Asalto al tren del dinero

Siempre se ha dicho que la riqueza de Venezuela está en el subsuelo. Pero lo que se sabe ahora es que la fortuna de algunos camaradas también provino de allí. En este caso, la fuente de la prosperidad no es el petróleo que duerme en las entrañas de la República Bolivariana, sino los gigantescos negocios que –denuncian en el exterior- se habrían hecho con el Metro de Caracas.

El chanchullo ocurrió en el subsuelo capitalino y solo subió a la superficie en los medios internacionales. “Tres empresas españolas del Metro de Caracas pagaron $90 millones a Carlos Aguilera”, tituló El Mundo de Madrid. El señor en cuestión, acota el periódico de la península, se desempeñó como “jefe de los servicios de Inteligencia e incluso ex guardaespaldas personal de Hugo Chávez en la pasada década”. Diría el comandante: Aguilera no caza mosquera.

La comisión – indica también el diario El País de Madrid- dimanó de un contrato por 1.850 millones de dólares para la “rehabilitación” de la Línea 1 del Metro de Caracas. El monto sorprende, puesto que muchos imaginaban que los retrasos, la falta de aire acondicionado y las escaleras dañadas habían salido gratis. Y no, costaron 1.850 millones de dólares.

En paralelo, la revista Época de Brasil informa que el Tribunal de Cuentas de la Unión, ente fiscalizador de aquel país, detectó “irregularidades en la financiación al Gobierno de Venezuela para las obras de ampliación y remodelación del Metro de Caracas”. ¡Otro escándalo más! En el subterráneo se lamentarán de su mala suerte. No salen de Gato Negro.

En esta historia de vagos y vagones, hace tiempo que la corrupción pasó la raya amarilla. Cosas propias de los bajos fondos. Sin embargo, las autoridades venezolanas se quedaron en El Silencio. ¿Esos contratistas se habrán bajado en Capitolio? Nadie sabe, pero seguro que se llevaron más de un Palo Verde. Mientras tanto, las obras de expansión siguen y ya se anuncia la pronta inauguración de la estación Andorra.