Cine y TV

"Obsesión": final explicado del thriller erótico que triunfa en Netflix

La serie de cuatro capítulos plantea un reto al espectador, pues debe llenar muchos espacios al no haber explicaciones claras, sobre todo en el último tramo. En estas líneas respondemos a esas interrogantes

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Si eres uno de los que se obsesionó con este thriller erótico disponible en Netflix y lo consumió en un solo tiro, este artículo es para ti. En las siguientes líneas podrás leer algunos puntos de la serie de cuatro capítulos que generaron más especulaciones y una respuesta a su enigmático final.

Lo primero que debes saber de esta producción es que se trata de una adaptación de la novela Damage de Josephine Hart, publicada en 1991. Un año después, debido a su éxito, se estrenó una versión para cine, protagonizada por Jeremy Irons (Dr. Stephen), Juliette Binoche (Anna), Miranda Richardson (Ingrid) y Rupert Graves (Martyn).

En la adaptación de Netflix, Richard Armitage (William Farrow) releva a Irons; Charlie Murphy (Anna Barton) a Binoche; Indira Varma (Ingrid Farrow) a Richardson y Rish Shah (Jay Farrow) a Graves. Ahora bien, en esta nueva entrega, los directores Lisa Barros D’Sa y Glenn Leyburn, con el guionista Morgan Lloyd Malcolm, toman decisiones diferentes con respecto al libro. Una de ellas es la tan comentada última escena.

Pero antes de revelar esas diferencias y aclarar las dudas, debemos advertir que vienen spoilers, así que si no has visto la serie, lo mejor es que regreses a estas líneas después.

¿Por qué se obsesiona William con Anna?

Todo se trata de un juego de poder. William se siente atascado en una relación monótona y además parece enfrentar una crisis de edad. Todo el mundo le idolatra por ser un cirujano exitoso. Parece que ha roto su techo y no hay algo nuevo que le motive, hasta que conoce a la hermosa Anna. El flechazo es inmediato y a medida que ambos se exploran sexualmente, descubren que hay un mundo por compartir, basado en BDSM (Bondage; Disciplina y Dominación).

La sumisión es todo en este tipo de prácticas. Con el paso de la trama, entenderemos las razones por las que Anna podría aceptar esta sumisión. Pero en el caso de William, se trata de una pasión que le consume. El cirujano ya no encuentra motivación más que la de profundizar en las fantasías eróticas y, en consecuencia, poseer completamente a la prometida de su hijo.

Unas líneas de William explican esta obsesión. Dice que prácticamente su vida ha sido programada por el deber ser. Desde su profesión hasta el matrimonio. La relación con Anna es lo único propio que disfruta desde lo prohibido. En este sentido, hay una película que explora, de manera muy parecida, la atracción por romper los límites del deseo: «Elle». En este caso es una mujer, Michele (Isabelle Huppert), quien fantasea con el sexo no consentido.

¿Por qué Anna parece disfrutar de ser dominada?

En la medida que transcurre la serie, se nos va revelando que Anna fue abusada sexualmente por su hermano. Desde que Anna era pequeña, y con el consentimiento de la madre, el incesto se mantuvo por un largo tiempo. Como el hermano era mayor, se intuye que dominó y sometió a la joven a placer. Aunque no se explica e la producción, se deja entrever que esto «dañó» a la protagonista.

Se dice en la propia serie: la gente «dañada» es peligrosa. Pero además, Peggy (Pippa Bennett-Warner) con solo ver al joven Jay, dice comprender las razones por las que su amiga se ha «enamorado» de Jay. Y no son otras que el parecido con el hermano que violó de niña a Anna. Incluso, la propia madre de la agraviada habla de ese parecido «en los ojos» durante el evento para anunciar el compromiso entre los dos jóvenes. Esto será clave para entender el inicio de la atracción con el padre y la unión con la famosa escena final. Pero de esto hablaremos más adelante.

Explicación del final de «Obsesión»

La serie va destapando sus cartas y llegamos al último capítulo con casi todo resuelto. Es decir, comprendemos que William se ha obsesionado con Anna. Ella disfruta de esta relación, estableciendo ciertas reglas que su suegro empieza a romper. Luego, se descubre que fue la hija del protagonista quien enviaba los mensajes, en los que le pedía que confesara las infidelidades y finalmente, Anna, consigue acabar con esta amenaza, mediante la manipulación.

Posteriormente se desarrolla el trágico final. Jay desconfía de su padre, tomando en cuenta dos cosas: el errático accionar en cada reunión, las insinuaciones sobre la posibilidad de deshacer el compromiso porque tal vez el joven no está preparado y la más obvia, porque usa una frase de Anna: «Hay que amar las preguntas». Entonces, como sospecha, lo sigue en un trayecto que le resulta conocido: el apartamento de Peggy. Finalmente, descubre que su progenitor está teniendo relaciones con Anna y por el impacto de la escena, resbala y cae.

Mientras William baja desnudo a recoger el cuerpo de Jay, Anna solo desaparece de la escena. A partir de allí el mundo de los dos se desmorona. El protagonista debe enfrentar el desprecio de su familia mientras que la amante se enfrenta a la dura realidad que hablábamos más arriba: su madre avaló el incesto. Sin embargo, mientras Anna parece, al menos en intención, querer superar lo sucedido, William busca desesperadamente retomar la relación, sin importarle el duelo ni la pérdida reciente de su hijo.

Cuando por fin William consigue a Anna, en un hotel de descanso, ella le repite que no quiere saber más de él. Al cirujano no le queda más que quedarse en el apartamento en el que una vez fue ¿feliz? y así descubre el diario de la amante. Es un cierre un poco menos tenebroso que la obra original, pues en ella, se mudaba a un austero apartamento en el que habían dos gigantografías de Anna y su fallecido hijo. Una escena que recordaba a Norman Bates («Psicosis»).

¿Y la escena con el psicólogo?

Anna coquetea con un extraño antes de que William la encuentre, en esa especie de retiro espiritual. Luego del coqueteo, en un intento de recobrar los orgasmos perdidos, se arrepiente y vuelve al hotel. Es muy claro que la joven parece estar sopesando la posibilidad de dejar los comportamientos que le han producido mucho dolor. Tampoco podemos olvidar la perversa conversación, primero con el hombre desconocido en la piscina y luego con la acompañante de él. Todas estas nos llevan a comprender la crisis y debate que vive la protagonista.

Pero luego de despedirse de William, la vemos en su primera terapia. Parece una buena noticia. Hasta que el profesional le pregunta si le gustaría tener algunas reglas para estas sesiones. Entonces la cámara se acerca al rostro del terapeuta y ella comenta: «Qué extraño». Así termina la cinta. ¿Qué significa?

Arriba nos referíamos al tema de los ojos. Así descubrió Anna algo en William que le atraía. La mirada del cirujano probablemente era muy parecida a la Jay, porque obviamente son familia. Pero la protagonista parece buscar en cada nueva relación algo que le una con su primer abusador. Y este comportamiento se repite ahora con el sicólogo.

¿Está dispuesta Anna a trabajar en su pasado o solo seguirá repitiendo los patrones que llevaron a este punto? ¿Es el terapeuta su próxima obsesión? Queda de parte del espectador descifrar ese comentario final: «Qué extraño».

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