Viajes

Ni a la esquina en estas vacaciones

La crisis económica, con su inflación galopante y altos costos de servicios, ha mermado la posibilidad de viajar dentro y fuera del país en esta temporada vacacional. Vacacionar ya no es prioridad ni opción viable para los venezolanos, que prefieren salidas “ida por vuelta” o, simplemente, quedarse en sus casas

Composición fotográfica: Andrea Tosta
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Ecuador, España, Brasil, Cuba, Estados Unidos. Viajar al extranjero era una posibilidad para quien podía costear un cupo viajero de la antigua Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) —hoy Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex). “Se beneficiaron muchos países que no son grandes destinos turísticos. La gente viajaba porque era una oportunidad de conocer a un buen precio. Se cotizaba a 6,30 bolívares por dólar para entonces”, explica el presidente de Conseturismo, José Antonio Yapur. Como muchos venezolanos en la actualidad, Cristina Marcano se olvidó del acceso al cupo de dólares preferenciales con los que costeaba sus idas a Aruba y Estados Unidos. En 2015 padeció de la restricción vacacional por el no acceso a moneda extranjera gracias a la cotización variable del Sistema Marginal de Divisas (Simadi), implementado en febrero de ese año. “Mis tarjetas son todas de Mercantil y Provincial, yo estoy casada con esos bancos. Ya por ahí estoy limitada porque implica poner mis reservas para poder salir del país”.

El alto precio de los pasajes de vuelos internacionales la obligó a reducir sus vacaciones a una visita fugaz a Miami a mediados del 2015, en contraste con sus viajes familiares constantes a Nueva York y San Francisco. No hace mucho viajaba con su madre y sus hermanas mínimo dos veces al año —en septiembre y diciembre. Recuerda que podía pagar paquetes vacacionales con sus ingresos como ingeniero mecánico, incluso le eran accesibles el año pasado. Actualmente, no sale de su apartamento sino para trabajar. Adiós holidays. “Los pasajes se han puesto excesivamente costosos. Uno para Aruba sale como en 80 mil bolívares, cuando eso costaba cuatro mil hace uno, dos años. Ahorita si lo consigues hay que comprarlos en dólares”.

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Marcano se rehúsa a gastar sus ahorros por un boleto de avión en verdes. “Estamos en una situación en la que es preferible ahorrar para lo que pueda pasar, no para darse un gusto como viajar. A lo mejor necesitas ese dinero que gastaste viajando para un arreglo o un gasto imprevisto. Hay que analizarlo bien”, aclara. Este 2016, despedirá al año viejo desde su apartamento y no desde el salón de fiestas de un hotel.

De acuerdo con el presidente de Conseturismo, la cotización “atractiva” del cupo viajero permitió que una parte importante de la población venezolana expandiera sus horizontes, “Eso cambió cuando pasó a tasa Simadi, pues evitó que mucha gente pudiera salir del país y comenzó una disminución importante en los viajes internacionales. La oferta de salida de Venezuela no es directo desde Maiquetía, sino que la reducción en los vuelos internacionales ha generado que los viajeros tengan que irse a otros países como Colombia o Panamá y hacer conexiones allí para llegar a sus destinos”.

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Con o sin trasbordo, Marcano no contempla salir del país, tampoco viajar por el territorio nacional. “Si voy a gastar un dinero voy a gastarlo afuera. Para mí es preferible hacer ese sacrificio y no estar buscando acá entre hoteles mal equipados”. Para la fotógrafa María Mercedes Peña, los viajes al interior del país nunca han sido motivo de molestia. Sin embargo, la joven de 28 años no sale de Caracas desde hace dos años. “Si salgo de viaje será a Galipán, algo cerca de la ciudad, porque va más allá de mi presupuesto”.

Peña recuerda cómo hace cuatro años viajó con sus amigos a Los Roques para navidades. “Gastamos cerca de cinco mil bolívares cada uno en el pasaje y el resto fueron como 10 mil, con la estadía, la comida, todo”. La crisis ha impactado en su bolsillo y en sus ganas de conocer Venezuela. “Lo que gano se me va en el alquiler del apartamento y en comida”, dice con risa nerviosa y continúa: “Cuando me tocan las vacaciones aprovecho de dormir, leer, visitar a mis papás, pero viajar definitivamente no. No puedo pagarlo”.

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Yapur explica que, desde 2007, la caída de viajes internacionales es de 10 puntos porcentuales cada año. Ante la disminución de la oferta de vuelos internacionales, aunado a sus altos costos, las expectativas de un aumento en el turismo nacional eran altas para 2015. “Se imaginaba que se iba a ver manifestado en los movimientos nacionales. En 2014 fue bastante bueno en relación con el año anterior, presentó una disminución de entre 2 y 3% de viajeros. Pero no: la primera temporada vacacional —agosto-septiembre— cayó 20% con respecto a 2014”, explica.

El presidente de Conseturismo asegura que mientras la ocupación hotelera en 2014 fue de 84%, el año pasado presentó una caída de 20%. Según las estimaciones del ente, las montañas rusas y carritos chocones también se vieron en desuso el año pasado, con una disminución de entre 30 y 40% de usuarios en los parques temáticos del país. Yapur destaca que las cifras oficiales del Ministerio de Turismo se estancaron en septiembre de 2015, cuando presentaba un aumento de 15,84 % en los temporadistas en relación con 2014. “Esas cifras se actualizaban, a lo sumo, cada dos meses”.

