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El Orinoco baña las rencillas de los candidatos

En los estados Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro los “malos conocidos” ocupan casi todo el tarjetón. Los “buenos por conocer” no dejan de tener sombras. Es una competencia de trayectorias e historias que se remontan, en algunos casos, a los años 90

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Reincidente versus pluricamburista en Bolívar

Andrés Velásquez lo tuvo claro desde hace años: quiere ser gobernador, otra vez, de Bolívar. Por eso no compitió en 2015 por una curul de la Asamblea nacional sino que se “guardó” para la siguiente competencia. Entonces, lo dijo claramente. “El indio”, como le llaman, es la última gran figura de La Causa R, un partido que por primera vez no puede contarlo entre las tarjetas que lo apoyan pues no pudo renovarse como organización nacional ante el Consejo Nacional Electoral.

Por eso Andrés Velásquez mostrará su cara en el tarjetón junto a los logos de Acción Democrática, Copei y Un Nuevo Tiempo, pero con el apoyo del resto de la Mesa de la Unidad al ganar las elecciones primarias opositoras frente a Francisco Sucre, la primera opción de los “justicieros” amarillos. Así quiere llegar al Palacio de Gobierno que ocupó entre 1989 y 1995, cuando fue el primer mandatario regional electo por voto popular. Algo que no tuvo fácil: su apoyo de base sindical –fue presidente del Sindicato Único de los Trabajadores de la Industria Siderúrgica y sus Similares (Sutiss) en 1979–lo hizo superar el fraude que denunció entonces.

La Causa R lo lanzó a la Presidencia de la República tres veces, aunque solamente la última fue “en serio”. Era 1993 y la leyenda urbana dice que el triunfo fue suyo pero que “se entregó” ante presiones militares que prefirieron a Rafael Caldera. La realidad es que quedó de cuarto lugar, por detrás del vencedor y de Claudio Fermín y Oswaldo Álvarez Paz, las opcines jóvenes de los ya golpeados partidos de “la guanábana”.

Antes, “el indio” fue concejal del municipio Caroní en 1984. Y después, fue diputado a la Asamblea Nacional en 2000, luego de competir por la gobernación de Anzoátegui, sin éxito. Como tampoco pudo en 2008 y 2012 cuando intentó volver a mandar en Bolívar. Se estrelló dos veces contra la pared roja del PSUV, pintada por Francisco Rangel Gómez desde 2004 y hasta la fecha. Durante estos tres lustros, ha sido protagonista de varios escándalos, como la masacre de Tumeremo, que negó y luego admitió.

Militar y chavista, el actual gobernante declinó optar a un cuarto período. En cambio, anunció como su pretendido heredero a Justo Noguera Pietri, excomandante de la Guardia Nacional. Como tal, fue el responsable de la represión de ese cuerpo armado en 2014, que dejó al menos 150 detenciones en Bolívar aquel año. Su nombre, además, aparece en la lista de funcionarios venezolanos sancionados por el gobierno de Estados Unidos en 2015, por violación de Derechos Humanos. Por tanto, Noguera Pietri tiene prohibida la entrada al país norteamericano y bloqueadas las propiedades que pueda tener en ese territorio.

Dejar los cuarteles en 2014 significó todo un ascenso en la burocracia chavista. Desde entonces, Justo Noguera ha ido acumulando cargos y más cargos. Fue nombrado presidente de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), y al año siguiente, 2015, fue designado como coordinador general de la Alcaldía de Caroní, municipio que concentra a Ciudad Guayana. En 2016, se convirtió en presidente de la Siderúrgica del Orinoco Alfredo Maneiro (Sidor) y en viceministro de Fomento Industrial y Soporte a la Producción. Los cuatro cargos los desempeña en simultáneo.

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En Amazonas las rabietas vienen de atrás

Desde que se convirtió en estado con posibilidad de elegir a su gobernador mediante el voto popular, Amazonas ha estado gobernada por dos nombres solamente: Bernabé Gutiérrez y Liborio Guarulla. El primero lo hizo entre 1996 y 2001, entregando la banda regional al entonces representante del chavismo en 2001 luego de unas elecciones reñidas. Una vieja rencilla que aún hoy pasa facturas.

