Cine y TV

"Tokyo Vice": 7 razones por las que debes ver la serie de HBO Max

La serie de 10 capítulos que protagoniza Ansel Elgort sobre un periodista que descubre los negocios turbios de las mafias japonesas es una de las grandes joyas de 2022. Desde su música, llena de éxitos de los años 90, hasta la brillante recreación de las redacciones de los periódicos en esa época, la producción está llena de detalles que enamoran al espectador. Aquí los analizamos

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Tokyo Vice"

Vivimos la era dorada de la televisión, si hablamos como espectadores. Nunca antes habíamos tenido tanta oferta, pero la cantidad de títulos que existen en el mercado nos confunde y a veces no sabemos exactamente en qué serie o película invertir nuestro tiempo. Si ese es tu caso, te echamos una mano: «Tokyo Vice» es una apuesta segura.

Esta serie, disponible en HBO Max, fue creada por J.T. Rogers (guionista de «Oslo») y producida por el cuatro veces nominado al Oscar, Michael Mann (dirige un episodio). Se trata de un thriller policial que tiene como punto de partida el deseo de descubrir historias del periodista Jake Adelstein (Ansel Elgort), en un periódico conservador de Japón.

La curiosidad por sacar a flote lo que la sociedad japonesa esconde (extorsión, corrupción, drogas, asesinatos, prostitución), llevara al gaijin (persona juzgada como no japonesa por su aspecto físico) a asociarse con detectives, mafiosos y prostitutas. Como es lógico, el protagonista no tardará en sufrir las consecuencias de pisar un terreno tan fangoso. A continuación, el tráiler:

Obviamente, si eres un seriéfilo o cinéfilo, debes haber levantado la ceja tras ver el tráiler. Después de todo, tramas parecidas se han visto en pantallas chicas o grandes. Sin ir muy lejos, Mann es el creador de «Miami Vice» y no pocos recordarán a Andy García y Michael Douglas en «Black Rain», de Ridley Scott. Incluso hay algo de «To Live and Die in L.A.», de William Friedkin. Por eso, vamos a detallar por qué la producción de HBO es diferente a lo que regularmente vemos en los servicios de streaming y por qué debe estar entre tus series a disfrutar este año.

1- La historia

«Un periodista occidental que trabaja para una publicación en Tokio se enfrenta a uno de los jefes criminales más poderosos de la ciudad», Así dice el resumen de la serie en el fichero virtual IMDb. Filmaffinity tiene una descripción más certera: «Finales de los años 90. Jake Adelstein es un joven periodista norteamericano que trabaja para un importante periódico de Tokio. Bajo la supervisión de un veterano detective de la policía de la ciudad, Jake comienza a investigar el oscuro mundo de la Yakuza, la peligrosa mafia japonesa controlada por algunos de los criminales más poderosos del país».

La serie se basa en las memorias del reportero Jake Adelstein (Columbia, Misuri, 28 de marzo de 1969) que se reúnen en el libro Tokyo Vice: An American Reporter on the Police Beat in Japan, publicado en 2009. El periodista, entonces de 24 años, narra sus experiencias mientras trabajaba en el periódico con mayor tirada en Japón y del planeta, el Yomiuri Shinbun, que vendía 15 millones de ejemplares al día. 

Como en la vida real, la serie relata como Adelstein pasó de cubrir noticias curiosas o apenas importantes hasta seguir a los jefes de la mafia de Japón. Por ejemplo, el famoso caso del «Emperador de los Buitres», Susumu Kajiyama, un  yakuza que se hizo millonario concediendo préstamos a tasas impagables a familias sobreendeudadas.

En determinado momento, Adelstein consigue viajar con la policía de Japón y cubrir las noticias de crímenes más importantes del país. Ese paso del nuevo en la empresa, que sirve bebidas y limpia los ceniceros de los colegas ya establecidos, a periodista titular, está muy bien logrado. Para aquellos que comenzamos la profesión en los 90s, nos sentiremos identificados.