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Ante la falta de datos oficiales este año, el presidente de Conseturismo declara que el “aumento de los precios en 2016 ha sido exorbitante. Los prestadores de servicios suben sus precios y eso se ve reflejado en las tarifas turísticas. Aunque la temporada no ha culminado, se prevé una caída de 55% en la ocupación de los hoteles, servicios turísticos, paseos, excursiones”. Yapur rescata casos como el estado Mérida, que presentó una merma de 70% en su turismo estadal, según reseñó El Universal. La periodista Valentina Quintero afirma que «quizá el teleférico hubiese sido un buen atractivo turístico, pero se mantiene en el misterio». En sus constantes recorridos por el país atisba que los viajeros del 2016 «son, cada vez más, parejas jóvenes sin hijos, que no tienen la responsabilidad económica de mantener niños. Tratan de ir a lugares que queden cerca de donde residen. Esta temporada ha sido dramática para el turismo», cuenta. Yapur muestra la perspectiva familiar: “Hoy en día, un viaje de cinco días baratico podría salir entre 400 y 500 mil bolívares por familia —es decir: 500$. Los altos costos en los servicios turísticos no deja muchas opciones y cada vez se reduce más el universo de posibles compradores”.

Con cuatro años de graduada y un trabajo estable en El Nacional, a María Angelina Castillo se le descuadran las cuentas de solo pensar en salir de Caracas. La periodista de 27 años recuerda cómo disfrutaba de viajes familiares al menos una vez al año, como su visita a México hace cinco años. Viajaba fuera del país al menos una vez anualmente. Dentro, un fin de semana mensual. Hace menos de un año pudo pagarse un viaje a Mochima, dándose lujos “entre comillas”. “Para el puente del 12 de octubre, unos amigos y yo nos fuimos cuatro días. Con la estadía, el alquiler de la van, los viajes en peñero a los cayos, la comida y el alcohol, pagamos como ocho mil bolívares por persona”.

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Sus experiencias contrastan con su situación actual, en la que sus ahorros se esfumaron en un fin de semana en Higuerote, con gastos puntuales en la panadería. “Me gustaría viajar al exterior pero de verdad no tengo pensado hacerlo. No es algo que esté cercano a mi realidad, ni me lo propongo. Es frustrante. No planifico viajes, organizo si me va a alcanzar al sueldo para comprar comida para la casa. Es triste, ahora que lo digo así”, cuenta la periodista. “Ahora mis vacaciones son para matar tigres”, dice, con su ingreso mensual de 20 mil bolívares entre ceja y ceja.

Salir de las fronteras nacionales, siquiera estadales, no las considera una opción. El sentir de Castillo lo corrobora el presidente de Conseturismo. Yapur explica que la diferencia entre la crisis del 2015 y la del 2016 radica en la motivación de viajar: “Ni paquetes de dos noches se venden por los altos costos. El venezolano ha eliminado dentro de su lista de prioridades viajar. Ahora se escucha ‘me encantaría, pero ahorita no puedo’. Ni siquiera presupuesto solicitan, porque también se ha visto una disminución en las solicitudes. Las mismas agencias de viajes llaman a sus clientes para ofrecerles planes y preguntar si estaban interesados, al revés a como sucedía hace unos años”.

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Carmen Gutiérrez tiene dos años sin salir de Caracas. “Porque tengo tarjeta de crédito en banca privada. Nunca saqué una de algún banco del Estado. Te ponen tantas trabas que, de verdad, ni me provocó. Y segundo, no tengo con qué, con lo alto que está el dólar paralelo”. La administradora de 26 años recuerda cómo hace dos años pudo pagar un paquete a Morrocoy para dos personas: seis mil bolívares, de los cuales pagó la mitad del monto. Hoy, su sueldo se diluye en la cotidianidad. “Lo que gano solo me alcanza para colaborar con una que otra cosa del mercado para la casa, en pagar el servicio de Directv, el del teléfono y las dos tarjetas de crédito, que las tengo hasta el tope ya”.

Para ella, ahorrar es prácticamente un sueño, y emplearlos en un viaje dentro o fuera del país, una utopía. “Yo usaré los ahorros que tengo en dólares para cuando me vaya del país, nunca en un viaje. Si llegara a considerar salir, sería a Argentina, donde tengo familia, o Colombia, donde tengo amigos. Ahí por lo menos me ahorro la estadía, pero de verdad no lo veo viable”, explica. Sus días laborales libres se reducirán a hacer diligencias, dormir, con un esparcimiento ajustado al saldo de su cuenta de ahorros. “Es complicado porque ni puedo salir en Caracas tanto como antes. Si antes iba al cine o salía a comer con mi novio una vez a la semana, ahora es una vez al mes, si acaso. Tendré que buscar algún plan alternativo, como los jardines de Topotepuy, subir El Ávila o ir a La Guaira un día”.

La nueva tendencia del viajero venezolano radica en el “ida por vuelta”. “Eso no es vacaciones. Se ven muchas personas que realizan recorridos cortos, mas no puede ser considerado como vacaciones porque no hay pernocta”. Según el economista, el escenario de esta primera temporada vacacional de 2016 se repetirá en diciembre, “con una caída de 50 o 55% en relación con diciembre de 2015. Nada en el ambiente se perfila para que pueda ser diferente”. 

Quintero pronostica incluso un escenario más decadente para el turismo nacional en diciembre de este año: «La única posibilidad que tenemos de tener un cambio es con un referéndum revocatorio, con un cambio en las medidas, con unas normas un poco mas claras». En sus constantes recorridos por Venezuela, ha presenciado cómo destinos tradicionalmente atractivos como Mérida, Canaima, la Gran Sabana, Los Roques, han bajado su popularidad, producto de los altos costos de estadía y servicios. Aunque la periodista reconoce que la aplicación será complicada, la encuentra indispensable, pues «se implementaría sabiendo que hay reglas y leyes que apoyarán el turismo nacional. Si seguimos con esta negación, el cierre de la temporada vacacional será muy difícil. No hay manera de que esto pueda repuntar».

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