Cultura

Así es Julie, la más desagradable, "The Worst Person in the World"

Nada complaciente es esta película de Joachim Trier. No intenta serlo y hace hincapié en todas las posibles razones para incomodar. Pero más que un ejercicio de provocación — que lo es — también es una mirada hacia nuestra cultura, a cómo esa noción sobre la amabilidad, el optimismo artificial y la percepción de la bondad impostada, puede venirse abajo fácilmente

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Julie

Julie (Renate Reinsve) es desagradable. Más allá de eso, es un personaje que subvierte cierta idea sobre el bien contemporáneo. No le interesan el cuidado del ambiente, los ideales, las discusiones políticas pertinentes. Tampoco los sentimientos de quienes le rodean, sus preocupaciones o inquietudes. Como repite en varios momentos de la película, a Julie le agrada ser incómoda, la sorpresa que produce su decisión de simplemente no obedecer las normas tácitas de la vida actual. No es amable, no intenta serlo. Para el personaje, lo desagradable tiene su significado.

Tal vez el título del film de Joachim Trier no deje mucho a la imaginación. Pero en realidad “The Worst Person in the World” no hace referencia a Julie o a su comportamiento. Con lo que sí se relaciona es con la necesidad de la película de hacerse preguntas irritantes acerca de los lugares comunes de una época obsesionada con la bondad. También, con intentar comprender el comportamiento de los adultos desde un prisma hipócrita y movedizo. Trier no es complaciente al momento de mostrar las sonrisas falsas, las muestras superficiales de apoyo y cariño. De hecho, el argumento está tan interesado en dejar claro que todos tenemos miedo de decir lo que deseamos, que resulta abrumador.

Más de una vez, “The Worst Person in the World” se mueve en la dirección de su jubilosa y perversa reafirmación sobre el hecho de que todos mentimos y disimulamos. Que bajo el festín de buenas intenciones del nuevo milenio se desliza una percepción perversa sobre nuestra ambigüedad. Trier, que completa su trilogía “Oslo” con el film, ha confesado estar interesado en mostrar lo que se oculta bajo la piel de un mundo “sepultado en la falsedad obligatoria”.

Julie

Una sentencia durísima para un realizador que durante la última década exploró puntos poco claros de la naturaleza humana.
Con su multipremiada “Reprise” (2006), Trier analizó la rivalidad desde la connotación del éxito. También las miserias de una avaricia virulenta concatenan con la percepción de la ambición moderna. Al otro extremo, “Oslo, 31 de agosto” (2011), indagó sobre la indiferencia, la desidia y el pesimismo. Todo bajo una percepción amplia acerca del dolor de un mundo sin ideales y sin alicientes para sostener a los pocos que pudieran sobrevivir al desánimo.

Pero es el tercer film y final de esta curiosa trilogía sobre el hombre y su condición, el que logra de forma más elocuente narrar la oscuridad cotidiana desde una consciente cualidad de equívoco.

“The Worst Person in the World” retrata la temeridad de romper las normas, de abandonar los cómodos y frágiles espacios de la aprobación externa. El guionista Eskil Vogt, desmenuza el comportamiento del primer mundo — ese terreno idealizado que al final oculta sus propios dolores — para ampliar su concepción sobre la conducta contemporánea desde terrenos novedosos.

Después de todo, Julie no es una gran heroína de comedia romántica, un símbolo del drama moderno o una ingeniosa reinvención del femenino complejo en el cine. Es una mujer real, desagradable. Una que perdió la capacidad del límite y que no intenta recuperarlo. Que cuestiona, detiene y desvía el punto incómodo sobre por qué nuestra cultura nos exige una verdad falsa.

Julie es una criatura de cuidado. También una realista, desenvuelta. Una mujer en sus treinta y tantos que mira su futuro desde la incertidumbre de una generación descreída, cínica y confusa. “Soy la persona que este mundo aburrido creó” dice, en una de las tantas frases que dejan claro que es una grieta en un paisaje quebradizo. Uno lo suficientemente falso como para resultar incluso desagradable.

