Cultura

Lorenzo Vigas se adentra en la memoria de su padre para conocerse a sí mismo

"Sin recuerdos no somos nada". Esta es la síntesis de la última obra del venezolano Lorenzo Vigas, "El vendedor de orquídeas", con la que ahonda en la memoria de su padre para comprender quién es, qué quiere y hacia dónde se dirige.

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Se trata de un documental sobre el pintor y muralista Oswaldo Vigas (1926-2014) que su propio hijo ha presentado fuera de concurso en el Festival de Cine de Venecia, donde el año pasado se proclamó como el primer latinoamericano en alzarse con el «León de Oro».

La cinta recorre desde una óptica íntima, conmovedora y tierna la búsqueda de un lienzo titulado como la cinta, del que no se tiene rastro y que posee un enorme valor emocional por ser el último retrato que el maestro realizó de su hermano Reynaldo en vida.

El documental muestra al artista ya anciano, con momentos de un desbordante sentido del humor y con otros sumido por contra en una nostalgia abrumadora, atormentado por recuerdos como los niños que no pudo salvar durante su etapa ejerciendo como médico.

«Este documental me ayudó a entender quién soy, qué es lo que quiero y hacia dónde voy. Y de dónde vengo, porque sin saber de dónde uno viene, no puede ir a ningún lado», señaló el cineasta en una entrevista con Efe.

La obra muestra una paradoja que Vigas considera «maravillosa» y es que, en su opinión, «sin los recuerdos no somos nada» pero al mismo tiempo cuestiona «¿qué pasa si los recuerdos son dolorosos?».

Su intención no fue la de realizar «un tributo complaciente» sobre su progenitor, sino aclarar de dónde provenía su «necesidad incontrolable de pintar».

Y por esa razón la cinta se adentra «en la parte dolorosa y oscura» de Oswaldo Vigas, a quien se le ve llorar en varias ocasiones, ya que en opinión de su hijo, «la creación tiene mucho que ver con el dolor y la oscuridad que todos tenemos».

Su padre fue uno de los pintores más influyentes de la segunda mitad del siglo XX en Latinoamérica, enmarcado en corrientes como el constructivismo o el informalismo, y en el ámbito personal el cineasta lo definió como «auténtico para bien o para mal».

«Cuando eres realmente auténtico no tienes ningún filtro, puedes herir como puedes complacer. Era una persona que no se medía, de ninguna manera. En sus pinturas se ve cómo era desbordantemente humano, efusivo, sin medirse nunca, pero de la misma manera era en persona y eso podía herir sensibilidades», recordó.

Estudiar a su padre fue «un proceso muy interesante y doloroso» también para el cineasta porque «cuando le haces una película a tu padre -alega- al final estás haciendo una película sobre tu misma vida. Y tú te empiezas a dar cuenta de por qué eres como eres».

En esta edición del Festival de Venecia Lorenzo Vigas forma parte del jurado internacional que valorará las obras de la sección oficial del certamen, que a su juicio «tiene la capacidad y el tino de combinar cines grandilocuentes y de calidad como el estadounidense con talentos emergentes de distintas latitudes».

De las veinte obras que compiten en la máxima categoría de la «Mostra» cuatro provienen de América Latina -dos chilenas, una argentina y otra mexicana-, lo que en su opinión demuestra que los cineastas de ese continente «están pujando muy fuerte».

La latinoamericana es, para el director, «la cinematografía más honesta que hay actualmente», «la más pujante» por su «falta de miedo».

«Es un continente de una gran complejidad, con grandes problemas, pero con artistas que tienen realmente una voz y una manera honesta de abordar los problemas que están ocurriendo», refirió.

Desde que sorprendiera con su «Desde allá» (2015), Vigas ha visto cómo «se han abierto muchas oportunidades» en el ámbito cinematográfico y ya ha recibido ofertas de Hollywood, aunque «en este momento» no le interesan, según explicó a esta agencia.

«Quiero hacer una película en Estados Unidos pero no quiero entrar todavía en el ‘sistema grande’, ya veremos más adelante», apostilló, para subrayar a la postre que permanecer ajeno a dicho ámbito ofrece «libertad de hacer la película que quieres».

«Y eso vale mucho», abundó esbozando una media sonrisa y apurando un café.

En la actualidad trabaja en una trilogía sobre la figura del padre en América Latina y su próximo proyecto llevará por título «La caja», se rodará en México y versará sobre la búsqueda de un joven de los restos de su padre en una fosa común, avanzó.

También está planeando una historia «muy personal» junto a su «socio» mexicano Michel Franco que transcurrirá en una universidad estadounidense y que se situará a medio camino entre el thriller y la fantasía y recurrirá a distintos géneros, una característica muy presente en la nómina artística de este director.

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