Bernabé Gutiérrez, vieja figura de la estructura adeca, es secretario nacional de organización del partido blanco. Fue el abanderado de la tolda en las primarias opositoras, en las que se enfrentó a Julio Ygarza, el delfín que Guarulla impulsó debido a la inhabilitación que le impide competir por un quinto mandato. Y ganó por décimas. Entonces el Movimiento Progresista de Venezuela impugnó el proceso y el actual gobernador anunció que “en Amazonas murió la MUD” tras la decisión de la Mesa a favor del adeco. Entonces, confirmó que Ygarza –diputado electo en 2015 pero cuestionado por el TSJ– se mantendría en carrera para el 15 de octubre.

En Amazonas ha gobernado durante todo el siglo XXI Liborio Guarulla, con el apoyo del chavismo y desde 2008 sin él. El hombre de la maldición de Dacuburí es el gran elector del lugar, los partidos apenas unos vehículos para instrumentalizar el voto.

Por eso el PSUV más nunca tuvo chance de ganar allí. En 2005 apoyó a Guarulla, entonces del PPT, y en 2010 su abanderado Egildo Palau no llegó ni cerca. Ahora lo intentará con Miguel Leonardo Rodríguez, debutante en la carrera por la gobernación pero no en una campaña electoral. Fue electo en 2015, junto a Nicia Maldonado, como diputados rojos rojitos en esa entidad, aunque nunca se juramentó ante el parlamento por aquello del supuesto fraude y el posterior “desacato” del cuerpo legislativo.

Donde sí se le ha visto la cara es en el gabinete de Nicolás Maduro. Fue viceministerio de Conservación Ambiental, viceministro de Manejo Ecosocialista de Desechos y Residuos, y ministro de Ambiente. En enero de 2014, asumió la presidencia de la empresa estatal Hidrológica de Venezuela (Hidroven), luego de estar al mando de Pdvsa Gas Comunal.

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Quién da más por Delta Amacuro

Delta Amacuro es uno de los apenas tres estados del país donde la oposición abanderó a una mujer. Larissa González, diputada suplente de Acción Democrática para el período 2016-2021, se alejó del Palacio Federal Legislativo para medirse en unas primarias de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), con José Antonio España (Primero Justicia), Emeri Mata Millán (Copei) y Reinaldo Márquez (Voluntad Popular). La también abogada especializada en Derecho Corporativo busca seguir los pasos de su esposo Luis Eduardo “El Burro” Martínez, quien fue gobernador de Monagas en los años 90 y compitió para volver por sus fueros en 2017, aunque no pudo con su “padre político”, el también exgobernador Guillermo Call.

El perfil de Delta Amacuro lo ubica como parte de los territorios donde Copei hacía fiesta. Hasta que el verde se pintó de rojo y el PSUV pasó a dominar cuanto escenario electoral se presentara, hace más de una década. Sin embargo, ha sido con alternancia de poder, como históricamente ha ocurrido con esa entidad: solamente Emeri Mata fue gobernador durante tres períodos, y no consecutivos. Le sigue la actual gobernante, Lizeta Hernández (PSUV), que recibió el despacho de manos de Yelitze Santaella –actual mandataria en Monagas– en 2008 y lo mantiene hasta ahora.

Hernández busca su segunda reelección al mando del Delta Amacuro, con un expediente de fraude electoral sobre sus hombros: en las elecciones regionales de 2012, cuando obtuvo más de 80% de los votos, la agencia EFE publicó una serie de irregularidades en el proceso de votación en estados con población indígena, como la compra del voto con dinero y bolsas de comida. Además, especificó que desde 2010 se presentaba la coacción.

Su interés por la política surgió años después de sus años universitarios. Se graduó como médico cirujano de la Universidad del Zulia (LUZ). En 2005 fue nombrada directora de Regional de Salud de Delta Amacuro, cuando denunció la venta ilegal de medicamentos que deberían distribuirse de forma gratuita. Cuatro meses después, asumió como rectora de Salud y Desarrollo Social hasta 2008 cuando participó en las elecciones primarias del PSUV de cara a los comicios regionales de dicho año.

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