Julie no quería agradar a nadie

“The Worst Person in the World” toma una premisa simple — ¿por qué el mundo nos obliga a ser agradables? — y la condiciona a la búsqueda de la identidad. Julie, su brillante personaje central, no solamente es irritante, grosera y déspota. También es un espejo a través del cual contempla el motivo por el que su comportamiento resulta tan reprochable. En realidad, Julie no lastima a nadie, tampoco busca hacerlo. Solo está fuera de la norma, en un lugar marginal y excluido de la masa optimista que le rodea.

La película, con su ritmo rápido y brillante, logra aglutinar la gran pregunta del cine del 2021 en un argumento feroz. Durante todo el año pasado, varias películas se cuestionaron a la vez acerca de la naturaleza del mal. De la versión neogótica y siniestra de “El poder del perro” de Jane Campion hasta la futilidad cínica de “No mires arriba” de Adam Mckay. El punto es claro: ¿qué es el mal humano? Se trata de una cuestión pertinente, a medida que el concepto ha cambiado y por supuesto, modulado en la cultura pop. De hecho, que Trier haya tomado la decisión de convertir en el antihéroe de su película a una mujer cuyo mayor rasgo de maldad es ser desagradable, es toda una declaración de intenciones acerca de la banalidad. También, un manifiesto complejo sobre lo que consideramos real, valioso y de interés en una sociedad cínica.

Pero ¿cuál es el problema con Julie? Es la gran premisa de una película que pudiera parecer sencilla, e incluso resulta agotadora en sus juegos de ritmo y tono. Pero en realidad no se trata de revelar qué hace que el personaje se comporte de la manera en que prefiera, sino por qué nos resulta brutalmente irritante.

“The Worst Person in the World” está consciente de su cualidad de obra satírica, del hecho de ser una comedia de oscurísimo humor negro. También de que refleja el mundo pulcro y elegante de una sociedad sin grandes problemas con los cuales lidiar. O en eso hace hincapié el argumento, en una doble lectura sardónica que deja claro que para Trier, Julie es una metáfora elaborada sobre nuestra indiferencia.

Julie

El film está dividido en doce capítulos — cada uno con su respectivo nombre y número — que recorren todas las vicisitudes románticas y personales de Julie. Desde su decisión de abandonar la universidad para convertirse en fotógrafa, hasta sus relaciones, casi siempre en medio de la tensión de la confusión existencial. Todo esto, en una narración omnisciente que deja la sensación inmediata de que Julie, escenifica su propia vida.

“The Worst Person in the World” plantea la idea de la plenitud de los espacios claros y oscuros de lo cotidiano. Pero no lo hace desde un acto esperanzador o una felicidad simple. Julie es torva, oscuramente divertida, retorcida y en ocasiones un poco sórdida. No lo disimula: disfruta al serlo. Y el guion lo ensalza al narrar esa plenitud de lo grosero y lo fuera de la norma. La felicidad del desorden y el caos.

Todas las ciudades que atraviesan una historia

Para Trier, Oslo es una voz. Una presencia limpia, radiante y melancólica que hace la vida de Julie una especie de rápida sucesión de fragmentos de historias. Si “Amélie” (2001) de Jean-Pierre Jeunet, glorificó a una heroína atrapada en una niñez perpetúa en una París de ensueño, “The Worst Person in the World” toma el lado contrario al mostrar a una antiheroína estrafalaria en una Oslo con el espíritu quebrantado.

El brillo pesimista del film crea la consciente percepción de que el tiempo transcurre hacia la oscuridad, de que en esta historia sin grandes tropiezos, en realidad hay reales oscuridades ocultas. La más consciente celebración de nuestra época, obsesionada con espejismos ridículos y pequeños retazos de esperanza que jamás llegan a fructificar.

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