluyó este 31 de julio en una lista de los más buscados por narcotráfico y se investigan supuestas relaciones con el terrorismo islámico
Distintas voces apuntan a que la "esperanza blanca" del chavismo, en el caso de que la comunidad internacional logre que en Venezuela se realicen unas elecciones democráticas, la encarna Héctor Rodríguez. Su perfil no es tan ruinoso como el de su jefe político, aunque sí arrastraría su legado económico y social. El actual gobernador de Miranda fue consentido de Hugo Chávez y ahora es aliado de Nicolás Maduro. No le gusta que hablen de él, ni bien ni mal, es "hermético", pero esa delicada piel contrasta con la fortaleza y habilidad para convertirse en figura de la renovación roja. Su carrera en la política ha sido meteórica y acelerada. En una década pasó de ser “líder estudiantil” a mandar en uno de los estados más importantes del país
Adentro del Tribunal Supremo de Justicia Nicolás Maduro hacía un juramento. Afuera, todavía había quien repetía viejas consignas. Milicianos, colectivos y grupos políticos prometieron defender el mandato del heredero de Hugo Chávez, con armas o con ideales