Cine y TV

"True Detective" recupera su poder

La serie “True Detective”, de HBO, pasó los últimos cinco años tratando de sobrevivir al éxito de su primera y ya icónica temporada. La cuarta entrega lo logra. Y mucho se debe a la llegada de Jodie Foster  

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La serie “True Detective” de HBO tuvo un estreno triunfal en 2014. El relato de un crimen sin resolver que se convertía en un hecho espeluznante, se hizo toda una rareza en la televisión. En primer lugar, por la participación de los actores Matthew McConaughey y Woody Harrelson, en una dupla célebre que transformó el escenario de suspenso en una mezcla de camaradería y búsqueda de la identidad. Con planos secuencia de casi diez minutos, un enigma relacionado con el horror folk y un apartado narrativo fuera de lo común por sus giros extravagantes, la serie deslumbró. Pero también hizo algo más: puso el listón muy alto para sus siguientes temporadas.

Y sucedió lo inevitable: ninguna otra pudo igualar el sentido de lo trágico y misterioso de los primeros capítulos. Mucho menos su calidad narrativa y la profundidad de un planteamiento que iba desde el thriller dramático al género de terror con asombrosa facilidad.

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La dupla ganadora de la primera temporada

Eso, a pesar de que la serie descubrió su cualidad antológica y probó tono nuevo. Protagonizada por Colin Farrell, Rachel McAdams, Taylor Kitsch, Kelly Reilly y Vince Vaughn, la segunda temporada fue una combinación experimental de ritmo y forma de relatar la tensión. El nuevo misterio se sostenía desde puntos de vista disímiles, que analizaban el bien y el mal a partir de la corrupción. Pero ya fuera porque había mucho de sátira en la búsqueda de un escenario común o porque el argumento era más sencillo que el precedente, hubo una decepción generalizada con respecto al resultado.

Y hubo hasta un debate sobre lo que hacía a “True Detective” algo más que un whodunit y la acercaba a una exploración sobre los horrores invisibles de un asesinato. 

Lo anterior se corroboró con una tercera temporada olvidable. Protagonizada por Mahershala Ali y Carmen Ejogo, la serie volvió al terreno del suspenso dramático y recuperó parte de su densidad. Pero fue la más convencional de todas las entregas y la que terminó de demostrar no se repetiría la confluencia de situaciones afortunadas de sus inicios. Eso, aunado al hecho de que la premisa de detectives atormentados en mitad de casos con un sesgo sobrenatural, continuaba siendo tan endeble como para que nunca se resolviera en el transcurso de los capítulos.

Un enigma y personajes extraordinarios

Tal vez por eso la cuarta temporada de “True Detective” toma la inteligente decisión de asumir que todo lo que rodea al espeluznante caso que narrará es al menos inexplicable.

No ofrece explicaciones -no es un argumento de terror que se sostenga sobre sus revelaciones- pero sí deja entrever que todo el horror no es solamente humano.

El giro favorece de inmediato la solidez de la premisa -un grupo de científicos desaparecidos que terminan por ser encontrados congelados- y también la noción de la serie sobre la identidad. Ya no se trata de un juego de ensayo y error, “True Detective” encontró su personalidad. Mejor aún, le saca provecho con un relato denso e incómodo con tintes sobrenaturales. 

Pero lo mejor es la forma como la producción se desmarca de las anteriores. Si las tres temporadas ya vistas intentaban dar con un sentido de la urgencia parecido a la primera sin lograrlo, la cuarta encuentra el método con sencillez.

La acción comienza el 17 de diciembre y se extiende hasta el año nuevo de un año no identificado. Lo intrigante es que se trata de una noche perpetua: es la etapa en la que el sol no se ve en Alaska, por lo que la penumbra juega con la posibilidad de horrores primitivos. En la ficticia ciudad de Ennis las sombras esconden secretos y marcan el inicio de un tipo de violencia que se alimenta del miedo que provocan las horas interminables en las tinieblas.

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Jodie Foster, la jefa de policía Liz Danvers

“Este es el infierno”, dice en voz baja Liz Danvers (Jodie Foster), la jefa de policía que debe desentrañar qué ha ocurrido con las víctimas en apariencia asesinadas. La frase, dicha frente al bloque de hielo que contiene los cuerpos, tiene poco de temor y mucho de reverencia casi mitológica.

En Ennis, todos los crímenes ocurren en la época de la noche interminable. Y lo que los provoca es tan poco humano como las presencias que se atisban en la oscuridad. Pero tampoco hay un nombre para ellas, como descubrirá Evangeline Navarro ( Kali Reis), la investigadora que, junto con Danvers, deberá escudriñar en lo que sea que asesinó al menos a media docena de hombres.

La serie evita que sus personajes sean meran fichas que se muevan a través de un camino tortuoso. De hecho, uno de los puntos altos de la temporada de “True Detective” es recuperar la noción acerca de los matices en sus figuras principales, hacerlas tan retorcidas y crueles, como capaces de actos de valentía. Todo, mientras la oscuridad toma y les da algo a cambio. Mientras fantasmas, espíritus y sangre se abren camino hacia las regiones más terroríficas no solo de Ennis (un escenario circunstancial), sino de las dos investigadoras que luchan por no morir en medio de un relato macabro.

La cuarta temporada de “True Detective” es tan poderosa como bien construida. Quizás, la más parecida a la inicial y la que se atrevió a tomar las decisiones que no pudieron tomar en ese primer gran encuentro con el misterio. A mitad de camino entre el horror, la sagacidad y la violencia, la nueva entrega se hace preguntas duras sobre el origen de todos los miedos. No las responde todas -no tiene motivo para hacerlo-  lo que le brinda, finalmente, más sustancia que un procedimental simple. No todas las investigaciones conducen a revelar un crimen, aunque sí a los lugares más singulares y venenosos. Algo que la serie recuerda en cada capítulo.

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