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5 razones para ver (o no) "She-Hulk"

Tiene la piel verde igual que su famoso pariente. "She-Hulk", de Disney+ es una peculiar mezcla entre comedia y acción que no parece tomarse muy en serio al Universo Cinematográfico de Marvel

"She-Hulk"
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Para bien o para mal, “She-Hulk” de Disney+, es una comedia. El guion no disimula su condición de producto ligero y con pocas pretenciones. Lo cual, en medio de un género de superhéroes poblado de mensajes épicos, es un dato refrescante. El punto queda claro cuando, como era de esperarse, Jennifer Walters (Tatiana Maslany) rompe la cuarta pared, tal y como lo ha hecho por años su versión en el cómic. “Esto es una comedia legal” aclara y sonríe.

“She-Hulk” llega, quizás, como la producción con menos ambiciones de Marvel. Sin grandes épicas que contar, con más sentido del absurdo que de lo extraordinario, la serie solo quiere hacer reír. Y para algunos, lo logra. Es, además, un escenario agradable para transitar luego de batallas interestelares y villanos multiversales. Jennifer y su mundo, son una mirada amable hacia lugares nuevos de La casa de las ideas. Hay chistes sobre la virginidad del Capitán América, el narcisismo de Tony Stark y esa realidad asombrosa de habitar un mundo poblado de superpresencias. Con sus aciertos y fallos, es también la admisión más directa de Marvel de que toda una generación de nuevas figuras tomará la pantalla grande y chica. 

Te dejamos cinco razones para ver la nueva serie de Marvel y darle otra oportunidad al universo de los superhéroes. 

1) Es una mujer realista 

El personaje de Maslany no busca redención, tampoco tiene un propósito altruista o mayor. En realidad, Jennifer solo quiere un buen trabajo. Una declaración llana y práctica que le definirá. Para ella no hay proezas, martillos mágicos o armaduras asombrosas: quiere vivir su vida, a pesar del trastorno mayor de tener la piel verde y medir dos metros de altura.

Y lo deja claro en cada oportunidad posible. Ya sea cuando acaba de descubrir que obtuvo las mismas habilidades asombrosas de su célebre primo. O después, cuando comprueba que tiene mayor control y que, en su caso, la naturaleza monstruosa es más un atributo que una condena. “She-Hulk” quiere demostrar que la era de lo portentoso quedó atrás y que los nuevos héroes tienen que lidiar con hipotecas, seguros y la sensación de que no hay un objetivo real para el bien.

Por eso y de la misma forma que el material original, la producción se limita a analizar una dimensión singular de una criatura formidable. ¿Qué podría ocurrir si la naturaleza violenta de Hulk pudiera ser matizada? O mejorada hasta convertirse en una ventaja. Jennifer, la prima de un recuperado y amable Bruce Banner (Mark Ruffalo), es la prueba de la posibilidad.

El personaje es el primer héroe del universo cinematográfico de Marvel que no está en busca de sanar heridas o solo, hacer el bien. Esa libertad, que enlaza lo asombroso con lo cotidiano, brinda la mayor parte de su personalidad a la serie.

2) Tiene la piel verde y quiere una vida “normal” 

Marvel decidió dejar a un lado a sus héroes que buscan salvar al mundo y ahora narra la historia de una mujer que se convierte en una criatura formidable, pero que también debe pagar un crédito universitario, que está soltera y trabaja para vivir. El personaje es un paso en una dirección nueva para el mundo superheroico, que más allá del cinismo de The Boys o la noción épica de DC. 

"She-Hulk"

De la misma forma que en el cómic del cual procede, Jennifer obtiene poderes al mezclar su sangre con la de Bruce Banner, un pariente famoso, reconocido y convertido en leyenda bajo cuya sombra tendrá que aprender a vivir. Pero Jennifer no es una mujer que dependa de la celebridad de Bruce para comprenderse y lo deja claro casi de inmediato. “No necesito ser parte de su leyenda” dice y rechaza los intentos bien intencionados de Bruce por guiarla en comprender su nueva naturaleza.

Los mejorados efectos digitales son más que notorios en el primer episodio, en la que una Jennifer de aspecto asombrosamente realista interactúa con una melancólica versión de Bruce. De hecho, Jennifer, una versión depurada, hábil y más poderosa que Hulk, tiene su necesaria secuencia de entrenamiento en la que muestra cómo los rayos gamma hicieron de ella la mujer portentosa “que siempre supo era”. Eso, antes de tropezar y caer con una piedra entre los brazos, claro.

3) Por los chistes

Por primera vez, Marvel tiene claro que su exitosa cuarta fase fue, con toda probabilidad, su punto más alto. Y Bruce Banner es su símbolo más inmediato.

El héroe que chasqueó los dedos para traer de regreso a la mitad de la vida del universo es un solitario, excluido y en cierta forma marginado. Tan poco relevante es que apenas hay un comentario sobre el tema en medio de una cena familiar. Hay un notorio énfasis de la serie en mostrar un presente limpio y pujante. Atrás quedó la sensación del mundo en escombros que mostró “WandaVision” y “Falcon y el Soldado de Invierno”. En “She-Hulk”, el mundo renació, florece. Atrás quedó la percepción del desastre y el cataclismo que Marvel mostró en las narraciones televisivas de la fase cuatro.

En lugar de eso, hay chistes. Muchos de ellos sobre la personalidad narcisista de los superhéroes, la virginidad de Steve Rogers, el mundo poblado de prodigios en el que Hulk puede recuperar su forma humana y en el que naves inexplicables pueden aparecer. En el que una abogada se transforma en una criatura de piel verde para desfilar por los juzgados. O en la que una villana improbable, puede aparecer — y desaparecer — sin una explicación inmediata.

4) Por el villano no tan villano 

La esperada llegada de Tim Roth como Abominación es menos contundente de lo que se esperaba, pero cumple lo prometido. El personaje se perfila importante y parte de la trama se sostiene sobre la indudable solidez de la actuación del actor. El recurso inevitable de usar el ejercicio legal de Jennifer para unir varias líneas argumentales resulta inteligente.

Por si eso no fuera suficiente, el guion toma la buena decisión de hacer de la aparición de Roth algo más que un cameo de lujo. En particular, cuando enlaza tanto a la serie como uno de los recientes estrenos de la fase cuatro. Y aunque el humor también llegó para el tradicional enemigo de Hulk, el acento en lo satírico es más oscuro y brillante. Ya sea porque Roth crea un personaje profundo en medio de la sencillez del argumento o por su importancia evidente, el regreso de Abominación es bienvenido.

5) Por el poder femenino

Jennifer es una mujer contemporánea, llena de ambición, que pertenece a una familia numerosa y que atraviesa todos los problemas que derivan de eso. Una mujer que advierte que durante buena parte de su vida “controlar la ira se convirtió en su profesión”. Este nuevo tipo de heroína de Marvel sabe su peso en el mundo. Su cualidad para ser a la vez un superhéroe y una mujer que puede reflejar a otras. O así o lo plantea el show.

El estudio, que ha recibido con frecuencia críticas por sus personajes femeninos estereotípicos, encuentra una oportunidad para reivindicarse. Al menos lo intenta. La She-Hulk de Maslany es fresca y llena de energía. El comentario feminista es agudo y bien armado en la mayor parte de la trama. De hecho, los mejores diálogos en sus primeros capítulos tienen relación con ser una mujer contemporánea. “Paso la vida lidiando con hombres con mínima experiencia que me intentan explicar cómo hacer mi trabajo”, dice Jennifer, para ilustrar a Bruce sobre sus habilidades.

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