Música

Gal Costa: quién fue la voz cristalina de la mejor música hecha en Brasil

Ganadora del Grammy Latino a la Excelencia Musical en 2011, Gal siempre fue políticamente comprometida, pero discreta. Reivindicó el feminismo y repudió las políticas en el sector cultural del gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro.

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Gal Costa se despide de la vida

La cantante brasileña Gal Costa, fallecida este miércoles a los 77 años, convirtió en himno numerosas composiciones de la música popular de Brasil gracias a su timbre de voz cristalino, que la elevó a musa eterna de la Tropicalia.

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Río de Janeiro,Brasil|AFP|miércoles 09/11/2022 – 12:39 UTC-3|745 palabras

por Valeria PACHECO

La cantante brasileña Gal Costa, fallecida este miércoles a los 77 años, convirtió en himno numerosas composiciones de la música popular de Brasil gracias a su timbre de voz «cristaliano», que la elevó a musa eterna de la Tropicalia.

De abundante cabellera, amplia sonrisa y sensuales labios, Gal inmortalizó canciones de su entrañable amigo Caetano Veloso, Tom Jobim, Chico Buarque y Milton Nascimento, entre muchos otros compositores brasileños, a lo largo de sus 57 años de carrera.

Entre sus interpretaciones más populares están «Baby», «Que pena», «Quando voce olha para ela’, «Chuva de prata» y «Divino maravilhoso»,incluidas en los más de 30 discos que lanzó.

Durante su adolescencia conoció en Salvador de Bahia (noreste) a figuras que marcarían su trayectoria: Veloso, su hermana Maria Bethânia -otra histórica voz femenina de Brasil- y Gilberto Gil, a quienes siguió a Rio de Janeiro en los años 1960 para cultivar su carrera.

«Gal vino de Bahia, como yo, siguiendo los pasos de Bethânia y Gil, para intentar profesionalizarse. Ella nunca quiso nada en su vida que no fuera cantar», cuenta Veloso en su libro «Verdade Tropical».

En 1967 lanzó su primer LP «Domingo» con Caetano, y al año siguiente se sumaron a Tom Zé, Gil y al grupo Os Mutantes, entre otros, para el álbum «Tropicália ou Panis et Circensis», punto de partida del movimiento tropicalista, que mezcló samba, bossa nova, jazz y rock psicodélico con una puesta en escénica experimental que contrastaba con la formalidad del bossa nova.

Fue portavoz de la contracultura del tropicalismo cuando Veloso y Gil se exiliaron en Londres en 1969 después de ser arrestados en los primeros años de la dictaduraen Brasil (1964-1985).

No obstante, Gal afirma que nunca fue «interrogada» o tuvo «problemas» con los militares, salvo la censura de la portada de su disco «India», en la que exhibió sus pechos desnudos.

Una voz «encomendada»

Nacida en Salvador el 26 de septiembre de 1945 como María da Graça Costa Penna Burgos, Gal tuvo el apoyo incondicional de su madre, Mariah Costa Penna, llamada «Dedé», para dedicar su vida a la música, una aspiración que le fue estimulada desde que estaba en el vientre materno.

Dedé pegaba su barriga a la radio, concentrada para que Gal absorbiera la musicalidad de las canciones. «Hija mía, vas a ser una gran cantora», le decía, según cuenta Tom Zé, su vecino durante la infancia.

«Entonces cuando la niña salió del vientre, ya vino con una voz encomendada», agregó Zé.

Cantora intuitiva, porque nunca estudió canto, Gal atribuyó una gran influencia a su estilo al padre del bossa nova, el bahiano João Gilberto, quien después de una improvisada audición le dijo: «Eres la mayor cantora de Brasil», según ella misma contó.

Por su timbre de voz y delicada afinación, Gal se convirtió en musa del tropicalismo, pero fue su sensualidad transgresora durante la dictadura, específicamente en el show «Fa-tal» (1971), que le valió el título de «musa del desbunde», llegando a ser comparada con Janis Joplin.

Con una puesta en escena -mostrando alguna vez los pechos-, sus trajes sensuales y coloridos o su pelo «black power», Gal fue construyendo una identidad artística que la erigió como símbolo sexual, abandonando la timidez de su primera juventud.

Reinvención permanente

Después del tropicalismo, Gal pasó por diferentes fases, desde la interpretación de los sambas más populares del carnaval pasando por el rock&roll, soul, disco hasta decenas de canciones para las famosas telenovelas brasileñas.

En la pandemia de coronavirus, Gal celebró su 75 cumpleaños con un concierto transmitido por internet y TV, y grabó a distancia el disco «Nenhuma Dor», en el que revisitó sus mayores éxitos junto a una nueva generación de compositores como Zeca Veloso (hijo de Caetano), Tim Bernardes, Seu Jorge y el uruguayo Jorge Drexler.

Ganadora del Grammy Latino a la Excelencia Musical en 2011, Gal siempre fue políticamente comprometida, pero discreta.

Reivindicó el feminismo y repudiólas políticas en el sector cultural del gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro.

Manejó su vida privada lejos de las cámaras, por ello sorprendió cuando publicó en 2021 en sus redes sociales una foto de su hijo adoptivo Gabriel para felicitarlo por su 16 cumpleaños.

Gal ha revelado que no logró embarazarse por una obstrucción en las trompas, pero en 2007 -cuando tenía más de 60 años- decidió adoptar a su hijo: «Él me trajo mucha vida, me rejuveneció mucho», afirmó.

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