Perfil

Alan Rickman, el villano perfecto

La partida del actor inglés Alan Rickman, el Hans Gruber y el Severus Snape de distintas generaciones de cinéfilos, víctima de un cáncer con el que batallaba desde hacía años, pone en perspectiva una carrera actoral que llegó a retratarse tarde, para obtener más que aplausos al construir una y otra vez a los mejores villanos, los más empáticos, los que quedan para la historia

Fotografía: EFE
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El actor Alan Rickman fue más que el Severus Snape de una generación que en 2001 lo descubrió en las películas de la saga Harry Potter, con piel pálida y cabello negro liso casi grasiento. Ese profesor de Hogwarts reconocido por su estricta cátedra y su dulce y leal corazón, oculto la mayor parte de la serie. El favorito de J.K. Rowling para desempeñarse en dicho papel.

Su versatilidad lo llevó lejos, hasta el punto de hacerse reconocer en las tablas, pantallas chicas y grandes de mediados de siglo XX, de la mano de directores de todas partes del mundo. Trabajó con el mexicano Alfonso Cuarón – director de la película Gravity (2003) y ganador de un premio Óscar – dos veces: en Ángeles caídos: Murder, Obliquely (1993) y en Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004).

Rickman es uno de los pocos actores de Hollywood que ha estado a las órdenes de un director venezolano, Sebastián Gutiérrez. Fue en 1998 durante el rodaje de la película El beso de Judas, película que coprotagonizó con Emma Thompson.

Pero Rickman, antes de convertirse en un villano viral e internacionalmente reconocido, no comenzó a actuar sino hasta los 28 años. Su vida empezó y terminó en Londres, donde nació el 21 de febrero de 1946. Su carrera considerada inició a los 26 años cuando obtuvo una beca en la Academia Real de Arte Dramático (RADA por sus siglas en inglés) donde estudió por dos años. Incursionó en puestas teatrales de corte experimental –en salas que consideraba lugares “mágicos” y que fueron “su primer amor”– antes de saltar al cine. Allí, captó la atención del público estadounidense cuando llegó a los escenarios de Broadway. Su interpretación de Vicomte de Valmont en la obra Las amistades peligrosas (1987) le valió una nominación a los Premios Tony.

Del teatro a la TV

La primera vez que el rostro de Alan Rickman se mostró en pantalla fue en su debut televisivo con Romeo y Julieta (1978), donde interpretó a Teobaldo por diez años. De la pantalla chica a la grande, llegó a las salas de cine como uno de los villanos más importantes de la historia del cine: Hans Gruber, el enemigo de John McClane – interpretado por Bruce Willis – en la primera entrega de Duro de matar (1988), punto de partida de una carrera en la actuación que se prolongó casi de manera imparable y estable por casi 40 más. “Era un villano de una maldad tan graciosa que cambió la forma en que Hollywood interpreta a los malos”, comentó el crítico de cine Jason Solomons en una entrevista. Su personaje, un terrorista de Europa del Este en plena guerra fría, capaz de mostrarse frío y aún así mostrar empatía, se ganó al público y a la crítica con sus modos y hasta por la cara de auténtico miedo que luce al caer hasta la muerte al final del filme, una reacción natural del actor de auténtico pánico al haber sido descolgado un segundo antes de lo anunciado al actor. Autenticidad gracias a efectos especiales prácticos.

El papel se le ofreció a los dos días de llegar a Hollywood con 41 años, rol que aceptó sin estar muy convencido, pues no era la clase de personaje que estaba buscando. Sin embargo, sería el nombre que definiría su carrera actoral y lo ubicaría como “el malo” de los largometrajes a pesar de su versatilidad: comenzando con Gruber en 1988, pasando por el sheriff de Nottingham en Robin Hood, príncipe de los ladrones (1991) para rematar lanzando hechizos y haciendo pociones en la serie de J.K. Rowling llevada a formato cine.

Rickman también tocó corazones en películas de corte romántico como Anthony Minghella’s Truly Madly Deeply (1990), Sentido y sentimientos (1995), en la que interpretó al coronel Brandon, el amante secreto de Kate Winslet, con su traje de sir y su acento británico; Love actually (2003) como el esposo inesperadamente infiel de Emma Thompson. Además, incursionó en la comedia con Dogma (1999), Héroes fuera de órbita (1999) y Guía del autoestopista galáctico (2005), A corazón abierto (2004) como el Dr. Alfred Blalock y Snow Cake (2006) como Alex Hughes.

Aunque sus papeles estuviesen envueltos en la infidelidad, Rickman estuvo con quien se convirtió en su esposa en 2012, Rima Horton desde que tenía 19 años. En una entrevista, Rickman la categorizó como “una mujer muy paciente. Quizá una candidata a la santidad”, luego de un noviazgo de casi 50 años, que devino en una ceremonia privada en Nueva York para finalmente vivir juntos.

Musicales, piezas que muchos preferirían no hacer por sus pocas capacidades actorales, no fueron un impedimento para Rickman, quien mostró el tono grueso de sus cuerdas vocales en Sweeney Todd, el barbero diabólico de la Calle Fleet (2007) junto con Johnny Depp.

En 2007, con sus rasgos ingleses, su nariz aguileña y su cabello largo y canoso fue escogido como una de las cien estrellas más sexys en la historia del cine por Empire Magazine. Llegó a la posición 83 entre los hombres merecedores de suspiros y miradas lascivas.

Alan Rickman enamoró a sus fans con sus emblemáticas actuaciones de villano con los cuales, a pesar de su aparente maldad, se supo hacer querer.

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