Pero lo que realmente hace de «Tokyo Vice» un producto diferente, es la atención que se le brindan a los pequeños detalles. El circunspecto detective Hiroto Katagiri (el veterano Ken Watanabe cumple perfectamente con el personaje) funciona como un antagonista a la febril personalidad del protagonista o el poco fiable Jin Miyamoto (Hideaki Itô) refleja muy bien el espíritu corrupto de la época. 

Además, se desarrolla un trío amoroso entre Adelstein, Samantha (Rachel Keller) y Sho Kasamatsu (Sato) que brinda más capas a una historia compleja. No estamos ante un thriller usual, en el que hay héroes y villanos reconocibles, o personajes oscuros e incorruptibles. Hay mucha humanidad detrás de cada decisión que toman los intérpretes y eso contribuye a que los sucesos sean verosímiles. La verosimilitud (que el espectador crea posible lo que está viendo) es uno de las grandes problemas de las series en las que un hombre no armado termina por desatar el caos en una sociedad corrupta.

2- La música

Danny Bensi y Saunder Jurriaans, que trabajaron en «Ozark», escribieron la música de la serie de HBO Max, que incluye una variedad de temas japoneses. También se introducen versiones o canciones originales de Pearl Jam (Release), Rachael Leahcar (Sweet Child O’ Mine), Sixpence None the Richer (Kiss Me), Kelly Rowland (Motivation), Astrud Gilberto (Fly Me to the Moon), NSYNC (Tearin up my Heart) o incluso el pegajoso hit discotequero de ATB – 9PM (Till I Come).

Sin embargo, el momento más divertido con respecto a la música de la serie sucede en el cuarto episodio, cuando suena I Want It That Way de Backstreet Boys. Sato cree que es una referencia a cómo tener una relación sexual. Adelstein no puede creerlo y trata de explicarle que no, que no va de eso, pero no puede convencer a su interlocutor.

Adelstein vuelve a la redacción y se sorprende al ver que no solo Sato cree que «That Way» es una referencia a la cópula, sino que todo Japón lo interpreta así. Es una manera muy inteligente de los guionistas de establecer las diferencias culturales.

Como dato curioso, el tema de de Backstreet Boys fue compuesto por el sueco Max Martin, quien no manejaba muy bien el inglés y hacía frases solo para que sonaran bien sin otro motivo oscuro.

Si quieres revisar cada una de las canciones presentes en la serie, la web Vague Visages se dedicó a recopilarlas y explicar qué sucede en la trama cada vez que suenan.

3- La referencia a la cultura de los años 90

Los que nacimos a mitad de los 70s recordamos a los años 90 como la época de las mejores rumbas, además del grunge. Había una explosión de la música house y techno. No es casual que en medio de esa euforia, la fascinación y el miedo por el avance de lo que llamábamos «computación», apareciera «The Matrix», la distopía de 1999.

En «Tokyo Vice», en una conversación entre varios matones, uno de ellos imita a Neo (Keanu Reeves), cuando el protagonista de la película de los entonces hermanos Wachowski dice «Sé Kung Fu». Está claro que los directores de la serie desean establecer como la cultura estadounidense ha permeado a la japonesa y a la vez, hay un guiño a la audiencia sobre el momento histórico de una de las cintas que cambió la manera en la que veíamos las películas de acción.

4- Shô Kasamatsu

A pesar de que la trama gira alrededor de Jake Adelstein (Ansel Elgort), la verdadera historia o al menos la que más emociona es la de Sato (Shô Kasamatsu). Desde un principio, uno intuye que el periodista saldrá bien librado de sus enredos, al final de cuentas lo que estamos viendo es su visión de las cosas. Con el yakuza es todo lo contrario.

Kasamatsu consigue que amemos a este personaje mafioso que parece víctima de las circunstancias: llega a uno de los puestos más importantes de la mafia japonesa prácticamente sin quererlo. Igual sucede con las decisiones que toma una vez que conoce a Samantha. Es obvio que escogió el camino de la criminalidad, pero su corazón le juega en contra cuando debe tomar las decisiones más frías.

Forma parte de un trío caótico con dos extranjeros, Adelstein y Samantha, que está destinado al fracaso. Desea ser amado y respetado, como cualquier ser humano, pero también entiende que el camino escogido para ello probablemente no le permita disfrutarlo. En consecuencia, sus acciones responden solo al instinto.

Kasamatsu consigue transmitir la complejidad del personaje con un solo movimiento corporal o una mirada. Es la revelación de la serie.

5- El periodismo antes de internet y redes sociales

¿Cómo era el periodismo antes de internet y redes sociales? «Tokyo Vice» tiene la respuesta. Es un hermoso ejercicio de nostalgia la recreación de una importante redacción. Es precioso ver a los periodistas en sus cubículos, escribiendo sus historias y la manera en que se construyen las planchas para que el periódico se imprima.

Los productores reflejan muy bien cómo se construían las investigaciones entonces, con el contacto puerta a puerta. Igualmente, se muestra con gran exactitud la complejidad de las relaciones entre el comunicador y  la fuente, al igual que el nivel de detalle que exigían los editores para publicar una historia. Es palpable la diferencia entre la llamada vieja escuela y el periodismo que hoy exige inmediatez.

6- La mujer y el machismo

Rinko Kikuchi (Eimi) es la editora de Adelstein. Es ella la que le tiende la mano en un territorio hostil (los extranjeros no son bien vistos en la política empresarial japonesa). Eimi está interesada en un feminicidio y establece rápidamente que la policía no está interesada en investigar ni seguir las denuncias por violencia contra las mujeres, lo que deriva en que muchos crímenes queden impunes.

Eimi, además de supervisar al protagonista, debe hacer su investigación evitando los avances de hombres acostumbrados a hacer comentarios misóginos y toqueteos inapropiados, aceptados por la cultura machista de la época. Los productores de la serie registran muy bien esta realidad sin caer en el panfleto. Es decir, la recreación de las llamadas microviolencias o abusos de poder también nos recuerdan un pasado del que todavía no nos hemos deslindado.

Rinko Kikuchi, a quien vimos en «Pacific Rim», es la editora del protagonista

No obstante, Eimi, Samantha y otras mujeres no son personajes pasivos. Ellas, con sus diferentes herramientas, lucham para conseguir sus objetivos aún cuando las posibilidades de éxito son mínimas. Esto es positivo porque se nota que hay un esfuerzo para que las mujeres no sean elementos decorativos, algo que suele suceder en los thrillers policiales.

7- Los dilemas morales

En el periodismo, para escribir una buena historia regularmente se debe hablar hasta con el diablo. Pero hablar con el diablo no es gratis. Esto queda muy bien establecido en la serie. Pocas veces la televisión ha detallado al oficio del reportero sin caer en el romanticismo o traspasar la línea y convertir a los periodistas en héroes marvelitas. Este no es el caso.

Es imposible hablar de una sociedad sin conocer su vida nocturna, sus excesos y los protagonistas de estos excesos. «Tokyo Vice» acierta en esta descripción. Pero también pone el foco sobre los métodos de Adelstein, quien, producto de la juventud, comete errores que podrían sepultar la carrera de cualquier periodista.

La reflexión sobre esos límites éticos no se enfoca solo en el protagonista, afortunadamente. Katagiri (Watanabe, uno de los grandes actores de su generación), incurre en prácticas grises para conseguir su objetivo: impedir que una guerra entre los líderes de las mafias japonesas se desate. El equilibrio entre los delincuentes es clave para que no haya daños colaterales, es decir, que las muertes se multipliquen.

Al mismo tiempo, los líderes ortodoxos de las mafias siguen unas pautas que los más jóvenes lucen dispuestos a desafiar. Toda esta lucha entre el deber y el ser convierte a «Tokyo Vice» en una de las series más apasionantes de este 2022 y en un clásico instantáneo de los servicios de streaming.

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